No me hagas pensar en ello

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"No me hagas pensar en ello". Murmuró mientras lo veía pasar frente suyo en los pasillos, con el impulso de ir tras de él y acompañarlo a su clase, pero siempre había algo que lo detenía, una voz dentro de su interior que le repetía una y otra vez que aquello no tenía sentido. Patético.

Conocía de sobra el sentido unilateral de sus sentimientos, y no es como si eso cambiara en gran medida sus acciones. Quizá era demasiado idiota como para seguir donde se sabía no correspondido, pero a pesar de ello disfrutaba de su compañía, si esto era a causa de un genuino interés platónico o por encontrarse sumido en sus sentimientos románticos, aún no podría decirlo con exactitud.

Se sentía hechizado de algún modo, no podría decir que fue amor a primera vista, ni siquiera recordaba la primera vez que se habían conocido. Tenía la certeza de que fue en clase de literatura, pero su presencia le había pasado desapercibida por semanas, Deku no era el tipo de persona que se fijara mucho en los demás en cuanto a su atractivo físico, prefería centrarse en sus estudios al mismo tiempo que evitaba sufrir un ataque de ansiedad ante el cambio de grupos y la abrumadora cantidad de compañeros nuevos.

Se sentaba una banca atrás de él, siendo no más que una mancha borrosa de una mata de cabello rubio que se movía de vez en cuando y desaparecía en cuanto tocaba el cambio de hora. No fue hasta que, conforme avanzaban los días, comenzaban a pedirse participaciones y opiniones respecto a lo que se veía en la materia, fue en ese momento en que la mancha parecía tomar una forma más nítida para que sus ojos pudieran ver algo más que su cuaderno.

Sus comentarios eran mordaces pero con cierto toque de gracia, mostrando un ingenio que hizo que su corazón diera un vuelco. Pensar que su inteligencia fue lo primero que le llamó la atención lo avergonzaba de sobremanera, aceptando en su interior que puede que sí fuera un completo nerd como muchos le habían dicho antes. Pero su encanto no terminaba allí, una vez descubierta esta fascinación por lo que salía de la boca de aquel chico rubio surgieron esas pequeñas miradas descuidadas hacia la forma de sus labios, la forma en que sonreía cuando parecía tener razón, o cómo fruncía el ceño ante lo que consideraba una completa estupidez por parte de sus compañeros.

También tenía un cuerpo atlético, eso lo descubrió en uno de sus partidos a los que accidentalmente termino entrando, usando la casualidad para evitar verse como una clase de acosador o algo por el estilo. Jugaba bien, pero era esa energía y emoción lo que lograba sacarle suspiros, a la vez que fantaseaba con la idea de algún día irlo a animar de forma abierta, sin tener que ocultarse entre las gradas por miedo a ser descubierto. Al final de cuentas, no conocía a nadie más del equipo y le sería imposible fingir una afinidad con el primero que pasara por allí.

Podría decir el momento exacto en que algo hizo click dentro de sí y dio por instaurada una inesperada atracción hacia Katsuki, pero ese momento coincidía con la repentina aceptación de un sufrimiento que sabía se avecinaba. No era tonto y comprendía que aquel romance sólo podría llegar a darse en su cabeza. Y aunque, en un arranque de valor que no duró más que unos minutos, se animó a dar el primer paso y ser su amigo, esto no evito que ambos sentimientos contradictorios crecieran con velocidad, nublando su juicio que le imploraba no hacerse daño.

Se llevaban bien, con un humor sorpresivamente similar a pesar de la notable diferencia entre sus personalidades. Dudó, quizá no era un enamoramiento sino una admiración hacia lo que era Katsuki, un deseo por tener esa ferocidad y apertura tan cautivadora para quien le rodeara. Pero algo no terminaba de convencerle, porque a pesar de su nueva cercanía y los cambios que había hecho sobre sí mismo; dispuesto a aprender un idioma, a mejorar su vestimenta y el cuidado de su cuerpo, aún así no desaparecían los deseos de tenerle cerca, de pasar las yemas de sus dedos sobre su rostro o sobre sus labios, sentir la suavidad de su cabello y perderse en sus ojos sin remordimiento alguno. Seguía enamorado y no lo podía evitar.

Había instantes en que todo parecía tener una nueva perspectiva, en que juraba sentir que lo buscaba con la mirada, que deseaba una proximidad de su parte, que sus ojos lo veían con una chispa, incitándolo a acercarse más, pero demasiado temeroso para intentarlo. Se veía incapaz de dar el primer paso, atormentado por la idea de un rechazo tajante que lo orillara a tener que alejarse de aquel ser que lo tenía encandilado. A pesar de ello albergaba cierta esperanza, esperanza que se desvaneció en cuanto comenzó a verlo muy cercano a una chica de la escuela, cercanía que con el pasar de los días terminó en una relación formal. Aquello no cambio demasiado la dinámica entre ellos dos, lo que no hizo más que terminar de destruirle, dándole a entender que los comportamientos que había interpretado como reciprocidad de sentimientos no eran más allá que las interacciones que se daban entre una amistad desde el punto de vista de Katsuki.

Los sentimientos contradictorios volvían a aparecer, ansiaba el fin de curso para no tener que volver a verlo y poder lidiar con su corazón roto en soledad, sin la constante presencia del rubio que evitara poder aplastar el amor dentro suyo. Al ya no coincidir en horarios sería libre de alejarse sin ser tan obvio, porque a pesar de ello consideraba que ya eran amigos, probablemente no más que amigos de instituto pero amigos al fin y al cabo. No sabría dar respuestas ante su extraño comportamiento y la repentina necesidad de bajar la mirada en un intento de no romper en llanto frente a todos.

Lo quería lejos, pero sabía que esa su única oportunidad de compartir algún espacio entre ellos, un espacio que no lo haga ver como una persona desesperada. Porque se sentía lo suficientemente fuerte para soportarlo, verlo con aquella chica le dolía, pero ya no punzaba, no como los primeros días. Lo amaba con locura y deseaba verle feliz, aunque su corazón lo resintiera, ¿acaso no era eso lo mejor que podía hacer?

Alzó la vista para encontrarse con la espalda de Katsuki a unos metros suyo, de nuevo la sensación hormigueante en su brazos y piernas que le pedían accionar.

¿Alejarse o continuar con esa farsa? No quería pensar en ello.


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⏰ Última actualización: Mar 18 ⏰

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