King of my Heart

Capítulo 01

Se escuchan murmullos de fondo, pero no quiero despertar...Estas mucamas son más intensas de lo que pensaba, tendré que hablar...

Amara, Ariana, Aliana, por favor, déjenme dormir... -dije con voz cansada.

Abby, hija, despierta, pronto tenemos la reunión con el rey Vicenzo y su hijo, Alexander -dijo preocupado.

¿Me dormí en la silla del comedor? -pregunté.

Si, hija, ahora levántate -dijo mi padre un poco molesto.

Nunca me cayó bien Alexander, es un chico muy presumido y molesto, es lindo...Pero a veces lo intenta demostrar demasiado, incluso tiene un nombre de chico presumido, Alexander West No tengo amigas, las únicas "amigas" que tengo, son mis mucamas.

Fui rápido a mi habitación a ponerme un vestido, pero no sabía que ponerme, así que les pregunté a mis mucamas.

Ariana, ¿cuál es tu color favorito? -pregunté de la nada.

El rojo, ¿por qué lo pregunta? -preguntó curiosa.

Está bien, me pondré este vestido rojo para la reunión, ¿me quedará bien?

Todo le queda bien, Su Majestad -dijo Aliana.

¿Me ayudan a ponerme este vestido? -dije sacándome la camisa del pijama rosa a rayas.

Por supuesto, Su Majestad -dijeron las tres al unisono.

En unos pocos minutos ya tenía el vestido puesto, era un vestido rojo, caído y largo con un escote pronunciado. Luego me senté frente al tocador y me maquillé yo misma, no me gusta que otras personas toquen mi cara o mis labios.

Me puse un labial nude, y un poco de rubor, quedaba perfecto con mi cabello suelto y ondulado color castaño claro.

Luego me puse unas sandalias de taco alto color blanco y por último, unos pequeños aretes plateados y un collar con un rubí incrustado, que me lo regaló mi madre hace unos años... Tristemente ya no está aquí con nosotros, falleció el año pasado mientras dormía, mi padre nunca me quiso decir porqué. Lo mismo con el rey Vicenzo, su esposa falleció hace tres años, al parecer, su hijo, Alexander, si sabe la causa de su muerte, pero no le dijeron al resto del reino.

¡Se ve hermosa, Su Majestad! -dijo Ariana.

Muchas gracias, ustedes también se ven preciosas -dije con tono cortés y una leve sonrisa.

Abrí la puerta de mi habitación y estaba esperándome mi guardia, George, al lado de mi puerta.

Buenos días, Su Majestad -dijo con una sonrisa.

George, ya hablamos de esto... Dime Abigail, ¡nos conocemos hace más de diez años! -dije riéndome.

Está bien, Abigail -dijo riendo también.

Cerré la puerta de mi habitación y comencé a seguir a George que me llevaba a la sala principal para encontrarme con mi padre.

Buenos días, Su Majestad, traje a la princesa Abigail como usted me pidió...

Muchas gracias, George, en aproximadamente tres horas volveremos al castillo, dile a las mucamas que nos tengan el almuerzo listo para cuando lleguemos -dijo mi padre serio y un poco enfadado.

Mi padre me agarró la mano con delicadeza y me abrió la puerta de la carroza.

Gracias padre... -dije dedicándole una sonrisa.

No hay de qué. Stanley, llévanos al Castillo West, y ve más rápido esta vez, por favor, llegaremos tarde...

¿Me demoré mucho preparándome? -pregunté inocente.

Si, hija, te demoraste mucho, pero tranquila, llegaremos a tiempo, ¿si? -dijo con voz tranquila.

En pocos minutos llegamos al Castillo West, bajamos de la carroza y nos recibieron los guardias.

Bienvenidos sean, familia Grant, pueden pasar... -decían seriamente los guardias mientras abrían la gran puerta.

Gracias -dijo mi padre y entró al castillo.

Justo al fondo de la habitación, en el trono, se encontraba el rey Vicenzo West, un enemigo nuestro prácticamente, está en contra de las leyes que ponemos en nuestra parte del reino y no es un buen hombre. Y justo al lado de él, en un trono más pequeño, está el príncipe Alexander West, el presumido de Alexander...

Muy buenos días, rey Vicenzo, un gusto verlo -dijo mi padre con toda cortesía.

Buenos días, igualmente, es un gusto, rey Rupert.

Buen día, rey Vicenzo, un gusto -hice una leve reverencia, mi padre siempre es tan estricto con saludar bien a la realeza enemiga.

Me levanté y ví a Alexander, llevaba el cabello negro con un poco de rulos, esos ojos rojos que parecen de vampiro y su icónico traje color granate.

Él me saludó primero, siempre hace eso, nos miramos unos segundos un poco avergonzados y el decide iniciar el saludo.

Buen día, princesa Abigail -dijo sonriendo.

Buenos días, príncipe Alexander -dije haciendo una leve reverencia. Siempre es así, los visitantes hacen el típico saludo a la realeza que visitan.

Mi padre me volteó a ver y me agarró las manos.

Tengo que hablar con el rey Vicenzo en privado, te tendrás que quedar con el príncipe Alexander, ¿estarás bien? ¿te sentirás cómoda?

Por supuesto, papá, tú tranquilo, ¿si? -dije confiada.

Mi padre se dió la vuelta y fueron con el rey Vicenzo a la sala de reuniones, seguramente había más señores adultos por allí.

¿Y qué quieres que hagamos? -preguntó Alexander con tono cortante.

Lo que tú quieras está bien -dije mientras me iba al patio del reino.

Oye, sabes que no te puedes ir así como así, ¿sabes?

Lo ignoré y continué el paso, fui al patio del castillo y me dirigí a uno de los bancos floreados que había. Justo antes de que pudiera reaccionar, sentí una mano en mi brazo.

¿Qué crees que haces? -dijo con tono enfadado.

Lo miré y...seguro es estúpido, pero de la manera en como me miraba...Se veía tan atractivo, pero no estoy enamorada de él, no puedo enamorarme de él.

Le agarré de la corbata y lo empujé hacia atrás, hasta llegar a una pared.

¿Qué crees que haces tú? -dije mirándolo a los ojos.

Noté como se sonrojaba un poco, pero seguramente era por el calor que hacía. Ese día hacían alrededor de 36°.

Princesa Abigail...No sigamos con esto... -dijo mientras agarraba mi mano y la alejaba de él.

Estaba confundida, hace dos minutos estaba enfadado y ahora parecía un perrito mojado...¿Qué acaba de ocurrir? ¿Me estaba intentando ligar o qué?

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