8. Siguiente paso: Matrimonio

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No tengo que sonar así.

—¿Mi ayuda? —se endereza para prestar atención.

—Ajá, para mí mala suerte eres mi única opción —entorno los ojos—. Ya sabes, mi único y mejor amigo.

Tiene que ser lo antes posible, por lo menos para este fin de semana Alessia tiene que llevar un anillo en el dedo anular.

—Le voy a pedir matrimonio a Alessia —no le sorprende mis palabras sabe que va a ocurrir en cualquier momento—. Quiero hacerlo bien.

—Vaya, vaya. No me lo esperaba Adrien. ¿Tú queriendo hacerle hasta con fuegos artificiales? —se avienta una carcajada—. Nunca lo creí ver.

Sus ojos brillan llenos de diversión, me enfurece un poco.

—Me vas a ayudar o no —sentenció— si no es así vete.

—Que sensible andas hoy.

No entiendo cómo nos hicimos amigos, es más que razonable que Dom es un hombre que te toca los huevos con solo abrir la boca y yo soy un ermitaño con un carácter de mierda.

—¿Qué idea necesitas exactamente? —saca su celular—. Seguro en el internet hay muchas opciones.

Jalo su teléfono para orillarlo.

—No me guiaré por las estúpidas ideas del internet.

—Delicado —escupe—. ¿Cualquier opción?

—Si, que sea muy buena —ordenó—. Dos cabezas piensan mejor que una.

—Llévala a la Torre Eiffel —lo más básico.

—No, allí le propuso matrimonio Alec a su esposa —eso es de ellos, yo quiero ser diferente—. Tampoco quiero ser tan básico, ¿cuántas parejas al año les piden matrimonio?

—Veamos —le piensa—. ¡Ya se!.

—Ilumíname

—Esto será muy empalagoso y romántico así que pienso que será lo correcto —espero a que me diga su brillante idea—. Solo espero que me agradezcas como es debido.

Ya sabía yo que nada es gratis en esta vida y menos él.

—Solo habla, me desesperas —exijo exasperado.

—Una velada con una rica cena, vino tinto y esas cursis cosas en el río Sena —sonríe sabiendo que me ha dado una buena idea—. Vez, soy genial ayudando.

Me gusta lo que ha dicho, un paseo en barco en el río Sena mientras apreciamos la noche.

—Ya te puedes ir —le señaló la puerta para que se vaya—. Es todo lo que necesitaba de ti.

—Me siento como una de tus chicas usadas de una sola noche, sexo bueno y después adiós —saborea el disgusto entrecerrando los ojos—. Que bastardo eres.

En vez de Dominique le hubiesen puesto Don Dramático.

—Sabes que siempre buscas un precio, solo dime que quieres y listo —sabe que hablo en serio—. ¿Un viaje?, ¿un crucero?. La última vez que pedí tu ayuda me sacaste una buena tajada por un tonto cuadro de Risso.

El heredero Bouffart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora