𝗰𝗲𝗿𝗼. the butterfly

En başından başla
                                    

  Un ruido inesperado de pisadas me sacó de mis pensamientos.

  La oscuridad de la noche no me dejaba ver más allá de los árboles alrededor del cementerio, pero la tenue luz de la luna que atravesaba una de las ramas me ayudó a captar el momento exacto en que alguien desconocido pasó corriendo entre los arbustos. Me quité los auriculares y giré la máquina en dirección a aquel lugar con precaución, mientras sentía los latidos de mi corazón retumbar desde mi pecho hasta mi garganta. Las manos me temblaron cuando me incliné hacia adelante con los ojos entrecerrados, intentando ver más allá de las enormes lápidas. Había una de ellas, en especial, que me causaba pavor con solo verla; tenía el aspecto de un ángel, que no sabía si me traía paz o pesadillas. Tragué con dificultad antes de girar la miniexcavadora y alumbrar del otro lado.

  Fue entonces cuando, otra vez, escuché aquellas fuertes pisadas acercarse por uno de mis lados. Devolví la máquina a esa dirección y la luz cegó por completo a la persona que corría hacia mí. Sentí el corazón en la boca e intensas ganas de vomitar debido al susto. Mis ojos se clavaron en la palma de su mano que intentaba cubrir sus ojos de la luz, y noté que la misma hacía que su piel se viera más pálida de lo que una persona normal tendría.

  —¿Estás muerta? —aquella pregunta dejó mis labios antes de que pudiese pensarlo siquiera.

  La chica luchó por quitar su mano de encima de sus ojos para poder mirarme. Su ceño estaba fruncido, y supuse que no solo se debía a la luz, sino también que fue una entendible reacción ante mi estúpida pregunta. Me aclaré la garganta antes de intentar hablar, pero ella se adelantó.

  —¿Qué tan muerta me veo para ti? —preguntó ofendida, antes de señalar detrás de ella—. Estaba persiguiendo una hermosa mariposa que, por tu culpa, perdí.

  —Lo siento —murmuré apenado—. Estuve leyendo cómics de The Walking Dead.

  —¿Podrías...? —Comenzó a agitar sus manos para que corriera la luz—. ¿Por favor? Quedaré ciega, si no te molesta.

  —Ah, sí. —Enseguida corrí la máquina a un lado.

  Mientras dejaba mis auriculares en el asiento y bajaba de la miniexcavadora, le daba cortas miradas en donde solo la veía buscar algo por sus alrededores; tal vez quería encontrar a aquella mariposa, no lo sabía.

  —La próxima, procura correr con un vestido blanco de día y en un lugar con más personas; en un cementerio, no es muy buena idea —le aconsejé con una tímida sonrisa.

  La chica me miró confundida, como si no hubiese entendido de lo que hablaba. Bajó la mirada hasta su ropa y, solo en ese momento, pude darme cuenta de que estaba descalza. Enseguida la miré preocupado, pero ella sonreía divertida. Dejó escapar una risa antes de lograr hablar.

  —¡Oh! Es que salí en pijamas —explicó apenada y noté que sus mejillas se volvieron rojas de inmediato. Pegó las manos en su rostro mientras se mordía el labio inferior—. Es que aquella mariposa entró a mi cuarto y no quise dejarla ir. ¡Era tan hermosa! ¿Te gusta el color azul? Era de ese color y mi madre lo adoraba. Me hubiese encantado tenerla en mi habitación. Mi hermano suele insistirme en que busque amigos ya que no lo dejo en paz por hablar demasiado, pero no lo entiendo, ¡todos tenemos tantas cosas que decir! ¿Por qué deberíamos callarnos? Así que pensé que era buena idea poseer aquel insecto, total, jamás se quejaría por tener que escucharme.

  Una sonrisa instantánea se formó en mi rostro al escucharla parlotear. Parecía no tener noción de que, al hablar, se iba por las ramas.

  —Entiendo —dije—. No te preocupes, tal vez la encuentres en otro momento; pero, ahora, deberías irte. Es de las noches más heladas, podrías agarrar un resfrío.

  Enarcó una de sus cejas y me señaló como si se hubiese dado cuenta de algo.

  —¡Te conozco! —exclamó alegre—. Juegas con mi hermano al Lacrosse. Bueno, 'jugar' en realidad no, es una palabra errónea ya que mi hermano siempre está en la banca, pero me entiendes.

  Abrí la boca sorprendido ya que no me había dado cuenta de eso.

  —Te conozco también. —La señalé de la misma forma en la que ella lo hizo antes—. Tenemos clases de artes, solo que falto la mayoría de veces, aunque he visto tus dibujos y déjame decirte, son muy buenos.

  —Gracias —susurró ella con una sonrisa de labios sellados.

  —¿Cuál era tu nombre? Lo lamento.

  Ella negó restándole importancia antes de tenderme su mano, aún con la sonrisa intacta. Me pareció verla temblar por unos segundos.

  —Puedes llamarme Max Stilinski.

  Yo también le sonreí mientras aceptaba su mano que, sorprendentemente, era más cálida que la mía.

  —Soy Isaac Lahey. Y sí, 'jugar' es la palabra equivocada.

 Y sí, 'jugar' es la palabra equivocada

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Xoxo;gim!

𝗛𝗜𝗟𝗢 𝗥𝗢𝗝𝗢 - ISAAC LAHEY [ Teen wolf ]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin