6. Pensar, recordar y tratar de olvidar

Comenzar desde el principio
                                    

Entro a la cocina para preparar un bol de yogurt con un poco de cereal y fruta picada. Cómo dije es domingo y es para pasarla en familia, implica que mis padres son tan considerados que descansa la servidumbre los sábados y domingos aunque cuando hay eventos les gratifica.

Salgo al jardín trasero, hay una enorme alberca.

En mi mente se repite una y otra vez el escenario de ayer.

Me siento en la tumbona abro mi libro en donde me he quedado, me pongo los audífonos reproduzco la canción que no ha salido de mi sistema.

Me devoro las letras tanto como puedo, subrayó lo que más me gusta y casi grito por cada acción de los protagonistas.

Mi lugar feliz son los libros.

Cuándo menos me doy cuenta me he comido más de la mitad del libro cuando recién lo estaba empezando.

—Tan devoradora de libros.

No tengo tan recio la música así que escucho la voz del susodicho. Lo miro de reojo sin apartar la mirada de mi lectura.

Su mirada es tan fuerte que no me deja concentrarme. Cierro el libro tan fuerte.

—Que deseas Drystan que has interrumpido mi parecido tiempo —arrastro las palabras con cierto fastidio.

—Nada, ni siquiera te estoy molestando —levanta los brazos en forma de redención—. Que tú encuentres mi presencia intimidante no es mi problema. ¿Te causo algún sentimiento?

Cómo hay un espacio en la tumbona no pierde el tiempo en sentarse muy cerca de mi, trato de retroceder pero no puedo si lo hago caeré del lugar.

—El sentimiento de enojo —contesto fulminándolo.

—Esa lengua mordaz —juguetea—. Me quedo tranquilo con que si sientes algo así sea enojo.

Cada cosa que digo es como perder cuando se trata de su presencia, de sus palabras.

—Piérdete

Decido ignorar su aura, me volteo para seguir mi concentración en mi libro. Aún puedo sentir su mirada clavada en mi espalda.

Solo haz que no existe.

Dejo de escuchar la música en mis audífonos. Volteo a verlo con rabia, ha desconectado el bluetooth.

Es un hijo...

La música suena a todo volumen.

—Benson Boone —saborea cada sílaba—, me gusta.

No contesto, no lo hago. No seguiré su juego, quiere que le preste atención a su majestad.

Por fin puedo seguir mi lectura, ya no siento sus ojos detrás de mi. Relajo mis hombros, respiro de nuevo con normalidad me doy cuenta ya que mi corazón estaba alterado sin haberlo notado.

Cuándo creo que todo va bien, sus palabras resuenan encima de la música.

—Que bonita te vez leyendo.

Mi corazón late de nuevo sin medida, hasta he olvidado que estoy haciendo. El color se sube a mis mejillas ya todas sonrojadas, trato de esconder ese rubor.

Beautiful things sigue reproduciendo sus notas.

Me giro para verlo, sigue en la misma posición solo que ahora recarga la mitad de su cara en la palma de su mano. Trato de no mostrar ni una pizca de gesto, me mantengo neutra aunque por dentro mi alma está desbocada por sus palabras.

Tan latente y frenético.

—Sigue con lo tuyo que yo disfruto de la vista —lo dice tan en serio tan concentrado viéndome—. Me gusta los gestos que haces cuando lees y ese brillo que creí que ya no poseías. Me doy cuenta que sigue ahí.

Yo también quiero mi final feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora