Capítulo 1. Parte 2

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El día de Dante se estaba convirtiendo un poco aburrido. Llegó temprano a clases para presentar el examen y vio llegar a varios de sus compañeros después de él, una de esas fue la pequeña Karina, que llegó visiblemente exhausta por algún esfuerzo físico. Después observó como uno de sus amigos —Lucas— se dirigió a Liliana para pedirle la tarea y ayuda en el examen, y también vio cuando ella le negó esa petición. Se preguntó por qué no le pidió ayuda a él, pero no quiso indagar mucho en eso. Dante solía salir mejor que Liliana en los exámenes —obtenía un acierto más o dos—, pero su calificación final no era alta porque rara vez entregaba tareas y trabajos.

Cuando el profesor Cortés les aplicó el examen, fue muy fácil responderlo, de hecho fue el primero en terminarlo. Cuando lo entregó, se fue a sentar en su banca y se quedó meditando acerca de la vida, ni siquiera se dio cuenta cuando el profesor pidió los exámenes a los alumnos que faltaban, lo que lo sacó de sus pensamientos fue el sonido de la puerta azotándose contra la pared. No había que ser un genio para saber que era Sasha, que acababa de llegar. Luego la observó actuando la misma escenita que hacía cada periodo de exámenes, pero eso solo duró unos segundos, en seguida dejó de prestarle atención y se volvió a quedar sumido en sus pensamientos.

Dante era un chico muy... peculiar. El primer día de clases, en primero de secundaria, a casi todos les llamó la atención el niño con aires de misterio. Además de eso tenía un rostro inteligente y bello. Era muy callado y reservado, también era un poco alto y, como hacía un tiempo estaba yendo al gimnasio, tenía buen cuerpo. Por supuesto que en el primer año era más bajito y delgado, pero eso no impidió que la mayoría de las chicas se alocaran por él. Sin embargo, semanas después, algunas niñas comenzaron a perder el interés por Dante, ya que siempre se mostró muy distante con ellas. Aun así había alguna que otra que todavía quería con él: Lucas le comentó que escuchó a Yolanda diciéndole a Miriam que Karina tenía un enamoramiento por él, pero eso no le interesó demasiado. También sabía que le gustaba a la misma Miriam, pero le dio lo mismo que con Karina.

Él pensaba que las niñas a esa edad eran una total pérdida de tiempo. Las chicas como Karina no le llamaban la atención, por supuesto que había unas muy guapas como Sasha Vera o Claudia Acosta, pero tampoco le atraía mucho la personalidad de esas dos; la única que parecía que más o menos valía la pena —según él— era Liliana, pero esa chica no parecía interesada en chicos, ella estaba interesada en otros asuntos como salir bien en las materias o ganar dinero. Así que Dante decidió que lo mejor era no perder su tiempo con las chicas.

—¡Dante! —Chilló una voz femenina, aunque la voz no provenía de una chica.

Dante volteó y vio a uno de sus amigos, llamado Kevin Gutiérrez, que le sonreía. Kevin era un chico homosexual que se juntaba en el grupito de Dante, que consistía en él, Lucas y otro chico llamado Ulises López. En primero de secundaria, si hubiera aceptado abiertamente que era homosexual, es muy probable que hubiera terminado en el grupito de Sasha —antes esas chicas eran más o menos su tipo de amigas, aunque en la actualidad pensaba que eran insoportables—, pero al principio no quería que nadie se enterara de sus preferencias, era algo muy duro para un niño que acaba de dejar la primaria, y que hasta hace poco sus padres le compraban muñecos de acción y carritos, darse cuenta que siente atracción por otros niños, y como los primeros meses de la escuela secundaria los chicos, que aún traen algunas manías de la primaria, no ven muy natural a un varón juntándose solamente con un grupito de chicas, terminó llevándose bien con Dante, Lucas y Ulises.

A mediados de segundo de secundaria fue cuando Kevin les confesó su homosexualidad, pero para su suerte, ninguno de ellos era homofóbico —a pesar de que él estaba esperando reacciones negativas, más por parte de Lucas—. Pero el rubio se encogió de hombros y dijo:

—Hombre, mientras yo no sea el objeto de tu cariño, todo está bien. —Sonrió.

—Ya lo sospechaba, pero no es algo que realmente me incumba. —Aceptó Dante.

Y Ulises solo se limitó a decirle que eso le traía sin cuidado, y hasta bromeó diciéndole que ahora él sería "la niña del grupo", una expresión incorrecta que a él le pareció adecuada en ese momento.

Kevin seguía sonriéndole a Dante, enseñando sus dientes en el acto. A pesar de que él mismo se prometió no enamorarse de ninguno de sus amigos —ya era mucho sentir atracción por León, otro de sus compañeros—, hacía como un mes más o menos estaba comenzado a sentir algo por su callado amigo. La idea de que Dante también era homosexual era muy vaga, pero aún así persistía en la cabeza de Kevin, ya que su amigo no había mostrado interés por las chicas y jamás le conoció una novia, no obstante, no quiso hacerse muchas ilusiones.

—¿Qué pasa, Kevin? —Respondió con un tono un poco indiferente. Dante aún no lo confirmaba, pero sospechaba de la atracción que tenía su amigo por él. A pesar de esto, trató de no prestarle mucha atención a ese hecho.

—Oh, nada, solo quería saludarte.

En ese momento ambos escucharon el sonido del tropiezo de Camila y oyeron la burla de Miriam, y automáticamente voltearon a verlas. A ninguno de los dos pareció importarle mucho pero siguieron viendo. Camila se dirigió rápidamente con sus amigas, Lucía Jiménez, una chica que se volvía fan de cada actor y cantante famoso que veía en la tele y oía en la radio, y Noemí Galindo, la niña que se encontraba en buenos términos con todo el mundo. Esta última abrazó a Camila y Lucía fulminó con la mirada a Miriam, pero no se atrevió a reclamarle nada.

—Y... —La voz de Kevin hizo que la atención de Dante volviera a él—. ¿Qué hiciste ayer? —Preguntó.

—No mucho —respondió Dante, encogiéndose de hombros—. ¿Y tú?

—Después de la escuela pasé por el parque, ¿y a quién crees que vi?

—¿A quién?

—Al maldito de mi exnovio. —Kevin hizo un puchero—. ¡El muy desgraciado ya anda con otro! —Se quejó.

—Oh...

—¿Oh? —Dijo luego de unos diez segundos, al ver que Dante no iba a agregar nada más—. ¿Solo dices "oh"? —Se quejó —. Eres muy seco —reclamó.

—Lo siento.

Kevin lo miró fijamente.

—No hay problema —respondió, acariciando sus cabellos de color negro azulado.

—Kevin, no toques así mi cabello. —Su tono no era fuerte ni duro y, sin embargo, tenía cierta autoridad.

—Ya, ya —Kevin quitó su mano de la cabeza de su amigo, luego lo observó mientras se volvía a quedar sumido en sus pensamientos. «Ojalá algún día se llegue a fijar en mí...» pensó Kevin, «realmente no es pedir mucho, ¿o sí?».



Ya vamos conociendo al prota:)

Espero que les caiga bien, es muy callado pero ya lo veremos interactuar más.

Gracias por leer :3

El suplicio de estar en la escuela ©Where stories live. Discover now