A pesar de lo que muchos creen el infierno no es ardiente, si no frío, espectral, las voces de los lamentos y los disturbios ocasionados por los demonios de bajo rango dan la sensación de que el mal no descansa.
Alastor camina por la calle tranquilo con su precioso micrófono en la mano como si fuera una parte más de él, los demonios lo observan casi boquiabiertos.
—Que haces aquí?!— Vox hace que Alastor se detenga.
Ambos se conocieron en el pasado, nunca coincidieron en nada nisiquiera en cómo llevaban la señal a los de abajo.
La sonrisa de Alastor seguía ahí fija en su rostro, sus ojos son lo suficientemente expresivos para mirar con desdén y superioridad a Vox.
—Vox encárgate de tus estúpidos podcast— Alastor responde mientras intenta caminar.
—Te fuiste por 7 años y ahora regresas aquí pensando que las cosas serán como las dejaste, actualizate imbecil ya nadie escucha el radio— Vox se ríe de lado mientras cruza sus brazos.
—Ja— es todo lo que dice Alastor mientras se aleja.
Vox se queda con el coraje en las entrañas pero le avisará a todo el puto infierno que Alastor a regresado.
Al dar unos cuantos pasos llega al lado más oscuro de el infierno en donde está construido un hotel.
"HAZBIN" dicen las letras en grande con algunos fallos eléctricos.
Alastor ingresa al lugar y es recibido de inmediato por Nifty la mucama del lugar.
—Donde está tu jefe?— Alastor pregunta mientras observa a la pequeña criatura.
—Jejeje, está arriba— responde la pequeña mientras se retira cual niña pequeña que quiere seguir jugando.
Alastor no quita su sonrisa pero sus ojos indican completo fastidio.
Sube las escaleras hasta la habitación principal.
Lucifer está sentado en un sillón de cuero sosteniendo una copa.
—Quiero hacer un trato— Alastor jamás pensó que sería capaz de hacer semejante estupidez pero ya estaba ahí y quería deshacerse de la perra que lo traicionó.
Lucifer deja su copa y sonríe divertido mientras desplega sus alas angelicales.
