𝓲𝓿. 𝐬𝐡𝐨𝐩𝐩𝐢𝐧𝐠

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DE COMPRAS

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DE COMPRAS

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Nariakira ya había salido del santuario para dirigirse a un pueblo cercano. Acompañada por la sirvienta de cabello corto. Dijo que se llamaba Kaeya y que se encontraba ahí por qué Sukuna la había encontrado desde pequeña vagando en las calles.

Quedaban pocos metros para llegar al pueblo que quería ir. Le habían dicho que se llamaba Nirasawa y que estaba a tan solo
2 kilómetros.

-Dios mío, odio está ropa. No entiendo cómo las personas pueden llevar esto como si nada.- soltó la morena disgustada.

-Al Amo Sukuna también le disgustaba que usaran ropajes descubiertos, pero tan solo se los compraba para que no lo molestaran.

Siguieron caminando y hablando de distintos temas. Kaeya era una persona muy amigable, alguien con quien podrías entablar conversación de cualquier cosa sin sentirte incómoda. Conversaron sobre como se sentía su estadía en el santuario, el como acabó ahí, etc. Al poco rato, llegaron al pueblo.

Era bastante bonito, tenía muchas tiendas de distintas variedades. Ropa, comida, incluso había baños termales.

Kaeya miró alrededor, buscando alguna tienda de ropa en la cual no hubiera mucha gente. Y cuando lo hizo, arrastró a Nariakira con ella.

-¡Ésta tienda es perfecta! No está muy habitada pero hay kimonos muy lindos. Estoy segura de que aquí comprará lo que necesite.- dijo con una gigante sonrisa.

-Bueno, si tú lo dices...- terminó ella.

Se fijó en cada prenda que había ahí. Y la de cabello corto tenía razón. Tenían bastantes cosas, de muy buen precio y además buena tela.

Estuvo media hora mirando, para al final escoger seis kimonos de colores suaves y no muy llamativos.

-¿Podrías esperar aquí? Me gustaría cambiarme de vestimenta.- pidió con vergüenza.

-¡Claro! Usted haga lo que necesite, yo me quedaré esperándola.- gritó feliz.

La contraria asintió y entró al cambiador. De forma rápida, se quitó ese incomodo ropaje y se puso uno de los kimonos que eligió. Uno morado con flores amarillas de estampado. (Multimedia)

Por fin se sentía ella. No una muñeca de cristal a la que tienes que guardar en una vitrina para que no se rompa por su belleza.

-Ya he decidido cual usar, Kaeya.- salio del probador y se detuvo delante de la chica. esta la contemplo boquiabierta, parecía una diosa. La diosa perfecta para su Amo.

-¡Está hermosa Señorita! ¡Seguro que al Amo le encantará!- la halagó.

Nariakira solo pudo sonrojase. Nunca en la vida había recibido algún comentario bonito sobre ella, aparte de su madre.

𝓢𝒌𝒚𝒇𝒂𝒍𝒍, 𝗿𝘆𝗼̄𝗺𝗲𝗻 𝘀𝘂𝗸𝘂𝗻𝗮Where stories live. Discover now