Sujeto 21 Acto 3 Días de paz l

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Su mirada dorada era fuerte como la de su padre, teniendo algunos gestos muy similares, pese que el hombre que era su padre solía ocultar sus expresiones de todos incluido él.

Malcador no podía contener su pequeña sonrisa al ver a su sobrina tan centrada en sus estudios, tampoco tenía que ver qué dicho estudio estaba tocando sus temas favoritos.

— Entonces tío… dices que ¿no puedes ver? el rostro de mi padre– sería la pregunta nacía de la nada.

Era consciente que las Hermanas de Silencio eran inmunes a la máscara del Maestro de la humanidad, era de esperarse que su sobrina quién las supera en absolutamente todo también lo fuera.

Incluso a él le costaba estar cerca de ella si no fuera por el velo psíquico hace tiempo habría saltado por la ventana, mientras gritaba claro incluso por primera vez su amigo sintió lo que era estar cerca de un Paria, pese a que mantuvo firme ese breve momento fue suficiente para convencer lo que ella era solución para los psíquicos, incluso su propia reacción a ver la por primera vez era algo nuevo en el, aquel rechazo que tuvo al inicio antes de tener aquel velo psíquico sobre él era prueba.

— Así es, solo tu y las hermanas del silencio tienen el honor de verlo tal como es, sin su luz sagrada, aurela y esa aura que lo rodea – diría mientras que su sobrina tomaba otro libro está vez era el arte de la guerra, algo que pese a los milenios aún era muy útil.

— ¿Aureola? Cómo los ángeles de esa religión de esa iglesia hacia norte – miraría a su tío, sabía el término y sabía que los dioses eran una mentira, creados para satisfacer el deseo de los poderosos.

Malcador levantó la ceja estaba seguro que ella aún no salía del palacio, como sabía de la existencia de esa iglesia analizó con quiénes ella convive más, en su mayoría eran Custodes y Hermanas del silencio además  de uno que otro científico, tal vez fue alguno de ellos.

— Si… dime dónde supiste eso– diría con un tono algo interrogativo.

Madoka abriría sus ojos dorados en sorpresa por su error, bueno no tanto ella mismo lo hizo apropósito soltado un leve suspiro — Le pedí a Kitten que fuera a ese lugar a escondidas por mi, había escuchado de su existencia y me dió algo curiosidad, la verdad no es tan interesante como esperaba – diría con calma mientras del otro lado de puerta se escucharon uno que otro movimientos era el Custode Kitten recibiendo un regaño en silencio de su compañero

Malcador no puedo evitar sonreír, ciertamente era inesperado, el que un Custode actúe de esa forma, no estaba mal al final Madoka tenía el poder y el rango para darles órdenes.

— No te preocupes pero no lo vuelvas a hacer, además ¿Kitten?– diría en confusión sabía que ese no era su nombre real que le puso el Emperador.

Movió sus hombros en un gesto que le restó importancia, al final tal vez era solo un apodo que su sobrina le dió, siendo algún tipo de ironía sobre que sea el Custode más pequeño entre otras características.

— Bueno padre ya lo sabe, al final él me habló sobre eso luego de que Kitten me diera el informe junto a un libro llamado la Biblia– terminaría el libro buscando otro, está vez tomando un libro más nuevo, escogiendo algo más actual con menos de 10 mil años de antigüedad.

Soltó un largo suspiro — Era de esperarse, nada pasa sin que el se entere y bien qué dijo– preguntaría a su sobrina

— Nada relativamente nuevo, además que uno que otra cosa que no debo actuar a escondidas — dijo mientras hojeaba el libro — Además que ese tal Mesías era, el entre demás cosas luego de eso fuimos a comer algo—

El Sigilita asentía con la cabeza, no era nada grave que preocuparse, además los niños suelen ser muy curiosos, al final ella era una recién nacida en términos prácticos.

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⏰ Last updated: Mar 03 ⏰

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