Rui era plenamente consciente de que su corazón había sido arrebatado por un característico chico rubio tiempo atrás, época en la que se unió al grupo Wonderlands×Showtime.
Estaba enfermo de amor, ya no era el mismo de siempre. Era un patético desas...
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Rui tuvo una pesadilla.
Una horrible, terrible y espantosa pesadilla.
Todos los sentimientos embotellados de aquellas tardes de noviembre se arremolinaron en un sueño bizarro del que su mente no podía escapar.
Incapaz de olvidar los borrosos trazos de la creación de su subconsciente, él casi puede sentirlo nuevamente: sus brazos envueltos alrededor de Tsukasa, presionándolo protectoramente contra su cuerpo; el bello rostro relajado descansando sobre su pecho con nada más que comodidad. El rubio se aferraba a su calidez con una sonrisa adornando sus labios. Calmado y pacífico como un bebé, cerraba sus ojos ante el acogedor toque de Rui jugueteando con las hebras de su cabello degradado en rosa melocotón.
Desde luego que él no puso ninguna resistencia en dicha ilusión, con el completo propósito de atormentar a Rui en el instante que despertara de su letargo en el sofá del garaje.
Su corazón se sentía raro. Latía con fuerza, como si deseara hacerse paso fuera su pecho. Lo que puede reconocer, además del estruendoso sonido de su propio pulso en sus oídos, es el malestar en el estómago. Las mariposas invaden sus entrañas, extendiendo sus alas vivamente. Y aun así, Rui no las consigue vomitar.
Todo su cuerpo y mente se sentían tan extraños.
Pero, una vez más, eso no era ninguna novedad para Rui. Esto formaba ya parte de una particular rutina diaria.
De mala gana, se sienta en su no-tan-agradable cama improvisada, hurgando en su mente en busca del perpetrador de los hechos. Perpetrador que obviamente no fuese Tsukasa Tenma.
Sin embargo, no obtiene éxito. Cada pensamiento está plagado del estrepitoso chico denominándose futura estrella cuán virus. En especial el recuerdo de ayer.
Claro, el recuerdo de ayer.
—Oh, dios mío —él suspira, resignado, al percatarse que algo tan simple pudiese ser tal gran explosivo detonante. Un beso. En su mejilla.
Viajando al día anterior, Rui se observa a sí mismo junto a Tsukasa, pasando tiempo luego de la práctica para el inminente show de Wonderlands×Showtime, a las afueras del escenario A solas. Entonces, ¿por qué su corazón seguía dando vuelcos al recordar la sensación del más bajo estando cerca de él?
Manos rozando, ansiosas por entrelazarse; su cabeza apoyada ligeramente sobre su hombro durante la caminata. Los labios por los que suspiraba todo el tiempo, que tanto anhelaba, presionando sobre su mejilla teñida de escarlata bajo los faroles que iluminaban la oscura noche a modo de despedida.
—Estoy enamorado —reconoce para sus interiores, por, posiblemente, décima vez en la semana.
Y el suspiro que amenazaba con abandonar su boca finalmente lo hace. El peli-violeta se encoge de hombros, preguntándose constantemente qué estaba mal consigo mismo.
