Prólogo

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[Mi querido Cale...

Recuerdas los libros que solíamos leer juntos?

Cuando leíamos algún libro de fantasía, yo te decía que esos grandes y poderosos dragones existían, y que solo eran demasiado orgullosos para mostrarse. O cuando leíamos romance, siempre comentabas el como no entendías como se enamoraron. Claro, eras muy pequeño para entenderlo.

Pero, Cale, debes saber que cada vida tiene su historia. Así como cada uno tiene su categoría, como un libro.

Cada libro tiene su propia historia, y cada uno de ellos, cuenta algo diferente. Uno puede contar sobre hadas y dragones, otro sobre negocios y dinero, mientras su compañero podría tratar sobre una familia feliz. 

Pero Cale, tú, tu no perteneces a ninguna categoría. 

Quiero que seas libre de elegir a cual te gustaría pertenecer. Podría ser una de acción, una de misterio, o incluso una romántica! Quién sabe? Solo quiero que encuentres tu camino, y que sepas que mamá siempre te apoyara en cada decisión que tomes.

P.D: Si lees esto, es porque  seguramente ya no estoy aquí. Pero recuerda que siempre estaré en tu corazón, y que te veré en el cielo para cuidarte desde lejos.

P.D #2: Revisa mi tumba y encuentra mi diario, te servirá para el futuro.

Con amor,

-Mamá.]

Drip. Drip.

Las mejillas del pequeño niño se llenaron de lagrimas.

"Mamá..."

"Cada vida tiene su historia."

"Tu no perteneces a ninguna categoría."

"Quiero que seas libre de elegir."

"Quiero que encuentres tu camino"

Las pequeñas manos limpiaron las lagrimas de su cara, para que luego una pequeña sonrisa fuera formada de los temblorosos labios.

"S-Seré libre..."

Seremos libres.

***

"Eso es todo, Jour?"

La pelirroja volteó hacía el hombre peliblanco al lado suyo.

Ambos adultos habían estado mirando a Cale desde una esfera blanca, la cual ahora se estaba apagando. Indicando que el tiempo se acabó. Todo alrededor de la esfera, incluyendo a los adultos, estaba cubierto por una neblina negra y espesa. No podían ver mucho más que lo que alumbraba aquella esfera.

La mujer sonrió a pesar de sus ojos rojos, dando a entender que había estado llorando.

"Llévame de una vez, bastardo."

"No quisieras despedirte de tu esposo?"

Hubo un silencio después de esa pregunta, para que luego Jour, sin contestar realmente, volteara su mirada hacía el objeto de luz frente suyo. Intento agarrarlo con su mano pálida, solo para ver el como el hermoso polvo surreal se esparcía en la nada.

"Solo... sácame de aquí."

No quería ver a la persona que alguna vez amó ser un idiota negligente hacía su único hijo. No lo soportaría.

"Feliz reencarnación, hija mía."

Una vena apareció en la cara de la pelirroja.

"Que no soy-"

Puff.

La mujer ya no estaba.

"Yo me haré cargo de tu hijo ahora, Jour."

La Huida de la BasuraWhere stories live. Discover now