Capítulo 14: A salvo contigo.

En başından başla
                                    

—Quiero tus labios, Abigail.

Sonreí y reduje los centímetros que nos separaban, uniendo nuestros labios en un beso corto, cuando intenté apartarme, Kylian ejerció presión y tomó posesión de mi boca; jadeé por la sensación que me provocaba besarlo, la explosión de amor y deseo me saturaba los sentidos y caía, caía entre sus redes con una sonrisa y totalmente dispuesta a donde sea que me condujera mientras continuara besándome así.

—Te follaría aquí mismo —gruñó, empujaba la pelvis contra mi sexo, restregándome la dureza de su miembro—, pero nunca me ha gustado que otros vean lo que es mío.

Le mordí el labio inferior, con ambas manos amasé su perfecto culo, presionándolo más contra mí, si es que eso pudiera ser posible.

—Esos bonitos gestos me pertenecen, soy su dueño —aseveró, observándome con adoración.

—A nadie le queda duda de eso, mi amor. Soy tuya.

Suspiró y unió nuestras frentes, sus dedos se movían a través de mi rostro, me tocaba como si tratara de verme en la oscuridad, imaginándome mientras acariciaba mis facciones. Su toque era tan suave y su silencio una respuesta extraña a lo que siempre estaba acostumbrada a recibir.

—¿Sucede algo, Kylian? —Pregunté en voz baja.

No quería pensar cosas negativas justo ahora, o alarmarme por los acontecimientos de hacía unos días, pero lo sentía raro, lo observaba cuando no se percataba de ello y divisaba una preocupación que escondía de mí. Y lo odiaba, porque necesitaba fervientemente ser un apoyo, pero nunca acudía conmigo de esa forma y no dejaba de lastimarme.

—Nada de lo que debas preocuparte.

Agarré su cara con mis manos y busqué sus ojos, hoy eran plomo líquido, tan luminosos como oscuros.

—Déjame hacer algo por ti, quiero ayudarte. —Negó y me dedicó una sonrisa, de esas que solo me daba a mí.

—Me siento a salvo contigo, Abigail —susurró de pronto, cortándome el aliento. Jamás me había dicho algo así—, es suficiente para mí.

Luego, dejó otro beso en mis labios y se alejó, mezclándose con la oscuridad del pasillo, huía, dejándome pensativa y aún con un cosquilleo acariciándome el corazón por sus palabras. Cada día que pasaba amaba más a ese hombre.

Me espavilé, esforzándome por disfrutar esta noche con los chicos. Así que, abrí la puerta e ingresé al club, las luces eran brillantes, todo estaba iluminado y decorado de un color rosa fucsia; los brillos no podían faltar, Mac sabía que amaba los brillos, pude verlos en los manteles que decoraban las meses redondas, la tela rosa y brillosa era muy bonita, en el medio había decoración de golosinas con forma de penes que me arrancó una sonrisa. Esa había sido idea de las chicas, seguro.

—¡La protagonista ha llegado! —Anunció Mac.

Puse la atención en mi amigo mientras las chicas me recibían con aplausos como si fuera algún tipo de celebridad. Mac se veía precioso en un conjunto conformado por un pantalón de tiro alto y una chaqueta corta bordada con lentejuelas que brillaba igual que toda la decoración, la camisa la había dejado de lado, exponía los cuadros de su abdomen trabajado, su piel oscura era preciosa, jamás me cansaría de decirlo.

De un momento a otro me tuvo envuelta en sus brazos, el perfume dulce que usaba hizo picar mi nariz y me provocó un poco de náuseas. Respiré hondo y me contuve, no quería vomitar, pero el bebé me ponía las cosas difíciles. Me volvía intolerante a ciertos olores, como el de los perfumes, por ello Kylian dejó de usarlo, solo toleraba su olor natural y me bastaba, era más delicioso que cualquier loción cara.

Eros II © Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin