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Jimin notó el cambio de expresión en la cara de Sua, no podía descifrar qué era. Parecía molesta, decepcionada también. Hizo una mueca en los labios y suspiró, sería un tonto si se atrevía a preguntar, era una mujer después de todo, era mejor no indagar en pensamientos de carácter femenino, pensó él.

Después de unos largos cuarenta minutos de viaje, sin tráfico con el cual luchar, cosa que le sorprendió a Jimin, pues Seúl no era conocido por ser tranquilo en las calles, llegaron a su destino. Jimin se había puesto a trabajar con los papeles y toda la información que Sua le había entregado tan pronto como las tuvo en sus manos, había algo completamente emocionante que lo llevaba a trabajar con mucha determinación. No podía mentirse a si mismo, extrañaba la época en la que tenía que hacer trabajos de este tipo, pero dado que estaba retirado, casi siempre, hasta lo mas mínimo lo emocionaba. Además de que la compañía de Sua era muy amena, era divertida y casi siempre decía cosas ocurrentes, también le respondía con sarcasmo la mayoría del tiempo y eso hacía su trabajo aún más emocionante.

Aparcó a un lado de la carretera que les permitía dejar el auto dado que tenían que hacer un tramo por su propia cuenta. Las calles eran muy estrechas por ende, tenían que caminar.

Sua bajó del auto sin decir nada, tenía la misma expresión de enojo en el rostro, avanzó unos pasos y se puso al lado de Jimin, quien también había bajado del auto.

- ¿Estás seguro de que es aquí? - preguntó ella, viendo el panorama, no se sentía muy animada, además estaba furiosa por la foto que había visto.

- Sí, eso decía en la página de registro, busqué actualizaciones y no había nada. - Sua asintió, no tenía ánimos en absoluto, pero era trabajo y no podía dejar que sus asuntos personales se mezclaran o influyeran en su desarrollo. Así que, dejando de darle tantas vueltas al asunto, mejoró su expresión, pues era consiente de que el enojo se reflejaba en su rostro. - ¿Estás bien? - preguntó Jimin, la curiosidad lo había rebasado.

- Nunca había estado mejor - dijo con una sonrisa falsa - Aunque claro, supongo que no se puede poner mejor cara si se trata de algo como esto... - Jimin la miró sin entender - Este caso, a eso me refiero.

Jimin asintió, no tan satisfecho como hubiera deseado pero eso le bastó, después de todo, era seguramente un asunto personal.

- ¿Vamos? - preguntó haciendo una mueca con las manos. Debían apurarse, el sol ya menguaba y debían asegurarse de tener la mayor cantidad de información posible antes de que cayera la noche. Esos lugares eran demasiado peligrosos. - Ya es tarde... - recordó

Sua empezó a caminar en dirección hacia la primera fila de casas, o intento de ellas, tenían cartón y madera vieja, latas de zinc y cualquier cosa capaz de cubrir lo suficiente para crear "casas". Sua se sorprendió al instante ¿Cómo era capaz que un país como Corea del Sur dejara que su gente viviera en dichas condiciones? Eran conocidos por tener una económica próspera, así que ver las condiciones de ese barrio, dejaba mucho que desear y mucho para hablar en contra del actual presidente, su padre. Hacer un artículo sobre él sería sin duda igual que provocar un panal de abeja, talvez la llevaría a la ruina, así que talvez, era mejor hacer la vista gorda e ir al tema principal de su visita. Investigación de muerte. Ya luego encontraría la manera de visibilizar las condiciones de esa gente, de manera sutil, por supuesto.

Jimin la guió hasta que llegaron a una casa un tanto mejorada, tenía paredes de concreto y aunque habían grietas era sin duda la mejor casa del lugar, eso si lo ponía en perspectiva al compararlas con el resto.

Atravesaron una cerca pequeña de acero ya oxidada y caminaron por un pequeño bloque. El jardín estaba descuidado y la grama toda seca. Tocaron la puerta suavemente, después de unos segundos y unos cuantos toques la puerta se abrió. Una mujer de edad media se asomó y los miró con sorpresa.

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⏰ Última actualización: Mar 05 ⏰

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𝐈𝐌𝐏𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 |𝐉𝐉𝐊|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora