...

2 1 0
                                    

El camino era largo hasta llegar a casa, sus pasos eran cada vez más rápidos, Cantuña no era el tipo de hombre que se asustaba con cualquier cosa extraña que ocurriese, sin embargo, algo lo había dejado intrigado y a la vez temeroso.
Pero por unos segundos dejó de pensar en eso sabiendo que no significaba nada y más estaría perjudicando el mismo.

A pesar de que Cantuña fue caminando a un ritmo rápido llegó tarde a su casa. Debido a la larga caminata se sentía exhausto pero tranquilo de haber llegado sano y salvo.

Apenas Cantuña abrió la puerta su esposa y sus hijos lo recibieron con cariño y preocupación.

Anisha: Hola cariño, veo que te hiciste más tarde de lo usual.- dijo su esposa mientras se acercaba a él con su bebé en brazos.

Cantuña: Pasaron algunas cosas y son muy buenas pero antes.- cantuña tomó al bebé en sus brazos y empezó a besar sus mejillas.

Sus hijos se acercaron a él para abrazarlo como si hubiera pasado tanto tiempo desde que vieron a su padre. Cantuña tenía cuatro hijos Katari un niño de 7 años, Amaru un pequeño de 5 años, Dayami una niña de 4 años y Killari una bebé de 1 año.
A pesar de que Cantuña ganaba bastante dinero por las obras que hacía, él vivía humildemente con su familia y se llevaba muy bien con sus vecinos ya que todas las casas estaban pegadas unas con otras.
En ese entonces las noches eran muy frías por lo que Cantuña después de saludar a su familia se cambió de ropa y se puso algo más cómodo. Después de eso fue a hablar con su esposa que se encontraba en la cocina preparando algo de té y ambos se sentaron a conversar.

Cantuña: Sé que me demoré un poco pero tengo buenas noticias, me ofrecieron pagarme una buena cantidad de dinero, aunque no me dijeron cuánto pero tampoco les voy a cobrar nada barato si quieren que construya algo grande...

Anisha: ¿construir qué cosa? ¿y quiénes te ofrecieron el dinero?.- contestó interrumpiendo a su esposo.

Cantuña: Sí tranquila, a eso iba, me contrataron dos padres franciscanos, supongo que ellos pertenecen a algún tipo de iglesia y aparentemente le regalaron un terreno. Tuve que guiarlos hasta allá ya que no conocían el lugar, por lo que pude ver ese terreno es muy extenso.- suspiro profundamente.- Y eso es lo que me preocupa, es un terreno bastante grande no es difícil de construir ahí pero cuando dijeron que querían pagarme mucha plata estaba pensando que quieren que construya ese lugar lo más antes posible.

Anisha: Yo te conozco desde siempre y sé que eres capaz de muchas cosas pero ¿crees que puedes construir algo tan grande? Me preocupa que el estrés te consuma y te suceda algo.- dijo su esposa mientras tomaba su mano y lo miraba con ternura.- además es tarde y debes descansar un poco, cuando tu mente haya descansado pensarás mejor las cosas.

Cantuña: Tienes razón, es tarde y debemos ir a dormir, igual los niños necesitan descansar.- respondió mientras le daba un beso en la frente a su esposa y se retiraba de la mesa.

Por la mañana como de costumbre Cantuña se despertia a las 6:00 a.m de la mañana, se viste, prepara algo para desayunar y antes de salir se despide de su esposa, sus cuatro hijos y se retira de la casa para ir a su trabajo, una rutina que lleva haciendo ya desde hace muchos años y más que agotarlo le ayuda tranquilizarse ya que puede observar como el sol aparece tras las montañas mientras va caminando hacia su trabajo. Realmente disfruta caminar por las mañanas y aunque abre su negocio a las 7:30 a.m él siempre le gusta salir temprano para disfrutar del aire fresco.
Uno de los negocios más populares de lugar es el que tiene Cantuña, es sobre la construcción y remodelación de estructuras por lo que posee materiales y maquinaria pesada para todo tipo de construcciones, es un negocio que ha perdurado hace años por lo que se ha convertido en un negocio familiar, ya que sus primos, tíos e incluso la familia de su esposa están asociados con él, aunque también cuentan con algunos trabajadores que ha contratado por falta de mano de obra.
Cantuña llega justo a tiempo para abrir el local, de igual forma en ese momento también llega uno de los trabajadores Erick, un joven muy trabajador pero un tanto problemático ya que ha tenido algunos pleitos con otros locales vecinos y además que tiene una fuerte dependencia a el cigarrillo, algo que incomoda un poco a Cantuña ya que al ser un hombre de familia mira a Erick como un hijo más y detesta a ver que uno de sus hijos esté fumando algo tan dañino.

Erick: Buenos días señor veo que se ha despertado temprano.- dijo el muchacho mientras se acercaba lentamente con un cigarrillo en sus manos.

Cantuña: Ja ja siempre me despierto temprano muchacho tú eres el que siempre llega tarde.- contestó con un torno burlón.- Me alegro que hayas venido temprano porque necesito de tu ayuda yo...

Erick: De hecho señor yo también necesito pedirle un favor.- interrumpió el muchacho.- no sé si sea demasiado pedir pero quisiera que pueda adelantarme mi paga de este mes.

Cantuña: Uh es raro que tú pidas favores ¿y a qué se debe?.-contestó intrigado.

Erick: Bueno en un par de meses me voy a casar.- contestó en un tono nervioso, sus manos temblaban y su voz también.-  gracias a usted he podido mantenerme y ya ha pasado mucho tiempo desde que llegué aquí, no puedo creer que ya hayan pasado 7 años, este lugar es como mi segunda casa y ustedes como mi familia y yo solo quería que los chicos y usted pueda venir a mi boda.

Esas palabras cambiaron la expresión de Cantuña en un instante pasó de tener dudas acerca del favor, a sentir alegría por el joven muchacho que se iba a casar.

De pronto el conmovedor momento es interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.

Buenos días señor Cantuña.


El demonio de la catedral Where stories live. Discover now