'⌁ ◜𝐒𝐨𝐧𝐠 𝐚𝐛𝐨𝐮𝐭 𝐋𝐨𝐯𝐞◞ ˖ ࣪

Capítulo 1

La gran Academia Edén, era mejor conocida por todas las celebridades y figuras importantes que estudiaron en ella. Políticos, deportistas profesionales, prodigios de la música, pintores, cantantes y más. Sin embargo, actualmente se encontraban en una seria platica sobre los alumnos recientemente graduados.

Claramente destacaban mucho más que otros en demasiados aspectos, pero era principalmente en lo académico y deportivo. No mostraban interés en cualquier otro arte. Y si seguían así tendrían grandes problemas.

El propósito de la academia era explotar el máximo potencial de los alumnos en todo lo que fuera posible. Por lo que rápidamente llegaron a una conclusión.

—Buenos días alumnos.

El profesor Henderson había ingresado al salón de clase, pues desde ese dia se comenzaría a esparcir la noticia por toda la escuela.

—El dia de hoy me complace anunciarles una gran competencia de talentos que llevará a cabo el colegio Eden. Como sabrán siempre buscamos sacar lo mejor de ustedes en cualquier aspecto. Serán premiadas en diferentes categorías; arte, baile, musical, teatro y más. Por eso mismo me gustaría que participaran, principalmente los imperiales... muestren el ejemplo.

Los alumnos en cuanto escucharon eso se emocionaron, sería la primera vez que la escuela llevaba a cabo un evento como ese.

—Tendrán una semana para inscribirse en el área que deseen. El gran dia sera dentro de dos meses, tienen el suficiente tiempo para practicar. Los ganadores serán recompensados con un certificado que los ayudara en el futuro y tendrán la oportunidad de ganar una o más stellas. Espero su colaboración. — Dicho esto, se retiró del salón

—Anya, es tu gran oportunidad de mostrar tu gran talento para el arte. — Una chica de coletas trataba de animar a su mejor amiga. 

—La idea de gusta a Anya, pero aun me duele mi espalda de mi última pintura. 

—¿Cómo no te va a doler si le pusiste mas empeño a esa pintura de Bondman que a todo el semestre? Pero mira el lado bueno, puedes ser reconocida por el arte que haces. ¡Tus pinturas son hermosas!

—No es tan fácil como piensas, Becky...

—Pero Anya...

—Dejala en paz, Blackbell. Si ella no desea participar no la puedes obligar. —El que había intervenido ahora en la plática era Damián Desmond.

—No te metas Damián, esto es entre Anya y yo.

—Pero Segundo tiene razón Becky...  

—¿Me estas diciendo que le estas dando la razón a este tsundere que a tu mejor amiga del alma.

—¡¿A quien le dices Tsundere, Blackbell?!

—A ti, idiota. 

—Hey Blackbell, no te vamos a permitir que hables así de lord Damian. —Como era de esperarse, los lacayos del peliverde no podían faltar en una discusión de ellos. Era cosa de todos los días.

—¿Ustedes que? Ni los topamos en esta conversación.

—¿De nuevo se van a pelear? — Los más tranquilos actualmente eran Anya y Damián, quienes se convirtieron en mejores amigos desde que la operación strix (existieron algunas complicaciones, pero nada que no se pudiera arreglar)

—Si, linda. Tranquila, esto es entre ellos y yo. 

—Pero yo quiero mani.

—Yo te lo invito, porque estos van a tardar los mil años peleando.

—¡Segundo invita maní de buena calidad! — Y así ambos decidieron ir a la cafetería a comprar algo en lo que esperaban que su siguiente clase comenzará, e igual que sus amigos dejaran de pelear.

Una vez se encontraban sentados degustando sus ricos manís y frituras comenzaron una platica normal.

—¿Segundo vas a participar en la competencia? — La primera en hablar fue la pelirrosa.

—No lo creo, es mejor que me enfoque en mis estudios que en todos esos jueguitos, mejor que lo aprovechen los que aún les fantas stellas para ser imperiales.  Aunque no estaría mal entrar solo por curiosidad.

—Segundo el bueno tocando la guitarra, ¿por que no lo intentas?

—No soy tan bueno como tu con la pintura. 

Y regresaban al mismo tema, aunque a Anya no le parecía nada mal la idea de entrar, solo que iba a pensarlo un poco mejor.

—Claro que si. ¡Eres un prodigio de la guitarra eléctrica! 

Ante esos comentarios la inocente Anya no notaba lo que provocaba en él Desmond. Poco a poco se iba convirtiendo en un tomatito viviente.

«Si sigue diciendo eso definitivamente esto va a arder...»

El último pensamiento la había dejado algo confundida, pero Segundo era así, siempre decía cosas sin sentido o que simplemente no comprendía bien.

—Bueno, ¿quieres ir a la sala de música?  Acaban de avisar que la clase se suspendió por una junta que tendrán los maestros.

—¡Si, Anya quiere ver a Segundo tocar!

Odiaba admitirlo, pero desde pequeño esa "plebeya" había causado sentimientos extraños en él. Aún lo negaba frente a la gente, pero muy en el fondo sabía que todas esas emociones eran un lindo amor a la pelirrosa.

—¿Sabes tocar algun instrumento? — preguntaba el mayor tratando de sacar plática mientras se dirigían a la esperada sala.

—Se tocar lo básico del piano, pero aun me cuesta mucho memorizar las notas.

—Ya veo... ¿te gustaria aprender a tocar la guitarra eléctrica? — ¡Fue un impulso decir eso! No tenía intención decirlo, —o tal vez si— pero las palabras habían salido de su boca sin su consentimiento

—¡Claro!

Unos cuantos pasos más y ya habían llegado a el salon, y Anya inmediatamente fue en busca de una guitarra para comenzar sus lecciones.

—Lo primero que tienes que hacer en sentarte en algún lugar cómodo, no puedes tocar con la guitarra de esa forma.

—Oki... ¡Listo! 

Su gran lugar cómodo había sido el suelo, pero que se le puede hacer.

—Muy bien... 

No es que Damián aprovechara al máximo las situaciones que se le presentaban, o bueno, sí, pero tampoco lo iba a aceptar. Se había acomodado detrás de Anya y la "abrazo por la espalda" para después colocar sus manos sobre las de ella.

Muy bien, retiro lo antes dicho.

—Por el momento te mostrare los acordes más básicos, conforme aprendas te enseñare más.

Así pasaron un buen rato, Damian guiando las manos de la pequeña Anya para tocar un lindo sonido.

—Segundo... ya es hora de regresar a clases o nos darán un tonito.

—Lo sé... puedes adelantarte, te alcanzo en unos momentos.

Y así fue, el se había quedado solo mirando sus manos.

—Odio sus manos... son extremadamente delicadas y suaves...

Demonios...