Luego de otro par de regaños, Daisy se encaminó a Demian, quien estaba en una pequeña tarima cuadrangular con un traje muy genial, estilo callejero. Apartó a las chicas que antes le arreglaban algunas imperfecciones del outfit, y ella misma empezó a hacer sus mejoras. Me sorprendió que esta vez su acción no fuera por celos o algo así, sino que vio que no hacían el trabajo adecuado, y sencillamente quiso mejorarlo por sí sola. En sus manos tenía tijeras -con las cuales, cortaba hilos salidos del vestuario-, en su boca un pedazo de tela, y en la tela estaba puesta una aguja. Demian se dió cuenta de esto y cuidadosamente quitó el peligro, sonrió con un poco de ternura y no apartó su mirada de ella hasta que terminó de corregir las imperfecciones.

—¡¿Por qué tengo que hacer esto?! —las quejas de José Daniel se oyeron hasta el otro lado del auditorio. Él se encontraba cerca del ventanal, parado en una plataforma cuadriculada como la de Demian, mientras una chica lo obligaba a levantar los brazos para perfeccionar unas cosas que Diana le dijo acerca de su outfit, y que yo no entendí nada.

—Porque fuiste el más votado —respondió Gemma con obviedad.

—Esto no hubiera pasado si no hubieras subido las fotos que me tomaste para tu supuesta "tarea de fotografía" —incriminó, entrecerrando los ojos con acusación.

—¿Crees que dejaría que un talento como el tuyo fuera desperdiciado? No señor —le dió un golpecito en la frente y se sentó a un lado de Fernanda, quien le envió una mirada burlona a José Daniel. Él la miró mal y no pudo hacer más que resoplar.

Yo me acerqué y le di un golpe en el brazo, consiguiendo otra queja de su parte.

—Cálmate, ¿Si? Esto no puede ser tan malo —dije, tratando de tranquilizarlo.

—¿Qué es lo que comes? —preguntó, sobando su brazo—. Golpeas muy duro.

Rodé los ojos al darme cuenta que no escuchó, así que lo golpeé más fuerte y me senté en el suelo.

Pero, en serio, no creo que esto sea tan malo para él.

—¡Avery!, ¡¿Ya estás lista?!

El globo que inflaba se reventó en mi cara tras que una aguja saliera volando por un movimiento brusco que realizó José Daniel, seguido de su grito paranoico:

—¡¿Qué?!

La chica que le estaba arreglando el traje tuvo que darle un golpe para que se calmara, cosa que no logró hacer. Sentiría pena porque ya son tres veces que le pegan en el mismo lugar, pero me da gracia, así que no.

La verdad, yo también me sorprendí. No sabía que Avery quedó entre las ganadoras como modelos.

—¡Hola a todos! —saludó la peli-roja, con alegría.

—¿Me podrían decir por qué rayos ella tiene una ropa muy parecida a la mía? —preguntó José Daniel, sudando de los nervios.

—¿No es obvio? —soltó Fernanda, con un ligero aire burlón—. Será tu pareja para la pasarela.

—No me vas a engañar, Fernanda Sandler —aseguró José Daniel.

—No, de hecho es cierto.

La voz calmada y suave de Sebastián noz hizo pegar un brinco a todos. Creo que no fui la única que no se percató de su presencia.

—¡Ay, chico!, debes trabajar en hacer notar tu presencia. A cualquiera le hubiera dado un infarto —los presentes asintieron ante mis palabras.

—Lo siento —bajó su cabeza, apenado. Suspiré y puse mi brazo por encima de sus hombros. Sé que él es notoriamente más alto que yo, pero me las arreglé.

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