prólogo

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𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝟏𝟔 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨𝐬, 𝐢𝐯𝐲

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A veces los compañeros de Angela e Irene se preguntaban cómo era posible que dos chicas tan diferentes como lo eran ellas fueran mejores amigas desde que se conocieron en el jardín. 

Irene Brooks ⎯mejor conocida como Ivy porque ella estaba cansada que se burlen de ella por llamarse igual que Irene de Red Velvet⎯ era una chica sarcástica y de mal humor. Tenía un largo cabello negro lacio, una piel pálida y unos brillantes ojos azules. Era conocida por negarse a usar la falda los días que se supone que debían ir con falda, ignorando todos los llamados de atención de sus profesores por usar buzo todo el año, por sus largas uñas negras y por su impresionante delineado diario. 

Por otro lado, Angela Delaine, conocida como Angie, era una chica que era el terror de todos los profesores por su habilidad de cambiar el rumbo de las clases y por hacer un chiste cada cosa que decían. Tenia cabello ni tan corto ni tan largo de color castaño oscuros, era pálida pero no tanto como Irene y tenía ojos café que brillaban cada vez que lograba que la clase ya no fuera de lo que debía ser y se transformara en el profesor hablando de su vida, o Irene discutiendo con sus compañeros por algún tema que Angela daba. 

Irene y Angela eran inseparables. Hacían todo juntas, y cuando los profesores hacían trabajos en dónde ellos escogían los integrantes, Irene se levantaba de su asiento y se ponía a discutir con el profesor. Sus argumentos eran casi siempre los mismos. 

Me caen mal todos menos Angie. 

Mis compañeros no saben trabajar en equipo. 

Voy a sacar mala nota y va a ser su culpa. 

Casi nunca servían porque los profesores le decían que debía aprender a trabajar en equipo con alguien que no sea Angela. 

Había una cosa que Irene y Angela compartían y eso era su amor por toda la saga de Harry Potter. Irene pensaba que era de Slytherin y Angela pensaba que era de Gryffindor. 

Era 31 de Agosto, lo que significaba que era el cumpleaños número 13 de Irene. No era algo raro que el día del cumpleaños de una, la cumpleañera y la otra hicieran la cimarra. Y las familias de las dos sabían así que cada año se inventaban una nueva excusa. 

Ese día, Angela llegó a la casa de Irene con un plan para todo el día. Primero irían al supermercado a comprar algunas cosas para comer y volverían a casa, solamente para pasar todo el día viendo Harry Potter. 

⎯¿No podemos pedirlo en la app? ⎯se quejó Irene cuando Angela la tiró de su cama para decirle que iban a ir al supermercado más cercano a pie. 

⎯No ⎯contestó Angela sonriente⎯. Vamos, no es tan terrible. Después vamos a pasar todo el día viendo películas. 

Irene soltó un quejido y a regañadientes se metió a su baño para ducharse después de unos días sin hacerlo. Salió del baño con unos jeans negros, una polera negra y un polerón negro que era como 3 tallas más grande que su talla usual. 

⎯Vamos ⎯dijo Angela sonriente. 

Tras convencer a Irene que debían ir a pie, Irene dio sólo una condición. A la vuelta del supermercado se volverían en uber.

⎯¿No es mucho chocolate? ⎯le preguntó Angela a Irene ya en el supermercado cuando ella metió 3 barras de chocolate al carrito que Angela tenía. 

⎯Nunca es suficiente chocolate ⎯respondió Irene. 

Angela suspiró nerviosa, pues ella era la que iba a pagar todo eso. No debí haber dicho que yo pagaría todo, se reprendió Angela mentalmente. 

Tal y como Angela se lo esperaba, Irene siguió metiendo cosas en el carro y Angela estaba cada vez más nerviosa, intentando calcular mentalmente aproximadamente cuanto iba a salirle todo. Después de un rato Irene dijo que ya estaba lista y las dos fueron a donde estaban las cajas. 

A Angela le dolió el bolsillo cuando vio el total, pero, fiel a su promesa, pagó todas las cosas. Incluida la bolsa extra porque a ninguna de las dos inteligentes se les ocurrió llevar una bolsa para no tener que comprar una ahí. 

⎯Voy a pedir el uber ⎯dijo Angela sacando su teléfono. 

Al llegar a su casa, Irene y Angela entraron y se fueron al tiro a la habitación de Irene, la cual, extrañamente, tenía la mejor televisión de esa casa. 

⎯¿Y eso? ⎯dijo Angela de pronto, señalando una caja envuelta en un papel con dibujitos de gato, que estaba encima del escritorio de Irene. 

Irene miró la caja confusa, sin recordar haber comprado algo así. Tal vez era de sus padres y la habían puesto ahí mientras ella y Angela estaban en el supermercado. De todos modos, se levantó de su cama y agarró la caja, para volver a su cama y sentarse. 

⎯Que raro ⎯susurró Irene abriendo la caja. 

En la caja habían tres cosas, una vela en forma de estrella, una caja de fósforos y una nota que decía "pide un deseo". 

⎯Mira, dice "pide un deseo" ⎯dijo Irene⎯. ¿Si yo digo uno, lo va a cumplir?

Esto no es 16 deseos, Ivy ⎯le dijo Angela. 

⎯Ay, que amargada ⎯murmuró Irene⎯. De todos modos lo voy a intentar. 

Irene agarró la caja de fósforos y prendió uno, para cercar el fuego a la vela y prenderla. Irene miró la vela con una sonrisa pensando únicamente en su mayor deseo. Finalmente, tras unos segundos de silencio, Irene sopló la vela. 

Nada. 

Irene suspiró mirando a Angela. 

⎯Supongo que tenías razón ⎯dijo. 

El resto del día se la pasaron viendo Harry Potter. En la tarde, la mamá de Irene las llamó para cantar el cumpleaños y para entregarle sus regalos. Irene frunció el ceño cuando supuso que aquel extraño regalo de la vela no se lo había dado nadie de su familia, pero había algo dentro de ella que le decía que era mejor que no le dijera a nadie. 

En la noche, Angela se quedó a dormir en la casa de Irene, y como la cama de la cumpleañera era de dos plazas, las dos se podían acostar cómodamente. Entonces, como a las dos o tres de la mañana una bruma negra apareció de la caja de la vela en forma de estrella que hizo que desaparecieran de la casa y se aparecieran en... ¿un bosque?

amigas dónde sea ━━━ harry potter seriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora