–¿Qué es lo que mas deseas en esta vida? – preguntó el moreno quien recostaba su cabeza sobre el abdomen del rubio.

Estaban tirados en el césped de un jardín oculto atrás del departamento de John, admirando el hermoso cielo.

<<Dejar de experimentar tanto sufrimiento>>

–Descubrir a que le llaman amor – dijo en su lugar suspirando pesadamente y luego sonrió de inmediato tratando de ocultar su tristeza – ¿y tú?

–¿Jamás te has enamorado? – el rubio negó con una sonrisa apretada.

John se levantó apresuradamente y se inclino hacia el rubio mostrándole una de sus mas sinceras sonrisas – ¿Me dejarías enseñarte? – las mejillas del rubio se tiñeron de rojo y el calor de coló en su rostro.

–Si – respondió contagiado por su sonrisa.








–Bien, cierra tus ojos – el mayor paso su mano por esos azules que tanto le gustaban obligando al menor a mantener sus ojos quietos y cerrados.

Se acerco lentamente hacia los labios del rubio, contemplándolos. Si bien era cierto que no era el primer beso de John, nunca, jamás en su vida, se había sentido tan nervioso como ahora, se sentía como un chiquillo de 12 años a punto de cometer el acto mas impuro, pero mas emocionante.

Cuando por fin hizo contacto, una pequeña electricidad recorrió el cuerpo de ambos, sintiendo cosquillas en sus estómagos y el fuerte latido de sus corazones. Fue efímero pero feroz, Mateo abrió lentamente sus ojos coincidiendo con los de John, ese esmeralda que se volvía mas brillante a la exposición de sol, unas gemas preciosas. Toco sus labios con la yema de sus dedos y volvió su mirada hacia los del contrario, pegándolos a los suyos en un nuevo beso suave y lento.

John poco a poco iba guiándolo, moviéndose pausadamente para acostumbrarlo hasta que una gota salada se coló entre estos. Se separo lentamente observando llover los ojos del rubio y asustado pregunto – ¿E-estas bien? ¿Te hice daño? – Mateo lo miro fijamente y le ofreció por fin, después de todo este tiempo conociéndolo, una autentica sonrisa.

–No me había sentido tan feliz en años – más lagrimas escurrían de sus ojitos.

John limpio el agua salada con su pulgar acariciándolo y el menor disfrutando del tacto.

–Prometo hacerte tan feliz como pueda – pego su cabeza a la del menor rozando sus narices para luego subir a depositar un delicado beso en su frente.

Beso que se convertiría en el favorito de Mateo.








–¡Tío John! – Gritaba Tina con entusiasmo apenas pisaba la casa del moreno.

Corrió hacia el con los brazos extendidos siendo recibida en un gran abrazo.

La niña miro a su lado percatándose de que esta vez no estaba solo, un rubio de ahora sonrisa tímida lo acompañaba.

–Veo que tienes compañía, espero no estar interrumpiendo – dijo la madre de la niña alzando descaradamente las cejas, cosa de que John reprendió con una mirada.

Oculto bajo un suspiroWhere stories live. Discover now