Capítulo 9: Dudas

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Entre las personas mas sensibles del mundo, sin dudas, estaba Florencia. Creativa, artista y emocional, ella vive intensamente cada experiencia, cada emoción la atraviesa por completo. Es una montaña rusa de sentimientos, incapaz de evitar somatizar todas las sensaciones que la invaden. Su intensidad es tal que quien la observa desde afuera rara vez puede entenderla, solo aquellos que la conocen realmente pueden descubrir su esencia, su empatía, su receptividad y su compasión hacia los demás, como si viviera las experiencias de otros como propias. Un simple recuerdo, un aroma o una canción puede transportarla a cualquier momento de su vida, a un lugar, a un deseo, a una persona. Ella fluye como si fuera pura energía, especialmente cuando se conecta con su arte, bailando en un salón o en un escenario. Y dos por tres, se encuentra llorando, ya sea por tristeza o por felicidad, pues su corazón no puede con tanto.
Así se encontraba hoy, interpelada por todo lo que estaba viviendo, mientras veía un vídeo de un ensayo de lo que estaba armando para el Luna Park con un grupo de bailares, aún tirada en su cama. En un año de pleno de cambio, con su vida personal patas arriba, estaba creciendo a pasos agigantados en su carrera laboral, a punto de cumplir un sueño que no fue capaz ni de imaginárselo: Bailar en un estadio, y ya no como parte del staff de otros artistas, sino que ahora la iban a ver a ella. Quien le iba a decir a esa nena de Lanús, que se pasaba horas frente al espejo bailando y cantando, que preparaba shows en la cenas familiares, que le pedía a su mamá que la filmara, llena de ilusiones que no eran más que un juego, que todo eso sería realidad. A esa adolescente llena de miedos y mandatos por cumplir, que decidió dejar la facultad para seguir su sueño de dedicarse a bailar, que iba a lograr eso y más. Que se convertiría en una artista y comunicadora, y lo mejor de todo, que aun le quedaba mucho por crecer y descubrir.  De solo pensarlo, se le estrujaba un poquito el pecho, y si, lloraba inevitablemente. En su mente aparecían sus padres, sus pilares, y su hermana, su gran maestra. También, todos sus amigos y compañeros que le habían tendido la mano más de una vez, que le abrieron la cabeza a más opciones y oportunidades. Podría hacer una lista, pero había uno que fácilmente podría encabezarla: Nico.
Desde el momento en que Nicolás apareció en la vida de Flor, ocupó un lugar muy importante. Sin siquiera conocerla, confió en ella para ser su bailarina en el show de baile más importante de la televisión, un espacio que la dio a conocer a otro público. Flor siempre había sido inquieta y acostumbrada a que nada le cayera del cielo; iba en busca de lo que quería, dejándose llevar por su propia fuerza de voluntad. Así comenzó con “Defloresyjazmines”, el nombre original de su Instagram donde se viralizó con sus bailes, y se forjó como un personaje conocido en redes, en el mundillo de la música urbana. De ahí, convocada por Nico, pasó al  “Bailando” donde se convirtieron en los campeones de esa edición juntos. Aunque como asi cualquier relación de reality debía tener una fecha de vencimiento una vez recibido el premio, su caso fue muy distinto. Se generó un cariño mutuo y una amistad que no hacía más que crecer. La admiración de Nico hacia Flor era tan real y genuina que la involucró en más de uno de sus proyectos, en los que a cambio ella le retribuyó con creces, demostrando que no se había equivocado en elegirla. La relación entre ellos siempre había sido difícil de definir, porque no eran solo compañeros de trabajo o amigos; había algo más. Habían compartido muchos momentos, recuerdos, silencios, tenían una complicidad y confianza tan particular que ninguno se atrevía a racionalizarla. Flor sentía un gran cariño y agradecimiento hacia él, que varias veces se lo expresó en palabras, y en las que Nico, con la humildad que lo caracterizaba, le remarcó que el logro era todo de ella. ¿Cómo no iba a quererlo tanto, si siempre había sido tan generoso y buen tipo con ella?
Mientras acariciaba a su gato Budín, su mente seguía vagando entre los cambios repentinos que habían transformado su vida. Desde decidir hacerse dos tatuajes hace unas semanas por mero gusto, hasta separarse de su pareja, quien además era su mejor amigo. Solo en momentos de silencio como estos, se desconectaba de la realidad y reconocía cómo sus circunstancias habían tomado control de su día a día. No obstante, con un inminente show frente a 10000 personas en una semana, apenas tenía tiempo o espacio mental para su propia vida personal. Cuando prácticamente estaba a punto de dormirse, un mensaje de Momi que la regresó a tiempo y espacio, ya eran las nueve de la mañana y a este paso llegaría otra vez tarde a Luzu. Pero hoy un poco se lo iba a permitir, diez minutos más o menos no le hacían mal a nadie, ella había arrancando el día muy abajo, emocionada y sensible.
Así eran otra vez, diez y media de la mañana, y empezó una nueva edición de “Nadie dice Nada”, entre chistes, audios y risas, Flor un poquito se fue despertando, y mutando de ánimo.

— Soy un virgo. – arrancó definiéndose Nico, captando la atención de todos, con la temática de día ‘¿Es de virgo o no es de virgo?”
Florencia quería adivinar por donde iría, pero temía que está anécdota no se la sabía.
— Estaba paseando a Carlitos, y dos chicas a la vuelta de mi casa también con un perro, lo reconocen a Carlos. — comenzó. —  Salí tarde porque jugó River. Eran las una de la mañana y me quería ir a dormir.  — empezó a justificarse ante la atenta mirada de sus compañeros. — Una de las chicas me dice ¿Lo sacas siempre a esta hora?
— Bueh, Carlitos ya empezó a hacer efecto – interrumpió Momi. – Era lo que vos buscabas, atraer minas con el perro. — definió, pero Nico lo negó, en su personaje de banana que nunca se da cuenta de nada.
— Claro, mirá que imán. Rápida acción, la segunda salida y ya estaba listo para la acción. – habló ahora Flor, sin poder contenerse, y aunque se mostraba muy relajada para el afuera, por dentro estaba llena de dudas y contradicciones
Últimamente, Flor se mostraba un poco más distante con Nico de lo habitual, lo cargaba y burlaba más que siempre, porque internamente necesitaba marcar una distancia, así fuera de forma inconscientemente. Desde que estaba soltera nuevamente, había estado más disponible, para su familia y amigos. También en el laburo, estaba más compañera con Momi, que se había vuelto su confidente, y  se había acercado más Nico, quien era uno de sus puertos seguros a la hora de buscar consejos, sin embargo, en este segundo caso, tanta cercanía le estaba llenando más de preguntas que de certezas.
- Esta es la parte donde soy un govir. — retoma la historia Nico. — La mina me dice ¿Me das tu número? Entonces  yo me quedo, y le digo ¿Para qué?
- ¿No querés venir a casa ahora? – actuando una posible respuesta de la chica, volvió a interrumpir Flor, comentario que todos dejaron pasar, y del que ella un poco por dentro se arrepintió. Ya estaba acotando más de la cuenta, pero eran más su ganas de mostrar que no le importaba que el miedo a quedar en evidencia.

- Y la mina me mira como diciendo “pelotudo” , y salió bien porque me dijo “para sacar a pasear a los perros juntos” — culminó Nico.
- O sea te lo pidió porque estaba tirando onda. – acotó Nacho muy seguro.
- No sé, por ahí solo quería pasear los perros – remató Occhiato en el papel de inocente que mejor sabía hacer, y Flor por dentro se mordía la lengua.
- Nah, dale, quien te va a pedir el número para eso – lo refutó Santi.
- Además ella ya tenía compañía porque eran dos. — ató cabos Flor. — Nico, te estaba chamuyando. – le dijo lo que tenía guardado con su tono de voz más suave e inocente, sintiéndose orgullosa de poder disimular tanto, los sentimientos encontrados ante la situación y el mismo Nicolás.
- A todo esto¿ Te gustó ella? – preguntó Santi, y Florencia hacia tiempo que no estaba tan interesada en una respuesta como en esta.
- No se. Estaba en contexto sacar a pasear el perro. — contestó sin contestar.
- Pará. Ojos uno tiene siempre. – retrucó Flor, porque de verdad quería saber si le había gustado.

En un momento, Florencia estuvo casi segura de que algo estaba surgiendo entre ellos, sobre todo en los últimos viajes a Córdoba y Bariloche. Pensó que estaban fingiendo demencia porque ninguno se atrevía a dar el primer paso, pero ahora mismo no sabía que creer y que no. No entendía si todo se lo había maginando, o si era real, pero tampoco estaba segura de querer averiguarlo.

Finalmente, Nicolás, como siempre, se salió por la tangente sin responder directamente, dejando a una Flor sería y nada satisfecha con la respuesta. ¿Nunca te la vas a jugar por nada Occhiato?

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Bueno, capítulo corto, pero durante la semana si o si subo el siguiente, ya quiero llegar a la parte más interesante 🙏🤣

Gracias a los que siguen leyendo ❤️

Disculpen si no subo tan seguido, pero se me complica siendo una adulta responsable jaja
Besos!

Occhiamin - Delirio Hermoso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora