AZUL INTENSO

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Krisent no pudo dormir en toda la noche. Apenas era su primer día en Ethenfield y ya había tenido un roce terrorífico. Aquella sombra de ruidos extraños la mantenía pensativa. Incluso su hermana la había invitado a dar una vuelta por el pueblo, pero Krisent se negó. Su mente estaba concentrada en lo que sucedió en aquel bosque de la muerte.

Para su mala fortuna, Arleth le mencionó durante la tarde de ayer que debía asistir a la preparatoria al día siguiente. La menor se quejó, no tenía ganas de asistir a la escuela tan deprisa, aún debía resolver el misterio de la sombra. Pero si le decía a su hermana mayor el verdadero propósito, está no le dejaría visitar el bosque nunca más.

De mala gana se levantó de la cama, escogió un atuendo cualquiera: pantalones de mezclilla y camisa de algodón eran suficientes, ambas prendas acompañadas de tenis vendría bien. Se acercó al espejo de su tocador y se observó. Observó su pálida piel, sus apagados ojos color miel, las leves ojeras que comenzaban a aparecer. Por suerte sus labios tenían un suave color rosa , era algo natural, así que no solía usar labial. En realidad, no le gustaba el maquillaje. No le gustaba arreglarse. Prefería sólo peinar su corto cabello negro y rizado.

— ¡Krisent, apúrate!. ¡Llegarás tarde!.

Su hermana le gritaba desde la planta baja. La menor no la hizo esperar, tomo una mochila gris y metió dos libretas y algunos lapiceros. Sería su primer día así que aún debía saber cómo se manejaría en la preparatoria.

Bajo con rapidez las escaleras, topándose a su hermana mayor que se encontraba saliendo de la cocina.

— Toma esto antes de irte, te hará bien — Arleth le entregó un vaso de vidrio con licuado de plátano.

— ¿No tenías asuntos que atender temprano? — Cuestionó Krisent luego de beber un poco de su licuado.

— Descuida, Aún estoy a tiempo de ver a los Dafter — respondió Arleth, acariciando el cabello de su hermana menor.

— ¿"Dafter"? — Preguntó Krisent antes de terminar de beber todo su licuado.

— El señor y la señora Dafter tienen una posición social demasiado interesante. Se mudaron a este pueblo hace como tres años. Si logró hacer que acepten mi propuesta de negocios, tal vez a este pueblo le esperen cosas interesantes. Más negocios, más personas...

— Osea que planeas quitarles su silencio — Concluyó Krisent.

— Planeo hacerlo crecer. Podría ser una gran ruta turística — corrigió Arleth.

— Un pueblo es un pueblo por el simple hecho de que no le interesa ser visto.

— ¿Y como sabes que no le interesa?.

— Podrías hacerlos crecer sin la necesidad de volverlo una estúpida ciudad — Krisent le devolvió el vaso a su hermana y caminó hasta la puerta.

— ¡Espérame!.

Arleth le insistió a Krisent dejarla en la puerta de la preparatoria , y aún que la menor hubiera preferido no  aceptar, al final accedió ante la petición de su hermana mayor. En todo el camino no dijeron ni una palabra de lo que habían hablado recientemente. Al final no tendría caso, ambas pensaban diferentes.

— Hemos llegado — anuncio Arleth.

— Nos vemos — Krisent se colocó sus audífonos sin siquiera esperar a que su hermana se despidiera de ella. Simplemente se bajó del coche y caminó directo a la preparatoria.

Arleth espero a que Krisent entrara a la escuela para finalmente poder irse a sus asuntos.

Cuando Krisent entró, notaba que en las paredes de los corredores, habían carteles con dibujos de hombres lobos, vampiros y zombies. Cada cartel tenía frases como "Que Ethenfield te llene de horror". Ahora comprendía que el terror era algo que a todos les fascinaba en el pueblo. En la ciudad, tenía que esperar hasta octubre para poder festejar al horror. Cosa que sería diferente en aquel pueblo.

Por fijarse en los carteles y las decoraciones de arañas falsas y telarañas gigantes, no sé percató cuando chocó contra una joven de cabello negro con mechones verdes.

— ¡Oh! ¿Te encuentras bien? — La joven de mechones se ocupó de levantar a Krisent del suelo.

— Lo lamento, no era mi intención — se disculpó Krisent, mientras se quitaba los audífonos.

— No te disculpes, estoy bien así que no hay problema. Eres nueva, ¿verdad? — le preguntó la joven una vez le observó bien.

— Si — se limitó a responder.

— Un placer — Extendió su mano a Krisent — Soy Aris Millday — le regaló una suave sonrisa.

Krisent dudo unos segundos hasta que finalmente estrecho su mano a Aris.

— Soy Krisent Brookshire.

— Lindo nombre — halagó Aris — ¿Recién llegas?.

— Si.

— ¿Vienes con tu familia?.

— Hermana.

Aris dejo salir una suave carcajada.

— Eres tímida por lo visto — Dijo y Krisent hizo una ligera mueca — No te preocupes. Todos tienen su propia personalidad.

— Bueno, nos vemos.

El plan de Krisent era escapar de esa conversación. No era buena socializando y tampoco le interesaba hacerlo. Quizo caminar hacia atrás, pero nuevamente había chocado contra alguien. Sintió como unos brazos la sostuvieron de forma firme , y eso hizo que su cuerpo se tensara. Cuando giró su rostro para saber de quién se trataba, sus ojos miel se toparon con unos azules intensos que la miraban de manera fija. Era un joven de tes pálida, se atrevía a pensar que aún más palida que el de ella. El cabello negro y desarreglado del joven tenía unos mechones blancos.

— Yo... perdona — Krisent se maldijo porque su tono de voz no fue firme..

Se quitó de los brazos de aquel joven. El tipo solo se acomodo su chaqueta de cuero negra y siguió su camino. detrás del joven venía otro chico, este le miró de reojo pero siguió al de ojos azules sin mirar atrás.

— ¿Estás bien? — preguntó Aris.

— ¿Quién es él? — Krisent se sintió curiosa.

— Es Luan Dafter. Y te recomiendo que lo ignores.

SECRETOS DE LUNA LLENA Where stories live. Discover now