BAJO EL RESPLANDOR DE LA LUNA

48 10 4
                                    

Hola mis queridos lectores!

En esta ocasión, les traigo un pequeño one shot con la temática de San Valentín. Quiero aclarar que es la primera vez que escribo en tercera persona, y se me dificultó muchísimo, no por la falta de ideas, sino porque siento que me pierdo un poquito, así que pido una sincera disculpa si se lee un poco extraño.

Espero que sea de su agrado.

Miroku observó con curiosidad mientras Inuyasha cortaba un montón de rosas, intrigado por su actividad inusual.

-¿Qué haces, Inuyasha? Preguntó mientras se acercaba para obtener una respuesta.

-En la época de Kagome suelen celebrar algo llamado San Valiente o algo parecido -respondió Inuyasha, tratando de recordar el nombre de aquella costumbre moderna.

Miroku asintió con entendimiento, cruzando los brazos y apoyándose en un árbol cercano.

-Ya veo. Te refieres a San Valentín. -dijo con una pícara sonrisa-. La señorita Kagome le contó a Sango que es una fecha importante para los enamorados.

Inuyasha se sonrojó ante el comentario del monje, sintiéndose un poco incómodo. Dejó de hacer lo que estaba haciendo y se sentó en el suelo, adoptando su postura característica con las piernas cruzadas, la espalda erguida y los brazos apoyados en las rodillas.

-No entiendo muy bien sobre las costumbres de su época, pero... -levantó su mirada al cielo- quiero hacer algo de lo que a ella le gustaba hacer.

Miroku, siempre conocido por su humor pícaro y sus bromas pervertidas, no pudo resistirse a hacer un comentario juguetón.

-Bueno, Inuyasha. Si quieres impresionar a la señorita Kagome, vas por un buen camino. Seguramente hoy no dormirán para nada. -dijo con una sonrisa traviesa mientras llevaba una mano a su barbilla.

-Cállate monje libidinoso. -respondió el híbrido con un tono molesto-. Deja de lado tus pensamientos pervertidos por un momento. -Inuyasha se levantó y continuó recolectando rosas.

-Lo siento, Inuyasha. -Miroku se encogió de hombros con una sonrisa traviesa, disfrutando de la reacción de su amigo-. No tienes que preocuparte, estoy seguro de que la señorita Kagome apreciará cualquier gesto que hagas, sin importar qué tan grande o pequeño sea -continuó diciendo, tratando de calmar la tensión con un tono más conciliador.

-Eso espero.

xxxxxxxx

Horas más tarde.

-¡Sango!

-Hola Kagome -respondió entusiasmada mientras adormecía a Hisui entre sus brazos.

-Tía Kagome -gritaron las gemelas emocionadas y corrieron a su encuentro

-Hola niñas -les respondió con una tierna sonrisa.

-¿Quieres jugar con nosotras? -preguntó Gyokuto

-Sí, iremos a recolectar algunas piedritas. -continuó hablando Kin'u

Kagome le gustaba pasar tiempo con las gemelas de su amiga Sango, pero el verdadero motivo de su visita se debía a que, últimamente, había visto a Inuyasha actuar muy extraño, por lo que acudió a casa de su amiga para pedirle algún consejo.

-Niñas, me encantaría jugar con ustedes, pero primero, debo platicar con su mamá -les dijo con ternura.

-Está bien, tía Kagome.

Las gemelas asintieron con entendimiento y corrieron hacia el pequeño jardín, lleno de flores coloridas y mariposas revoloteando. Mientras tanto, Kagome se quedó a solas con Sango, sintiendo el peso de sus preocupaciones sobre sus hombros.

BAJO EL RESPLANDOR DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora