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Noeul estaba caminando por la acera mientras veía los pequeños pastelitos que llevaba en sus manos. Hoy en sus cursos de repostería hizo pastelitos y guardó unos para su novio, el cuál se la ha pasado trabajando muchísimo y también ha estado organizando todo para revelar su relación. Cada vez años nuevo estaba más cerca

Entró a la empresa y le sonrió a varias personas de ahí. Ya lo conocían y lo dejaban pasar porque él "ayudaba al jefe con la publicidad"

— ¡Eul, los folletos quedaron increíbles! — halagó un muchacha que caminaba por ahí

— solo puse el nombre de Boss... — murmuró para sí mismo.

Llegó a la oficina de su novio y entró con una pequeña sonrisa en su rostro. Vio al pelinegro que estaba sentado mientras firmaba unos papeles.

— Boss... — susurró

Boss levantó su mirada y sonrió en grande al ver a su lindo conejito en la puerta.

— Eul, que bueno que llegas. — Dejó los papeles a un lado y se levantó para ir a abrazar a su novio. — ¿Listo para hacer otro folleto? — bromeó

— No. Pero si estoy listo para darte muchos besitos.

— Ven, vamos a darte muchos mimos — Boss jaló al menor al sofá que había en su oficina.

— Yo te voy a dar mimos a tí, has trabajado mucho.

[❣️]

— ¿Noeul Nuttarat? — cuestionó la señora que le estaba dando clases al castaño

— ¡Aquí! ¡Soy yo! — grito mientras limpiaba sus manos en el mandil.

— Uhm... Alguien te trajo este arreglo de flores — apuntó hacia un gran ramo

Noeul sintió vergüenza porque sus compañeras y compañeros lo veían mientras sonreían.

"Boss exagero está vez..."

— Tu pareja te quiere mucho, Eul. — comentó su profesora

— Uh. Sí... — vio el arreglo, era demasiado grande

— Nuttarat, ¿Tu novio tiene mucho dinero? — cuestionó una de sus compañeras

— Bueno, verás... Él — mordió su labio mientras pensaba una excusa creíble pero no encontraba alguna — Supongo que sí tiene mucho dinero

— ¿Tienes un sugar daddy? ¿En qué app lo encontraste? — interrogó otro

— No es un sugar daddy... — respondió con una sonrisa incómoda

— Si. Lo que digas

— Mis panecillos ya van a estar listos e iré a cuidarlos — dijo mientras caminaba a su área de trabajo.

— Si tiene un sugar, el mío también me manda ramos muy costosos — murmuró uno

— Pero el de él debe de tener más dinero, tan solo mira el arreglo — apuntó hacia donde estaba el arreglo de rosas

— Tienes razón... Que envidia

— Su sugar no será... Vorarit? Ese viejo tiene mucho dinero — murmuró otro

— Dios... Hay que decirle que pase tip

[❣️]

— Bubu. Otra vez pensaron que tengo un sugar daddy — hizo un berrinche y Boss rió por lo tierno que se veía el castaño

— ¿Te gustó el ramo? — cuestionó mientras dejaba pequeños besos en las mejillas del menor

— Es lindo...

— ¿Te molesta que crean que te tengas un sugar daddy? — cuestionó

— No me molesta pero si me incómoda que crean que me meto con viejitos — respondió tomando asiento en la suave cama

— Espera un poco más, ¿Sí? — Boss abrazo a su novio

— Mejor dame mimos, necesito mimos — se acurrucó en el pecho del mayor — ¡No! ¡No me hagas mimos!

— ¿Por qué? ¿No te gusta ser mimado por mí? — interrogó con un poco de tristeza

— Me platicaste en el carro que estuviste desde la mañana llenando formularios y papeles. Tu espalda debe doler — hablo mientras obligaba a Boss a quitarse el saco — Te haré un masaje

— Mi conejito es muy lindo conmigo — soltó una risita — ¿Me quito la camisa?

— No es necesario pero si te la quieres quitar, hazlo.

Boss sonrió levemente y después empezó a desabrochar su camisa, dejando su parte superior desnuda. Soltó un pequeño jadeo cuando Noeul empezó a masajear su espalda.

— Eres bueno... ¿Dónde aprendiste a hacer masajes? — habló Boss mientras disfrutaba del masaje.

— Con la masa... Más con la masa para hacer pizza — respondió con una sonrisa

— Un día enséñame hacer postres, conejito

— Cuando quieras, podemos hacer pizza o donas — dijo recargando su cabeza en la espalda del pelinegro — Te has puesto muy musculoso, Bubu

— Tú te has puesto más lindo — se volteó para ver el rostro del castaño. — muy lindo

— Mira mi pancita — levantó su suéter dejando a simple vista su abdomen

— Que bonita pancita — dijo dejando un pequeño beso en esta

— Boss, he visto que la mayoría de reposteros suben de peso debido a que tiene que estar probando todo lo que hacen. Si subo de peso me vas a seguir queriendo? — hablo nervioso — ¡Trataré de no subir tanto!

— Hey.Conejito, no importa si subes de peso, yo te voy a seguir queriendo mucho — acarició las mejillas del menor — Además, me gustas por como eres y tus lindos sentimientos...

— ¿No te gusta mi físico? — hizo un tierno mohín

— Por supuesto, me gusta todo de tí. Me gustas gordito y delgado.

— Soy muy feliz contigo, Boss — beso los labios del mayor

— Yo también soy muy feliz contigo, mi pequeño conejito hermoso — se acomodo mejor en la cama y se agachó para sacar algo de su cama — Mira. Compré la cobija de gatitos que te gusto en el centro comercial — saco la bolsa que tenía la cobija

— Es muy bonita. Hay que cobijarnos con ella, ándale — pidió dando pequeños brincos en la cama

Boss saco la cobija de la bolsa y la desdobló, después cobijo al castaño. Noeul sonrió tiernamente y después abrazó al pelinegro para cobijarlo.

— ¿Ya te he dicho que me gustan tus músculos? — preguntó risueño

— Siempre me lo dices, cariño — respondió

Boss soltó un quejido cuándo sintió como Noeul mordía su brazo.

— Eres un conejito salvaje

¿Tienes un sugar daddy? // BossnoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora