all the pretty little horses 🐎

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Se encontraban entre un montón de cajas con cosas viejas. Junkyu veía un albúm de foto de cuando su hijo era pequeño. Había crecido tanto. Ahora llevaba piercings en las orejas y tenía novio.

Yoshinori buscaba entre los discos de vinilo de la colección de su esposo. Elvis Presley, Frank Sinatra, Jethro Tull, Led Zeppelin, The Beatles... todos acomodados en la caja por nombre alfabético.

Doyoung removía su caja de juguetes de cuando era niño. Planeaba darlos en donación para los niños del orfanato del cual había sido adoptado. Sonrió, recordando aquel día.

Como si estuvieran conectados, Junkyu se fue a sentar al aldo de Doyoung, con el álbum en una página en específico que quería mostrarle.

— Mira Conejito. ¿Te acuerdas de ese día?

El joven vio aquella foto que coincidía con las memorias que había tenido. En esa fotografía estaban los tres: Yoshinori, Junkyu y Doyoung, frente a su nueva casa, al menos, el nuevo hogar de aquel entonces cuando Dobby tenía cuatro años.

A pesar de ser tan pequeño en ese tiempo, todo estaba fresco en su mente.

El orfanato era un lugar grande, pero jamás lo suficiente como para tener un momento privado. Doyoung compartía habitación con otros seis niños más. Dormía en una litera, en la parte de abajo por ser uno de los más pequeños, y solo contaba con un objeto personal, que era una ranita de peluche a la que llamó Kermit, como su personaje favorito de la televisión.

Aquella mañana de abril, se encontraba acostado en la cama, pues al ser de los menores del lugar, le daban más tiempo de descanso que a los grandes.

Tenía abrazado a Kermit e imaginaba, como siempre, lo que sería tener una familia. En el orfanato casi no contaba con amigos, pues no sabía como acercarse a ellos. Pero cerraba sus ojos, y su imaginación era su mejor aliada.

Escuchó pasos, no apresurados como los chicos del lugar, sino que más calmados. El suelo de madera era muy ruidoso.

— Sí, por aquí en las habitaciones también debe de haber más niños, aunque la mayoría se encuentra jugando afuera.

Esa era la voz suave de la Hermana Lily.

— Pueden pasar, por favor.

Se sentó en la cama y vio como dos figuras entraban en la habitación. Se puso alerta en el momento que vio a los adultos. Casi no veía hombres mayores en ese lugar, donde abundaban niños y las hermanas, que eran todas mujeres.

Se sorprendió al ver a un hombre esbelto de cabello negro y ojos grandes, con cierto parecido a un koala. Después se sorprendió más de ver a otro, de piel blanquecina, cabello castaño y sonrisa deslumbrante.

Ambos se acercaron a él, y la Hermana Lily iba detrás.

— Oh, al parecer Doyoung es el único que se encuentra aquí.

— ¿Doyoung? Ese es un bonito nombre — la voz del hombre de cabello negro era suave y géntil.

— Igual de bonito que el pequeño que lo tiene — la voz del castaño era radiente y animosa.

Doyoung se sintió avergonzado de sus palabras, pero agradeció con timidez.

— ¿Por qué no estás afuera jugando con los demás niños? — preguntó Junkyu, agachándose frente a él.

— Porque me gusta estar aquí, es tranquilo... — dijo, aún tímido.

— Tú y Junkyu se llevarían muy bien, él es el rey de la calma... — el adulto de la sonrisa como el sol rió y Doyoung sintió que el cuarto se iluminaba.

All the little things | yoshikyuWhere stories live. Discover now