Yoo EunSeo es una joven bailarina de danza árabe la cual pone fin a su relación con el profesor de danza contemporánea Park Jimin quien es extremadamente celoso con ella.
Jimin se niega a aceptar una separación entre ambos volviendo la relación más...
El timbre de la casa me despierta, no he hecho mucho el día de hoy, sólo comer y dormir, además de apagar mi celular, Jimin seguía llamándome luego de bloquearlo, pasaban aproximadamente unos cinco minutos antes de volver a llamar o escribirme. No sabía de qué teléfono o número lo hacía, era más que evidente el acoso que aumentaba con cada minuto. El timbre vuelve a sonar, me incorporo en el sofá con un bostezo, miro alrededor encontrando la casa un poco a oscuras, el reloj de la sala indica que en poco rato anochecerá. Me levanto acercándome a la puerta, miro por el ojo de ésta para descubrir que Park Jimin está afuera.
Voy a la sala cuando el timbre suena por tercera vez, recojo mi celular del sofá encendiéndolo. Las notificaciones estallas, tengo muchas llamadas perdidas y mensajes sin responder, todos son de Jimin. ¡¿Por qué carajos sigue insistiendo?!
Doy un respingo cuando el teléfono vibra en mi mano. Gracias a Dios que lo tengo en silencio o de lo contrario, él sabría que estoy aquí. Cuelgo la llamada, casi en segundos tengo un mensaje:
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"¿No entiende que no es no?"
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Al menos el timbre ha dejado de sonar, significa que me creyó. Las luces de la casa están apagadas, eso me da ventaja.
El mensaje nunca llega, me acerco a la puerta de nuevo echando un vistazo como antes, en esta ocasión no hay nadie. Mi corazón comienza a calmarse, aunque no del todo, tengo la sensación de no estar sola todavía. Agudizo mis oídos retrocediendo dos pasos, el crujir de la madera me hace girar rápidamente, presiono el interruptor encendiendo la luz del pasillo principal. Mi corazón se agita de nuevo, ¡Jimin ha entrado!
—¿Qué dem...?
—Mírate, no deberías estar de pie, EunSeo—da un paso y me alejo. Un olor desagradable llega a mi nariz, él está ebrio, sus ojos me miran con una adoración que me aterra, tiene algunos botones de su camisa desabrochados, Jimin está totalmente borracho—Deja que te cure, ¿Sí?
—No, aléjate—retrocedo de nuevo—¿Cómo entraste a la casa?
—¿Yo?—se tambalea un poco. Lleva su mano a su nuca despeinándose un poco—Recordé que la puerta de atrás no funciona, pero si empujas un poco más se abre con facilidad—sonríe aunque luego hace un puchero—¿Por qué me alejas, EunSeo?—se acerca—Te he llamado y te he escrito, pero no respondes, ¿Sigues molesta porque tropezaste en el salón?
