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ᴘɪʀᴀᴛᴇ ʜᴜɴᴛᴇʀ ᴢᴏʀᴏ, ᴡᴀʀᴅᴇɴ ᴛsᴜᴋɪ

"Be that bitch"

DESPERTÓ en medio de un bosque en relativo silencio y consideró que era un lugar perfecto para entrenar, por lo que se quitó la capa, colocándola junto a su gorra y sus gafas. Después agarró su katana y la balanceó una, dos veces.

Once, doce.

Veinticinco, veintiséis.

Setenta, setenta y uno.

Noventa y seis, noventa y siete.

Ciento cincuenta y ocho, ciento cincuenta y nueve.

Sudor caía por su espalda y sien.

Doscientos diez, doscientos once.

Quinientos treinta y cuatro, quinientos treinta y cinco.

Novecientos noventa y ocho, novecientos noventa y nueve.

Mil.

─Woah ─Taiyo escuchó frente a él una voz aniñada.

─¿Oh?

─¡Eso fue increíble! ¡Lucha contra mí! ─volvió a hablar el arbusto.

Ahora que miraba mejor... era una persona bajita, llevaba un vestido sucio blanco de manga corta con flores, su cabello era verde, liso y se encontraba amarrado en una coleta.

¿Zoro?

─¿Quién eres, enano-ya?

─¡No soy un 'enano-ya'! ¡Tengo casi diez años!

─Pues yo tengo veinte, eres un enano para mí ─clavó la espada al suelo de tierra y se apoyó en la empuñadura─. A propósito, me llamo Taiyo.

─¡Oh! Eso significa 'Sol', ¿verdad? ─saltó sobre sus pies─. Es por el color de tus ojos, ¿verdad?

─Claro que sí, es un nombre hermoso ─Taiyo Y cuál es tu nombre, greenie-ya.

─En la aldea me llaman Erza ─frunció el ceño─. ¡Pero mi nombre es Zoro! ¡Y soy un niño!

─Vale, vale, Zoro-ya ─Taiyo sonrió cálidamente─. ¿Quieres saber un secreto? Mi nombre antes no era Taiyo.

─¿¡Enserio!? ─exclamó el niño─. ¿Hay más como yo?

─(Oh, pobre bebé) ─se lamentó mentalmente el mayor─. Claro que sí, Zoro-ya.

─Entonces... ¡ayúdame! ─Zoro se inclinó profundamente, sorprendiendo a Taiyo.

─¿Qué necesitas?

─¡Córtame el pelo! ¡Y déjame ropa de niño!

─Ah... ─el azabache murmuró parpadeando antes de sonreír ampliamente, alcanzando su bolsa para sacar una camiseta y unos pantalones cortos de su talla.

Clásico.

─Y si tienes alguna pregunta o quieres algún consejo, ven a mí ─se señaló con el pulgar─. Me quedaré aquí durante unos meses.

─¡Claro! ¡Nos vemos, Sol! ─y se marchó sonriendo.

─(Sol, eh) ─pensó con una sonrisa en D─. Nuevo apodo, supongo...

Clink. Clink, clink.

Dos pequeñas figuras se veían en el horizonte, chocando cuando el eco de las espadas sonó bajo la brillante Luna llena.

ʜɪs sᴛᴏʀɪᴇs // ᴛʜᴇ sᴛᴏʀʏᴛᴇʟʟᴇʀWhere stories live. Discover now