Dijo lenta y deliberadamente, y su gran mano se deslizó con fuerza sobre la piel clara del primer ministro, creando una corriente eléctrica. Tang Tang temblo como si hubiera despertado de un aturdimiento. Al escuchar esas palabras, casi experimentó una nevada de verano. Sólo el cielo sabía que él honesta mente no buscaba la muerte. Simplemente no quería beber una medicina tan amarga, jahh!

¿Por qué este emperador y el dúo general tenían un pensamiento imaginativo tan fuerte?

Pero antes de que pudiera terminar de quejarse, una repentina dulzura llenó su boca. Antes de que Tang Tang pudiera reaccionar, la pastilla que el general le había dado se derritió en su lengua.

Este artículo fue un regalo preciado de un descendiente de la familia real Wei, presentado al general Pei durante un gran banquete. Después de todo, además de sus destacados logros marciales, la reputación de indulgencia de Pei Yan también era bastante notable. Esta píldora se llamó "Fervor", como su nombre lo indica, sus efectos fueron rápidos. No sólo era inofensivo para el organismo, sino que también tenía propiedades afrodisíacas.

"Uh... Tú... ¿Qué me diste de comer, eh... ¿Qué es?" Los ojos del primer ministro se nublaron mientras jadeaba y se retorcía incesantemente. Su cabello oscuro caía en cascada, cubriendo la alfombra de terciopelo carmesí. Seductor como una hechicera, el embriagador aroma de su fabuloso pero tentador cuerpo se mezclaba con la dulce pegajosidad del deseo. Las marcas de la indulgencia, en distintos tonos de rojo, adornaban su frágil cuerpo con una piel nívea. Era la viva imagen de una luna distante, pero ahora parecía cautivador.

Para ser honesto, Pei Yan se arrepintió cuando le dio la pastilla a Tang. Aunque la píldora no tuvo efectos secundarios significativos, el delicado cuerpo de Tang Ziqian, como si pudiera dispersarse con la más mínima brisa, podría no resistir una pasión tan intensa.

Pero como ya le había dado la píldora a Tang Tang, Pei Yan se enfureció por la actitud imprudente del primer ministro. Inmediatamente, su elegante figura se apoyó contra la mesa y una sonrisa engreída apareció en su rostro: "Por supuesto, es algo que hará que el primer ministro anhele el éxtasis".

Un leve sonrojo se extendió por ese cuerpo acurrucado y desaliñado. Su agujero, lleno de semen, le picaba y estaba húmedo. Sus entrañas lo anhelaban desesperadamente, gritando desesperado, anhelando el alivio del robusto pene de un hombre. Los ojos de Tang Tang brillaron con un brillo coqueto en las esquinas. Su boca estaba ligeramente abierta, la punta escarlata de su lengua tentadoramente escondida entre sus dientes. Gimió y maldijo: "Mmm... Despreciable... Desvergonzado... Uh... ¡Malvado!"

El Salón Zichen estaba caliente con el carbón encendido, por lo que no había necesidad de preocuparse de que la belleza enferma se resfriara. El emperador se sentó cómodamente en su silla, bebiendo tranquilamente su té.

El efecto de la medicina fue demasiado intenso y el ardiente deseo dejó al primer ministro en el delirio. Sólo pudo murmurar: "Incómodo... Caliente". Sonaba como el seductor y melódico gemido de un gato. Las lágrimas brotaron de sus ojos, mostrando su atractivo seductor. No sabía lo que estaba haciendo, pero instintivamente frotó su cuerpo magullado, parecido al jade, contra la alfombra de terciopelo rojo. Mientras se frotaba contra la alfombra, las sensaciones de hormigueo hicieron que su pene erecto liberara secreciones continuas. Sin embargo, su entrada seguía picando intensamente y sus entrañas chupaban sedientamente el espeso semen dejado por el emperador. La alfombra debajo de él se empapó de fluidos.

"Mmh... Pei Yan... yo no... no me siento bien..."

Al observar la enorme erección debajo del general Pei, Tang Tang tragó saliva con los ojos llorosos. Se retorcía y giraba como una perra lujuriosa en celo. El caballero con aspecto de jade se transformó en la puta más libertina de la capital en un instante.

Transmigración: Robando a los gongs protagonistas para tener s*xo en grupo (np)Where stories live. Discover now