Blas Polidori.

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Era el primer sábado en meses que Sofía no pasaba la noche en una discoteca.

Era algo muy inusual que se encontrara gustosa en su habitación repasando el tema de el examen fina.

La chica no estaba precisamente feliz por estudiar, sino porque era Blas, ese compañero que conocía desde cursos atrás quien se encontraba a su lado intentando ayudarla con un tema que a los oídos de la chica, llegaba como si estuviera en chino. Llevaban horas en la habitación repasando frente al libro de cálculo, pero simplemente Sofía no podía retener ni un mínimo de información.

Y es que era tan difícil, no solo por toda la información que tenía que aprender de una noche a otra, sino porque si tienes frente a ti a un cerebrito increíblemente atractivo, hablando sin parar durante horas, cualquier chica se concentraría en algo más.

Más precisamente en lo sexy que se veía hablando de cosas que Sofía no entendía para nada.

Ni siquiera lo escuchaba, estaba perdidamente concentrada viendo sus labios, las facciones tan finas y detalladas de su rostro, mientras relataba un tema totalmente desconocido y se preguntaba, "¿Cómo alguien tan inteligente puede verse así de atractivo?"

Ni siquiera porque el profesor le advirtió que su resultado final valía por la calificación de ese examen era capaz de concentrarse. Pero es que fue pésima elección poner a un chico tan lindo como su tutor.

-¿Sabés algo? -la pregunta repentina que hace Blas cerrando el libro de cálculo, es mucho más firme que la voz que estuvo utilizando en todo el rato que estuvo explicando- Creo que debes darte un descanso, no me estás entendiendo.

Sofía niega de inmediato saliendo de su trance, toma el libro para abrirlo de vuelta, imaginandose ya lo mal educada que debió parecer al no prestarle atención a lo que explicaba, sino a Blas.

-No, no, no. Estoy entendiendo Blas. -miente avergonzada tomándolo de las manos para que siguiera con lo suyo.

-No te estoy regañando Sofi, pero la concentración máxima en una persona es de diez a veinte minutos... Y eso cuando está interesada.-bromea alzándole las cejas- Yo te tengo acá desde hace una hora, seguro have rato perdiste el hilo. Descancemos.

Cuando Blas comienza a soltar esos datos que solo una persona tan intelectual como él puede saber, a Sofía la envuelve una sensación extraña, como si a la hora de explicar eso lo volviera más atractivo. Así que le sonríe cuando vuelve a escucharlo decir algo inteligente.

No entendía como alguien podía saber tanto. Ella daba todo su esfuerzo, y jamás podía quedarse en su cabeza ni un mínimo de información.

Pero Blas...

Blas no se esforzaba, era alguien inteligente naturalmente. No era un chico ni muy normal, ni muy social, mucho menos un seductor...

Y a Sofía le encantaba ponerlo nervioso.

ONE SHOTS | LSDLNWhere stories live. Discover now