Decisiones

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Zuko estaba descansando sobre la cama de la habitación principal del barco, aquella que pertenecía al capitán Chen, el cual estaba a su lado, mientras que Aang estaba afuera. Iban de regreso a la nación del fuego.

- Ey, amigo, ¿Estas bien?- Sokka se acercó al monje con una taza de té humeante, con la suya propia- Toma, cortesía de Iroh

- Hice algo, Sokka... Creo que, algo malo. Me equivoque

- ¿Acaso lo besaste?- Pregunto en tono de broma, pues no lo creía capaz de una cosa así

- S-si...- Confeso el menor bastante apenado y con la cara roja

- Con que así fue, ¿eh?- Sokka no dijo nada por algunos segundos que al menor le parecieron eternos- Aang, tú... ¿Lo tocaste?- El tono de voz cambio, era de esperarse

Sokka no iba a tolerar que como una excusa, Aang utilizara lo del afrodisíaco para tocar a Zuko, estando este bajo los afectos de las hierbas, dejándolo en un estado completo de vulnerabilidad.

- No, yo... Toque sus manos, sus labios y aunque quise, no toque otra parte- Aclaro nervioso- Lo juro, en serio

- Aang, yo en verdad entiendo el porque te gusta Zuko

- ¿En serio?

- Si, claro que lo entiendo. Rayos amigo, incluso yo estaría enamorado de él sino tuviera a mi hermosa Suki

- No digas eso, Sokka, ¡Jamás!

Aquel comentario había alterado un poco la estabilidad del monje.

- Vamos, no lo dije para molestarte- Sokka le dio un sorbo a su taza de té- Zuko es un gran chico, cualquiera que sea su esposo, tendrá la mayor suerte del mundo

- Parece que ese será Chen...- Aang apretó con fuerza los puños- si eso ocurre, no creo que pueda--

- No seas cobarde, no huyas. Es difícil, pero no debes evadir la situación

- Mejor dime la verdad, ¿Por qué Zuko se tiene que casar con otro hombre?

- Ah- Luego de un largo suspiró, Sokka respondió- Mejor pregúntaselo tú mismo al llegar. Él te lo debe decir, no yo. No es algo que me corresponda, ni a Suki. Únicamente a él, si es que te quiere contar

Sokka decidió que era momento de darle su espacio y dio la vuelta, tenia otros pendientes de los cuales ocuparse.

Aang suspiro, cansado de no saber nada, cansado de ser dejado de lado, incluso por su mejor amigo. Y cansado de oír como otros pueden tener la oportunidad de acercarse a Zuko, de una manera en la que él no puede, como Sokka o Chen.

- ¿Por qué no tengo el valor de preguntarte? ¿Por qué me tuve que sentir así... por ti?

Nadie podía ayudarlo con esa respuesta, era una batalla interna que debía enfrentar, solo.

....

Zuko se removió entre las sábanas rojas, y al abrir sus ojos, se encontró con la mirada del capitán. Este lo observaba con adoración. Para Zuko comenzaba a gustarle tener cerca al capitán, lo hacía sentir seguro. También le empezaba a gustar su sonrisa al mirarlo. No podía ocultar el color rosado de sus mejillas ante tal sonrisa, lo ponía nervioso y ansioso. Le gustaba.

- Hola, ¿Cómo se siente?- Oh, no había que olvidar aquellas perlas que poseía el capitán al contemplarlo. Aquella expresión le quedaba bastante bien

- Creí que ya me tuteabas- Esta vez, Zuko le regreso la sonrisa- Te oí decir mi nombre antes

- Si, lo siento por eso... fue involuntario y pido disculpas. Fue inapropiado

Hermoso EquilibrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora