Parte única.

1.5K 88 30
                                    

Despertó por el ruido que estaba haciendo la alarma, fastidiado, alargó la mano para apagarla. Quiso dormir un momento más, pero no logró conseguir sueño. Rendido, se levantó de la cama y fue directo al baño. Se desvistió y se metió a la ducha. No duró mucho, apenas unos pocos minutos y salió. Agarró la toalla que colgaba cerca de la ducha y se la enrolló en la cintura, cogió otra toalla para secarse su cabello castaño oscuro y se acercó al lavabo para cepillarse los dientes. Salió del baño y se dirigió al armario. Busco algo que ponerse y eligió una camisa negra holgada y unos 'jeans' azules. Se acercó al espejo que estaba en el armario y se arregló un poco el cabello. Ya arreglado, salió de su cuarto y bajó las escaleras. Se dirigió al comedor y allí encontró a su padre tomando una taza de café mientras leía el periódico.

—Buenos días papá —dijo.

—Buenos días hijo —contestó el padre.

—Buenos días Jongin-ah —dijo una anciana mujer que salía de la puerta de la cocina.

—Bueno días nana —contestó Jongin—. ¿Y madre? —preguntó.

—Se fue temprano al trabajo —respondió el padre. Jongin asintió.

—Siéntate Jongin, toma tu desayuno —dijo la nana.

Jongin se sentó en la silla y comenzó a comer el desayuno que su nana le preparó. Al finalizar de comer, se despidió de su padre y de su nana. Cogió la mochila donde tenía las cosas que iba a llevar ese día, salió de casa y se dirigió al metro, la cual estaba a unos metros lejos de su casa. En la estación había muchas personas, sea chicos y chicas jóvenes, que hombres y mujeres, los cuales se dirigían a su trabajo. Jongin tenía que esperar allí por cinco minutos para que el tren que debía coger llegara. Los cinco minutos pasaron y el tren llegó, Jongin trató de hacerse espacio para poder entrar, ya que toda la gente empujaba para poder entrar o salir. Jongin, con esfuerzo, consiguió entrar. Las puertas del tren se cerraron y mitad gente se quedó afuera de este. El camino para llegar a su destino no era tan largo, a sólo tres paradas, contándolas desde donde se subió. Llegó a su parada y salió de allí corriendo. Ya afuera, logró respirar aire limpio, terminó de hacerlo y se dirigió a su destino. No tuvo que caminar tanto, ya que desde donde estaba sólo tenía que caminar unos pocos minutos.

Jongin no conocía a nadie en Seúl. Todo para él era nuevo, sólo conocía la calle de su casa a la Universidad y viceversa. Sus padres decidieron mudarse porque a su madre le ofrecieron un trabajo como doctor en el hospital de Seúl hace un mes. Y ya que Jongin tenía que comenzar la Universidad, con sus buenas notas y su pasión por la danza, logró entrar en la Universidad Nacional de Artes de Corea. Iba a comenzar su primer año y tenía miedo. No era muy bueno haciendo amistades ya que era muy tímido con las personas que no conocía bien, en toda su vida sólo ha tenido dos amigos, pero al mudarse tuvo que dejarlos atrás. Tampoco ha llegado a tener novia por su timidez y ahora por ello tenía miedo, miedo de no lograr hacer ningún amigo.

Llegó a la entrada de la Universidad, y aunque si ya la había visto cuando se vino a inscribir, le seguía pareciendo una grande y espectacular Universidad, era lo único bueno de todo eso, estaba yendo a una muy buena institución. Con miedo y el corazón a mil, entró. Sacó de su mochila dos papeles uno tenía escrito las clases que tenía, los nombres de los maestros, la sección de su clase y el código de su casillero y el otro era un mapa. Jongin, leyendo el mapa, trató de entender dónde estaba la secretaría y estuvo caminando de un lado para otro sin encontrarla. No sabiendo qué más hacer, buscó a alguien que le pudiera ayudar. Para su suerte un chico con lentes, y unos centímetros más bajo que él, estaba yendo por el camino donde estaba.

—D-disculpa —dijo en voz baja cuando el chico pasó por su lado, que por suerte le escuchó, se paró y con una sonrisa le preguntó: —¿Sí?

La mejor oportunidad. {KaiBaek/EXO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora