Lena creció rodeada de una fé inquebrantable hacia un Dios.
Liam no creía en nada más que su propia verdad.
Ella insistía en que todos debían creer en algo alguna vez en su vida que los atara al mundo. Así que él, por creer en algo, prometió una fé...
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’’Che l' errore tou è stato amarmi come se domani il mondo fosse uguale a com'era ieri’’ |“Pero tu error fue amarme como si mañana el mundo fuera igual a como era ayer”
—Lontana da me, Manëskin
Lena creció rodeada de una fe inquebrantable hacia su Dios.
Liam no creía en nada más que su propia verdad.
Ella insistía en que todos debían creer en algo alguna vez en su vida que los atara al mundo. Así que él, por creer en algo, prometió poner su fe indestructible e incondicional hacia ella. Hacia la que denominaba su casa.
Pero él cometió el error más grande en el que cualquier humano podría incurrir porque, en primera, sus esperanzas las puso sobre los hombros de otro ser humano imperfecto que podía derrumbarse en cualquier momento; había puesto sus ojos en alguien que tenía que ser salvada pero no quería serlo, ella por el contrario, necesitaba salvarlo a él.
La ley de los signos no podía dar a dos cantidades de distinto signo un resultado positivo. Liam era la cantidad negativa y Lena la positiva. Pero al ser dos humanos ligados por un mismo pasado, querían cambiar las reglas para moldearlas a sus deseos negándose al destino que ya estaba escrito desde el comienzo.
Liam, un pianista cantautor francés más famoso a nivel mundial en la actualidad, el que había llegado a salvar la música, un día soleado de junio conoce a una frágil y delicada joven religiosa recién egresada de un orfanatorio y decide llevársela consigo a casa para cuidarla del mundo exterior. Sólo que a Liam se le olvidó que por más que tratara de protegerla, él no podía salvarla del infierno que vivía en él.
