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el sol se había escondido por completo y la luna se había asomado junto con las estrellas, trayendo consigo también una temperatura aún más fría que hace unas cuantas horas cuando apenas anochecía.

quackity había ido a su casa, la cual había quedado abandonada y se había caído a pedazos por la falta de mantenimiento, su expresión ante tal imagen frente suya fue de desilusión en ese momento, tenía frío y comenzaba a tener hambre, solo eran él, la guitarra que llevaba encima, los centavos que había conseguido y el lazo rojo de tilín.

— ya, macho, que te puedes quedar el tiempo que sea necesario no pasa nada.

había tenido la suerte de que su buen amigo rubius lo acogiera en su hogar. se había encontrado con el castaño de camino a buscar un techo el cual podría utilizar para mantenerse calientito durante la noche, pero la suerte estuvo de su lado pues se encontró con el ojiverde de paso.

— muchas gracias, rubius, de verdad... espero no causarte molestias por mucho tiempo, solo necesito recolectar materiales para mi nueva casa.

— que sí quackity, que ya me lo dijiste 50 veces, no me causas molestias ¿vale?, es más, me alegra verte por aquí macho, anduviste desaparecido un buen rato.

el castaño puso una taza llena de chocolate caliente frente al pelinegro, quien agradeció y posó ambas manos alrededor de la taza para calentarlas un poco, estaba sentado en una de las sillas de la mesa de madera que tenía rubius en su casa, quien se sentó en una de las sillas de al lado con su propia taza de chocolate.

— sí... no pensé irme por tanto tiempo, me mamé.— dijo quackity en un tono de chiste para calmar el melancólico ambiente, acompañando esto de una pequeña risa, pero la expresión de rubius no mostraba diversión ante la broma.

— joder pero es que yo hasta pensé que estabas muerto, quackity, de verdad que siempre me pregunté que te había pasado y, no sé, nunca supimos cómo preguntarle a roier si sabía de ti o sabía a donde habías ido.— el castaño alzó su taza con cuidado para dar un sorbo a su bebida, por su parte, quackity alzó la mirada para ver a rubius en cuanto escuchó aquel nombre mencionado.

— ¿sabes como ha estado roier? ¿sabes como está ahora?— dijo rápidamente, casi estando a punto de interrumpir al contrario.

— pues...— el ojiverde hizo una mueca y dejó su taza de nuevo sobre la mesa.— él estuvo muy deprimido durante bastante tiempo, ¿sabes?, vegetta y yo procurábamos visitarlo para estar pendientes de él y de su estado de animo, fue así hasta que...

— ¿hasta que...?— quackity se quedó mirando fijamente al castaño para presionarlo a que siguiera hablando.— habla, rubius.

el mencionado soltó un suspiro pesado, había estado sosteniendo la respiración durante un tiempo por los nervios hasta que finalmente decidió hablar.

— hasta que llegó cellbit.— la expresión de quackity se había tornado a una más seria, se notaba enojo en esta.— joder, pero no me mires así quackity, que mi culpa no es.

— ¿y quién es ese pendejo o qué?

— cellbit... la actual pareja de roier.

la expresión del pelinegro pasó de una enojada a una más triste, su mirada se desvió a su taza y una presión en su pecho apareció, sentía que le habían estrujado el corazón.

Where's my love?; SpiderduckWhere stories live. Discover now