5. El beso

13 6 3
                                    

Eran exactamente las once y media de la noche y Marco acababa de besarme. Yo por supuesto que no me aparté, porque he de reconocer que sí me apetecía besarle. De hecho no lo hacía nada mal. Y me gustó. Claro que me gustó. Pero también era consciente de que no debía de significar nada. ¿me atraía físicamente? Pues si, a quien voy a mentir. Pero no quería nada serio con nadie, y tampoco creo que él lo quisiera.

Después de un rato nos separamos, y no se si fue el alcohol o que fue, pero tuve el impulso de volver a besarle, lo cual resultó gustarle, por que no se negó. Estuvimos un rato así hasta que decidimos marcharnos y hacer como si nada hubiera pasado. Exceptuando que cuando llegamos a mi casa y fue hora de despedirnos volvió a hace. Y como no mi hermana se asomó y lo vio. Y ahí estaba. Preparada para bombardearme a preguntas.

-¡¿Qué acabo de ver?!

-Relájate. No es nada.

-¡Te ha besado!- Lo que dijo mi hermana fue un golpe de realidad, ya que me quedé callada asimilándolo hasta que finalmente respondí.

-Llevamos menos de una semana aquí, no es nada.

-¡Uf! No paras de decir eso. Llevamos poco aquí. En tan poco tiempo no da tiempo a nada.- Imitó mi voz.- Date cuenta de que en una franja pequeña de tiempo te puede empezar a gustar una persona, y si es mutuo... bueno... te ha besado. Si eso no es una señal...

-Para ya. No vivo en una película y tú tampoco. Nos hemos ido de Oklahoma que es lo único que me hacía feliz y ahora que venimos a este estúpido pueblo, ¿me tengo que adaptar? ¿Tengo que vivir una historia de amor? Si tú quieres hacerlo puedes, pero a mi déjame en paz. Solo me divertía.

-Estás borracha, vete a la cama. Ahora mismo nada de lo que dices tiene sentido.

-Puede que esté borracha, pero nada de lo que estoy diciendo es mentira y soy completamente consciente. Lo que pasa es que a ti la verdad te duele. Y mucho.

-Vete a la cama. Mañana hablamos.

La hice caso y subí las escaleras con cuidado. Por suerte mis padres no se dieron cuenta de nuestra discusión ya que dormían. Mientras entraba en mi habitación escuché algo que me decía mi hermana pero lo ignoré.

-Solo intentaba alegrarme por ti...

*****

-Ariana levántate ya

Oí que me decía mi madre. A pesar de abrir los ojos lo veía todo borroso. Era consciente de que era mas tarde de la hora a la que solía despertarme, pero no estaba segura de exactamente que hora sería.

-¿Qué hora es mamá?

-Las diez, y por muchas excusas de ayer que me pongas tienes que despertarte ya y desayunar algo.

-Vale...

Me desarropé y me levanté. Me dolía la cabeza asique opté por tomarme mi café mañanero que no solo me ayudaba con la resaca, sino que también estaba buenísimo. Y mientras me lo tomaba mi hermana entró en casa. Volvía sudada, de correr supuse. Siempre solía ir a hacer ejercicio cuando discutía con alguien y esta vez la causante fui yo. Era verdad que estaba borracha y quizá me pasé, pero todo lo que dije era lo que pensaba. La dura y cruda realidad. Igualmente opté por saludarla con normalidad.

-Hola, ¿has salido a correr?

Su respuesta fue una mirada que me transmitió más que mil palabras. Era una mirada de decepción y culpabilidad al mismo tiempo. Y yo a pesar de ser consciente de lo que pasó decidí hacerme la loca.

-¿Qué pasa?

-¿Qué pasa? No bebiste tanto como para no acordarte.

-¿Es por la discusión?

-¿Tú qué crees?

-Supongo que si, aunque creo que no fue para tanto.

-Ya, pues hay personas a las que les afectan las cosas de distinta manera que a otras.

La miré fijamente hasta asegurarme que realmente estaba dolida por lo que la dije, o mejor dicho, lo que la dije hizo que saliera a la luz todo lo que tenía acumulado. Mi hermana no era de hablar las cosas. Siempre se las guardaba para si misma hasta que explotaba y lo pagaba con la persona que tuviera delante. Y ahora estaría enfadada conmigo una temporadita.

-¿No podemos hacer las paces y ya? Solo estaba cabreada por la mudanza.

-No es cierto. Me atacaste a mi, solo intentaba alegrarme por ti.

-Pues me enfadé porque yo no quiero nada con Marco y en tu cabeza nos vamos a casar.

-Claro que no, ni siquiera nos quedaremos aquí para siempre, pero estaba contenta de que al menos disfrutaras un poco. ¿Crees que me hacía feliz verte tan mal el año pasado en Oklahoma?

-No estoy diciendo que te hiciera feliz, pero tú tenías tus problemas y yo los míos, además estuve una semana realmente mal, luego se me pasó.

-Yo tenía mis problemas y sentía que nadie estaba ahí para escucharme. En cambio me ofrezco para estar contigo cuando estabas mal y ni me lo agradeces.

-¿Te estás picando por que no tenía compasión por tu vida perfecta?

-¿Vida perfecta? Si tuviera una vida perfecta no estaría aquí.

-No, estarías en Oklahoma con tu novio, tus amigos y tus estudios. Una puta vida perfecta. Que era la que tenías antes de mudarnos. Asique sí. El año pasado me centré mas en mi, porque tú estabas viviendo tu vida de ensueño.

-Pues que sepas que no todo era tan bonito. Yo también tenía mis bajones y mis problemas.

-¡Pero tenías el apoyo de tus amigos y tu novio!

-¿Y sabes cual me faltaba? El de mi hermana.

Elisa rompió a llorar y entendí realmente que era lo que tenía ahí guardado. A mi también se me escapó alguna que otra lágrima hasta que logré romper el silencio.

-Lo siento.

Era lo único que pude decir y fui a abrazar a mi hermana. Quien me devolvió el abrazo.

-Prométeme que estaremos la una para la otra. Siempre.

-Siempre.

Besó mi mejilla y subió su cuarto secándose las lágrimas. La contemplé mientras pensaba en lo ocurrido hasta que me sonó el móvil. Era una llamada. Al principio pensé que sería Sara, ya que habíamos hablado para hacer llamada hoy y así contarla todo lo que sucedería en la fiesta. Pero en vez de eso me encontré con una voz mas grave y seductora.

-Hola Ari.

-¿Marco?

-Si, ¿Qué tal todo? ¿Qué haces?

-Mm, nada interesante. ¿Por?

- Esta noche tiran fuegos artificiales. Hemos hablado para ir a verlos al mirador. ¿Os venís tú y tu hermana?

-La tendría que preguntar, pero por mi parte si.

-Pues cuando la preguntes me dices.

-Vale, adiós.

-Adiós, guapa.

Y así colgó la llamada. Como si nada. Teniendo en cuenta que Elisa estaba en la planta de arriba pegué un grito.

-¡Eli! ¿Te apuntas con los chicos a ver fuegos artificiales esta noche?

-No grites Ariana.- Interrumpió mi madre.

-Perdón...

-¡Vale!- Respondió mi hermana con entusiasmo gritando.

-¡No gritéis!- Insistió mi madre.

-¡Perdón!

Mandé un mensaje a Marco confirmando y me dijo que nos venía a buscar a las siete y media. Iba a ser... interesante.

*****

Nota de la autora:

Hola de nuevo.

Aquí este nuevo capítulo, que espero que os esté encantando.

Pronto más y mejor.

Un besito. Daniela. :)

Solo somos nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora