Capítulo O1

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Primero que todo; ¡AGRADECEMOS TODOS Y CADA UNO DE SUS MENSAJES! A lo mejor tardamos en contestar, o es probable que conteste sólo uno de nosotros, pero esto se reduce a un simple hecho: no siempre estamos juntos. ¡También agradecemos los mensajes en el muro y lo rápido que nos han aceptado en este mundillo Wattpad-llywood (?!

Kaleb: Ross, eres idiota.

Ross: Oh, cállate. Me han entendido.

Aquí va nuestro primer capítulo. Cualquier cosa en los comentarios, muro, y mensajes. Esperamos que les guste; voten y comenten (lo agradeceríamos mucho).



Bajo el volumen de la televisión y me acomodo de diferente manera en el pequeño sofá de dos plazas de nuestra sala para que mi padre pueda sentarse. Golpeo levemente la pantalla de mi móvil mientras lo giro entre mis dedos, esto bajo la mirada observadora de mi padre. ¿Sinceramente? Odio cuando se pone en ese plan. Me centro en la televisión una vez la publicidad se ha terminado y los tíos buenos con un six-pack de ensueño aparecen.

    — ¿Qué pasa, papá? —pregunto, soltando un suspiro. Lo he dicho, y lo vuelvo a decir; odio cuando se pone en ese plan de buitre carroñero. Siempre pasa cuando algo no le cuadra. Mi padre es una persona bondadosa, cariñosa, y muy sensible; sobre todo desde la muerte de mamá. Él suspira, y me mira. Tiene una mirada cansada. Desde que tengo memoria ha estado trabajando y partiéndose la espalda para que, al menos, lo poco que quedaba de nuestra familia siguiera en pie. He aquí un motivo de por qué soy como soy. He aquí uno de los motivos de por qué llevo esa doble vida.

    — Cariño, ha sido... raro —dice, y suspira. Yo alzo una ceja, dándole a entender que no comprendo nada de lo que dice—. Anoche. Fui a ver como ibas con los estudios. Tu puerta estaba bloqueada —vuelve a suspirar. Esto se vuelve un terreno peligroso, así que me hago la loca y centro mi mirada en la televisión. Él chasquea sus dedos frente a mí y yo sacudo la cabeza, dándole a entender que me había quedado bloqueada por unos momentos.

    — ¿Qué habías dicho? —él alza las cejas, y yo pongo una mueca. Me siento mal al jugar así, pero es la única solución—. Lo siento, papá. Sabes que me gusta esta serie, me he quedado embobada. En serio, ¿qué dijiste?

    — Ay, hija, este perro es un perro viejo, pero cuanto más viejo, más sabio. Tienes una edad, y es probable que quieras experimentar, lo entiendo...

    — Papá, no tengo novio, por si te lo planteas —digo, jocosa.

    — Jeller, cariño, no hace falta tener novio para experimentar... —suelta una carcajada y se levanta. Yo entrecierro los ojos, alzando la cabeza para observarle. Algo hace un ¡clic! en mi cabeza, y entiendo a lo que se refiere.

    — ¡Papá! ¡Yo no me masturbo! —chillo, poniendo una mueca de asco. Él se vuelve a reír, y se marcha a la cocina. Sé que está bromeando. Sé que si se enterara de que hago cosas peores, no le haría ni gracia. Es más, se pondría a llorar, ya que siempre ha luchado para darme una de las mejores educaciones habidas y por haber, y por eso paso cinco de cada siete días en un instituto privado. Privado, y muy caro.

Centro mi atención en mi móvil, que acaba de sonar. Lo desbloqueo, y tecleo la contraseña que abre las aplicaciones ocultas. Aquellas que afectan a los jóvenes de hoy en día.

Kyle: Esta noche en mi casa.

Jeller: ¿Y cómo consigo eso? Si vuelvo a bloquear la puerta mi padre ya pensará muy mal. Ya piensa que me masturbo y todo.

Not A Good GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora