Capítulo 24

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Días después de la reunión con Andrew. Habíamos logrado emitir la demanda hacia mi progenitor.

Obviamente ardió en cólera al recibir la correspondencia, o esas fueron las palabras de mi hermana Amber.

Nos habíamos convertido en aliadas, aun manteníamos distancia pero estábamos trabajando en la restauración de nuestra relación.

El día del juicio llego, el padre de Michael y mi madre Mónica se encontraban presentes entre el público, junto a Amber, David estaba junto a mi espectacular novio, Michael en las oficinas de la familia Roux. Así como era un día importante para mí, también lo era para él, tenía la entrevista de su vida, ejecutivo general de todas las industrias Roux, reemplazando el anterior puesto de David. Seguro lo conseguía, porque Michael era el hombre más trabajador y responsable que conocía.

Al mirar dos años atrás, recordaba como solía sentirme sola, ahora no solo contaba con mis abuelos y amigas, tenía cinco personas más que integraban parte de mi pequeña familia. Mónica, Thomas, Amber, David y Michael.

Anna me deseo suerte la semana anterior al juicio, pero ella era leal a mi padre, me sorprendía que continuara a su lado, de verdad lo amaba.

Faltaban tan solo diez minutos para que iniciara la sesión y mi padre no aparecía,

Cinco minutos, su lugar continuaba ausente. Mi teléfono sonó. Era el, Liam Wilson.

Decidí salir de la sala, pero no fue necesario responder la llamada, ahí estaba el, mi padre.

Con su traje italiano hecho a la medida, sus impecables mocasines, pero con un rostro demacrado, lo Que reflejaba que él no la había pasado bien estos últimos meses.

— ¿Porque no entras?

No debía flaquear mi lado, aun si el lucia devastado y frágil.

— La verdad, planeaba huir y no presentarme. Pero Anna me amenazo con divorciarse de mí, si continuaba con mi actitud déspota hacia mis hijas. Pero, ya me canse de pelear, pelear por algo que ya no me pertenece. Estoy viejo, mis hijas me odian y mi mujer está decidida a dejarme si no cambio mi actitud. No quiero perder las cosas buenas que el futuro puede brindarnos, hija, quiero ser un mejor padre con ambas, deseo ser parte de sus vidas. Por eso, te entrego la empresa, es tuya, perdona a este tonto anciano que por su avaricia y machismo, arruino gran parte de tu vida, espero un día, me permitas reparar esos años de ausencia y desprecio, sé que no tengo derecho a exigir nada, pero de verdad, lo lamento.

Mi padre no me dio oportunidad a responder nada de lo que había expresado. Estaba sin palabras, él se encontraba llorando, su disculpa era sincera. Y ese hombre que nunca me demostró cariño, al fin se había expuesto.

Quería acercarme y abrazarlo, pero a mi niña interior aun le dolía. El dolor se reemplazó con alarma, vi como mi padre se desplomaba frente a mí, cayendo de rodillas, mientras con sus manos oprimía su pecho. ¿Qué le sucedía? Dios mío. Estaba teniendo un ataque al corazón. No, él era fuerte, no podía irse ahora, no cuando por fin había retirado la venda de sus ojos.

Me arrodille junto a él, recostando su cuerpo en el mármol.

— Papá, respira, se fuerte, voy a pedir ayuda, todo estará bien, tú vas a estar bien.

Corrí hacia la sala de audiencia, lagrimas gruesas y saladas cubrían mi rostro.

— Necesito un doctor, Liam está sufriendo un infarto.

El rostro de Anna se desfiguro en impresión, Amber se desmayó sobre los brazos de mi madre Mónica, y esta última tenía signos de preocupación en su rostro.

Un corazón de oroWhere stories live. Discover now