Capítulo 1

26 7 5
                                    

 "Story time de cuando mi vida se complicó al punto de parecer un nudo sin posibilidades de desenredarse. Todo empezó cuando..."

¡Uy, perdón! Yo y mi manía de hablar siempre como si estuviera grabando videos. Mejor me presento. Me llamo Kenia y tengo 19 años. Recién acabo de empezar la universidad y, en mis ratos libres que son cada vez menos, soy instagramer. Por mí, lo fuera a tiempo completo, pero mis padres no creen que sea un trabajo real. De hecho, es un milagro que mi cuenta de Instagram haya sobrevivido hasta ahora; cuando decidí crearla a los 15 y vieron que me tomaba tanto tiempo, se pusieron hechos una furia.

Aun así, pude quedármela, porque a perseverante y valiente no me gana nadie. Les di un montón de excusas que a mí me parecían muy lógicas y ellos, creo que más bien por cansancio de oírme parlotear durante tres cuartos de hora, terminaron cediendo. Eso sí, me hicieron prometer que si mi media escolar bajaba de 8.5, tendría que cerrarla.

Afortunadamente, siempre se me ha dado bien estudiar, por lo que pude cumplir con mi parte; claro, que eso tampoco impidió que cada tanto insistieran en que no tenía sentido desperdiciar horas haciendo videos para la red social.

¿Qué por qué la creé? Bueno, en principio la usaba como una especie de diario digital. Verán: mi mejor amigo, Lucas, ha sido mi crush desde que tengo memoria. El muy idiota nunca se ha dado cuenta y eso comenzó a ser muy frustrante para mí, especialmente cuando a sus 15 años comenzó a salir con chicas y me rompió el corazón por primera vez.

Recuerdo que, entre lágrimas, agarré un cuaderno y garabateé como pude todo lo que sentía. Una vez que acabé y estuve un poco mejor, lo arrojé al último cajón de mi escritorio con la esperanza de que nadie lo viera jamás. ¿Escucharon el sonido de cristales rotos? Pues sí, fue mi esperanza rota cuando mi preciado tesoro fue a parar a manos de mi prima de 12 años. Estaba de visita en casa y nunca ha tenido reparo de revisar cosas ajenas.

Aprendí de esa forma que un diario escrito no era una opción y anduve días dándole vueltas en mi cabeza. Se me ocurrió trasladar todo mi drama a un blog; pero, aunque soy muy buena en muchas cosas, tipear no es lo mío. YouTube me parecía demasiado complicado. Por lo tanto, me decanté por Instagram.

Por supuestísimo que no muestro mi cara en los videos, cambio un poco la voz y mi nombre de usuario no es ni remotamente parecido a mi nombre real. En fin, quién diría que la gente es tan cotilla y está interesada en profundidad en la vida ajena. Tengo muchos seguidores y lo cierto es que nunca pensé que llegaría ni a cincuenta.

Pero bueno, ya nos hemos desviado del tema central de mi historia: Lucas o, más bien, que yo haya estado casi toda mi vida enamorada de Lucas. Para ser franca, no puedo precisar cuándo empezó a gustarme, por lo que siempre cuento desde la primaria, que fue cuando supe que existía.

Querer a Lucas era fácil y siempre me había hecho feliz. Hasta hoy. Todo es muy complicado justo ahora y temo por mi salud mental porque, literalmente, ¡NO SÉ QUÉ HACEEEER!

En mi defensa, culpo a Nathan. Si él no hubiera aparecido en mi vida, con su risa perfecta y sus ojos de ensueño, yo hubiera podido seguir perfectamente feliz y enamorada del idiota de mi mejor amigo. En fin, eso se los contaré después. Si quiero que me entiendan, más vale que empiece esta historia por el principio.

No se preocupen, tengo excelente memoria y les añadiré los detalles jugosos. Y, claro está, siempre puedo basar la información en mis propios reels. Así que traigan sus palomitas o cualquier cosa con lo que acompañen la lectura y listo. Hay que empezar.

Siempre fuiste tú, idiota.Where stories live. Discover now