Mis manos estaban también de rojo y debajo de mis uñas había restos de piel arrancada junto con sangre seca.

La herida todavía palpita ahora, pero se hace más soportable. Ahora que está limpia puedo ver cada uno de los arañazos, pero todavía sangran un poco, así que decido ponerme una venda.

Salgo del cuarto de baño, cogiendo el bolso y las llaves del coche para ir al colegio. Aparco delante de la casa de mi amiga y toco el claxon para que salga y pocos minutos después lo hace, con su cabello recogido en una coleta alta moviéndose de un lado a otro con cada paso que da.

Trae una sonrisa pintada en el rostro que no se copia en el mío, no después de lo que pasó esta noche.

Primero casi me ataca un lobo, o lo que fuera y luego casi muero en mi propio sueño. Me supongo que todo eso se debió al alcohol porque es imposible que un lobo entrara en un barrio tan apartado del bosque y tampoco son tan grandes y después estaba tan afectada por lo sucedido que soñé con ello.

Mi amiga entra en el coche todavía con la sonrisa y yo enarco una ceja mientras salgo hacia la carretera.

–¿Qué pasa? –pregunto y ella suspira. Río y niego con la cabeza–. Presiento que se trata de Adam.

Ella sonríe todavía más y giro en la calle siguiente.

–Ayer me invitó a quedar –admite y yo la miro con sorpresa.

–¿Una cita? –pregunto y ella asiente con entusiasmo.

No sé si estoy contenta por mi amiga o si no me gusta la idea de dejarla salir con Adam. Es un buen chico pero tanto él como Dylan siempre están entrometidos en los acontecimientos que me ocurren.

Observo a mi amiga. Realmente está feliz. Nunca la vi así, no después de lo que pasó con su hermano.Es por eso que decido arreglármelas para sonreír y dejarla ser feliz por una vez. Si tiene algún problema ya sabe que yo no dudaré en ayudarla.

–Ayer desapareciste de la fiesta –me dice, curiosa y yo me tenso. ¿Debería contárselo?

–Si... –intento encontrar alguna excusa creíble pero nada viene a mí–. No te encontraba y luego Patrick empezó a acosarme y luego me entró un dolor de cabeza y...

Me callo de inmediato cuando entro en el parking del instituto y las dos vemos tres coches de la policía situados al lado de la acera. La gente se arremolina alrededor de un cordón policial situado en la carretera del aparcamiento y delante de las escaleras de entrada del establecimiento.

Frunzo el ceño y miro a mi amiga a la que se le ha borrado la sonrisa. Me devuelve la mirada, sorprendida y niega con la cabeza.

Aparco el coche en el primer sitio que encuentro y salimos con rapidez de él. Caminamos entre la multitud de gente a empujones hasta llegar a aquellos que rodean el cordón. Echo un vistazo por encima del hombro de alguien que está en primera fila y veo la huella en sangre de una mano.

La sensación de déjà vu acude a mí de inmediato y el sueño de la noche anterior viene a mi cabeza.

Me arrastro por el suelo, intentando llegar a mi casa pero algo me golpea haciéndome rodar por el suelo. Con la ayuda de mis manos consigo detenerme, dejando la huella de mi mano en la carretera.

Un escalofrío me recorre y, horrorizada me hago un sitio en primera fila y observo. Mis ojos analizan cada detalle. El fotógrafo saca fotos a cada sitio donde la policía ha puesto una marca.

La primera es un arañazo en el suelo y la imagen del lobo es lo que viene a mí.

La segunda es la huella y la tercera... Es un cuerpo.

Forbidden CreaturesWhere stories live. Discover now