Trazos de Oscuridad: El Origen de Kurogaki

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Comienzo del One-Shot: "Orígenes de la Oscuridad: Kurogaki"

En los callejones desgastados y oscuros de un pueblo en las afueras de Tokyo, nació Kurogaki en un estado de pobreza extrema. Sus primeros recuerdos estaban impregnados de la lucha diaria por sobrevivir, mientras los callejones se convertían en su hogar y la búsqueda de un plato de comida se volvía su única obsesión.

Abandonado por unos padres que la vida había empujado a sus límites, Kurogaki se encontró solo en un mundo que parecía haberle dado la espalda. Aunque la infancia debía ser un tiempo de inocencia, para él fue una batalla constante contra el hambre y el frío.

Las noches eran crueles, con la luna siendo testigo silencioso de sus penurias. En medio de la oscuridad, Kurogaki se aferraba a la esperanza de un mañana mejor, un mañana que le ofreciera algo más que la mera supervivencia. Sus ojos, sin embargo, reflejaban una determinación férrea y una oscuridad que comenzaba a gestarse en lo más profundo de su ser.

A pesar de las adversidades, Kurogaki mostraba destellos de ingenio, robando pequeñas porciones de comida de mercados locales y aprendiendo a moverse sin ser detectado por las sombras. Su instinto de supervivencia creció a la par de su resentimiento hacia un mundo que lo había abandonado.

Cada día, el hambre lo forjaba como un guerrero resistente, pero también sembraba las semillas de algo más oscuro. En los callejones, donde la desesperación y la tristeza se fundían en una amalgama opresiva, nació la semilla de un poder que estaba más allá de la comprensión humana.

Así, en la penumbra de su desdicha, Kurogaki comenzó a gestar la oscuridad que lo definiría y lo elevaría a un destino que trascendía las limitaciones del simple humano que una vez fue. Su historia apenas comenzaba, pero ya se insinuaba un camino lleno de sombras y poder oculto.                                                                                                                                                                                                            A pesar de las sombras que envolvían su vida, Kurogaki encontró consuelo en la amistad de uno de los pocos amigos que había hecho en aquel desolado rincón de Tokyo. Sentados en un rincón olvidado, donde la luz de la luna apenas alcanzaba a iluminar, compartían sus sueños mientras el viento llevaba consigo sus suspiros.

Kurogaki, con la mirada fija en el horizonte, susurró con determinación: "Siempre he admirado a los héroes, ¿sabes? Esos que desafían las sombras y protegen a los demás. Sueño con ser uno de ellos, destacar entre la multitud y hacer algo bueno en este mundo oscuro en el que vivimos".

Su amigo, con una sonrisa triste, respondió: "Sí, yo también los admiro. Esos héroes que parecen tener el poder de iluminar incluso los rincones más oscuros. Pero, Kurogaki, ¿crees que alguien como nosotros podría ser un héroe?"

Kurogaki asintió, la determinación en sus ojos destellando como estrellas en la noche. "No importa de dónde vengamos o lo oscuro que sea nuestro pasado. Creo que, incluso nosotros, podemos convertirnos en héroes. Solo necesitamos encontrar la luz dentro de nosotros y dejarla brillar".

Sus palabras resonaron en la quietud de la noche, creando una promesa que Kurogaki apenas comprendía. En ese momento, sin embargo, la semilla de sus sueños había sido plantada, y la oscuridad que lo rodeaba no pudo apagar la chispa que anidaba en su corazón. La historia de Kurogaki, aunque aún sin revelar completamente, comenzaba a tomar forma en ese rincón olvidado de Tokyo.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     Los días de Kurogaki en el pueblo transcurrían entre la penuria y los sueños de convertirse en un héroe, pero una noche, la malicia de alguien sembró la semilla de la desesperación en su corazón.

"Trazos de Oscuridad: El Origen de Kurogaki"Where stories live. Discover now