vanilla ice cream 🍦

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Es en las pequeñas cosas en las que encontramos la felicidad, no en los grandes éxitos o en la inmensidad del universo que no podemos ver.

Es en las pequeñas cosas en las que encontramos la felicidad, no en los grandes éxitos o en la inmensidad del universo que no podemos ver

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El sol en un día cálido de julio, un sábado amigable para las familias que buscaban salir a pasear un rato.

— ¡Papi Yoshi! ¿Me podrías comprar un helado de vainilla, por favor?

El pequeño Doyoung jaló de la manga a su padre, mientras Junkyu seguía a ambos hasta un puesto donde vendían helados de muchos sabores.

— Supongo que ya no tengo que preguntar de qué lo quieres, lo decidiste desde un principio — Yoshinori sonrió ampliamente a su hijo, que le devolvió la sonrisa tierna.

El adulto pidió el helado del menor, uno de chocolate para él y uno de fresa para Junkyu. Pagó por ellos y se los entregó a su familia.

— Gracias, amor. Con este calor nunca viene mal — dijo el menor, sonriendo con cariño a su esposo.

Los tres caminaron hasta el parque más cercano del lugar y se sentaron en una banca.

— Que bueno que te pusimos la gorra, Conejito, si no tu cara estaría tan roja como la de tu papá por terco de no querer ponerse la suya.

— Pues mi cara no es apta para las gorras, no me quedan bien — se quejó Yoshi.

Junkyu rió con dulzura ante la mueca de su esposo.

— ¿Acaso hay algo que no te quede bien? Ni siquiera puedo pensar en una cosa. Hasta calvo te verías maravilloso.

— Yo nunca he visto a papi Yoshi calvo. ¡Con sólo imaginarlo, me parto de risa! — Doyoung comenzó a carcajearse hasta que una porción de su helado se derramó sobre su mano y muñeca.

— ¡Ajá! Eso te pasa por reírte de tu querido padre, Dobby —Yoshinori le sacó la lengua. El niño le respondió arrugando la nariz.

Junkyu, que tenía que cuidar de su esposo e hijo sin descanso, optó por utilizar una servilleta para limpiar la sustancia pegajosa de las manos de su pequeño.

El menor tenía un puchero porque no le gustaba la sensación de estar sucio.

— Pues es la verdad, Papi Kyu no se reiría porque te ama mucho.

Yoshi colocó sus manos en sus caderas de manera exagerada con gesto indignado.

— ¿Y tú no me amas?

— ¡Por supuesto que sí! Pero yo no me casé contigo, duh — respondió el niño y Junkyu rió.

— Lo que Doyoung intenta decir es que te ama, pero es un amor distinto al que te tengo yo.

El niño asintió vehementemente.

Junkyu terminó de limpiar a su hijo y Yoshinori se ofreció a tirar las servilletas sucias.

— Cielo, puedes ir a jugar allá un ratito, nosotros te veremos desde acá — le dijo Junkyu, señalando hacia unos juegos donde había otros niños jugando.

— ¿Puedo? — preguntó, con ojos brillantes. Junkyu asintió sonriendo con ternura.

El menor se fue corriendo con una sonrisa hacia el resbaladero, mientras su padre lo miraba.

Cuando llegó Yoshi, este se sentó y pasó un brazo por encima de los hombros de su esposo.

— Espero que no se caiga.

El coreano le dio un codazo.

— Vas a echar la sal si dices eso.

Dicho y hecho, el menor se cayó de rodillas mientras trataba de saltar desde un columpio.

— Agh, te lo dije — Junkyu lo miró preocupado.

— Conociendo a Doyoung, se va a parar como si nada y seguirá jugando.

Y bien que Yoshi tenía razón, pues el pequeño simplemente se levantó y se volvió a subir al columpio para intentar saltar de nuevo.

Al final, Junkyu tuvo que ir hacia él para lavarle las rodillas magulladas y llenas de tierra y protegerlas con una bandita con patrón de conejitos.



holii, esta es mi primera vez adaptando una historia :D
espero que les guste tanto como a mí <3

All the little things | yoshikyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora