Dulces chocolates

61 9 14
                                    

Los ojos oscuros de Mei fijaron los míos, pero no pude distinguir la emoción en ellos. Ella estaba enojada, aunque yo sabía muchas cosas. Por alguna razón me sentí culpable, como si me hubieran pillado siendo infiel, no podía decir si Mei estaba más enojada con Udagawa o conmigo.

- Hola Yuzu. - Dijo, una vez que se percató de mi presencia. Su saludo no fue nada amistoso.

- Udagawa... - Dijo señalando al guardia.

De hecho, escuché a Udagawa tragar saliva cuando Mei le habló, y Mei parecía asustarlo.

- ¿Brad volverá hoy? - continuó Mei. Udagawa negó con la cabeza.

- Aún esta enfermo. - El se atragantó.

- Bueno, hagamos otro viaje divertido a mi celda, ¿no? - Dijo Mei con sarcasmo, con la mandíbula aún apretada y una sonrisa juguetona saliendo de sus labios.

Temí por Udagawa cuando noté la tensión entre los dos, incluso más fuerte que antes. ¿Mei habría lastimado a Udagawa ayer? No había evidencia física en el cuerpo de Udagawa, así que probablemente no. Pero definitivamente algo pasó. Tendría que preguntarle a Mei sobre esto más tarde.

Con ellos dos frente a mí, me sentí como una mujer pecadora. Udagawa parecía ser mi amante y Mei el marido posesivo en este escenario, en este caso, la esposa posesiva. Realmente no hice nada malo, pero sentí que lo había hecho. Tenía miedo de que Udagawa sintiera la ira de Mei más tarde si no los vigilaba.

Tenía que observarlos de cerca si quería asegurarme de que Udagawa no saliera lastimado. Parecía más amigable y más fácil de confiar que Mei. Pasar tiempo con Udagawa siempre fue fácil, disfruté los momentos que estuvimos juntos.

Pero Mei era una historia diferente. Ella era un misterio enredado que te seducía desde dentro, haciéndote querer resolver el rompecabezas cada vez más. Ella era un ángel oscuro. Era intimidante e inteligente, pero había algo más ahí. Había una gran luz que Mei insistía en mantener oculta; pero vislumbré algo brillando a través de sus cortinas oscuras.

- Bueno, será mejor que nos sentemos antes de que alguien tome nuestra mesa. - Dije al darme cuenta que ninguno de nosotros se había movido, y que la tensión y el silencio permanecían.

Fue una excusa estúpida para salir de allí, de verdad, pero agradecí que ninguno de ellos lo cuestionara.

Ambos compartieron una última mirada, antes de que Mei dirigiera su atención hacia mí.

- Después de usted. - Dijo señalándome para que caminara frente a ella.

Le di a Udagawa una sonrisa de disculpa y crucé la habitación hacia nuestra mesa, y tan pronto como me senté, dejé escapar un largo suspiro.

Mei me siguió y se sentó poco después. Miró por encima del hombro para probablemente asegurarse de que Udagawa estuviera lo suficientemente lejos como para no escucharnos.

- ¿Qué carajo te dije Yuzu? ¿Te dije que te alejaras de Udagawa y ahora vas a una puta feria con el?

- Mei, cálmate y deja de hablar así. - Pedí.

- Puedo hablar así si quiero. - Respondió Mei, sin duda solo intentando irritarme.

- Y yo puedo pasar más tiempo con Udagawa si quiero. - Respondí en tono de broma. Mei abrió la boca para hablar, pero levanté la mano para silenciarla. - Y si me dejas terminar, aprendí que es imposible que Udagawa sea un asesino, así que no hay razón para que me mantenga alejado de el.

Las cejas de Mei se juntaron por la confusión o la ira, no podía decir cuál.

- ¿Por qué? - Preguntó, todavía tensa.

Psiquiátrico - CITRUS Onde as histórias ganham vida. Descobre agora