Siempre fuiste tú, idiota.

Capítulo 3

“Story time de cuando mi vida se puso de cabeza y el corazón se me hizo cachitos”

Hacía tan solo un par de meses acababa de cumplir 14 años. Me sentía toda una mujer y había decido decirle a mi mejor amigo lo que sentía por él. No hacía falta, según yo, porque obviamente ambos sabíamos que éramos novios. Pero me había aficionado a leer novelas románticas y en todas ellas los protagonistas tenían un momento en el que declaraban su amor.

Bueno, en realidad casi siempre era el chico quien decía a la muchacha sus sentimientos; mas siendo realista y conociendo lo tímido que era Lucas, sabía que nunca tendría el valor para algo así; tenía que hacerlo yo.

Fui a una tienda de regalos y conseguí globos, chocolates y flores –todo lo que me hubiera encantado recibir de él— y me fui a esperarlo a la salida de su escuela. Era 3 de noviembre, fecha especial para ambos porque un día como ese Lucas había llegado a mi colegio y robado mi corazón.

Me puse un vestido de su color favorito y acomodé mis rizos de una bonita manera. No usaba maquillaje aún, por lo que me sentí toda una rebelde al ponerme la máscara de pestañas de mi madre y combinar mi brillo labial con su creyón más rojo. El espejo de casa me dijo que me veía hermosa y le di una sonrisa a manera de agradecimiento.

Allí estaba yo, escondida frente a la escuela de Lucas, en un pequeño callejón que había entre dos tienditas de víveres. Miré el reloj y me di cuenta de que ya era hora de que saliera. Mi escondite era perfecto para sorprenderlo: él no podría verme desde la entrada de su secundaria.

Alisé mi vestido una vez más y alcé la vista justo a tiempo para verlo salir de la escuela de la mano de otra chica; justo a tiempo para ver cuando se inclinó a besarla en los labios a modo de despedida.

El corazón se me rompió en mil pedazos. Pude sentirlo escapar de mi pecho a través de mis ojos, convertido en gotitas saladas.