Madeleine Stark se enamora de la persona equivocada o eso cree ella.
Pietro Maximoff s quedó hechizado con la bruja ¿el problema? es la hija de quién juro matar.
Va a importarles eso a ambos, claro que no. Cuando cupido tira la flecha no hay nada qu...
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1998, New York.
el invierno había llegado a la ciudad y junto eso a Anthony Stark también le llegó algo.
— Tony dejaron algo para ti en la recepción — Dijo Pepper algo preocupada.
— Bueno que lo suban — Respondio el restándole importancia.
— Tony, creo que es un poco más importante que un "que lo suban" — Le respondió ella.
Tony la miro sin entender a qué se refería, la chica le mostró la canasta que le habían dejado. Una canasta en la que había una bebe de unos tres meses aproximadamente.
— ¿Que es esto Pepper? — Pregunto el un poco asustado.
— Por lo que dice la carta es tu hija. — Le respondió la peliroja.
— Es imposible yo no tengo una hija — Se negó rotundamente el.
Pues claro como no lo iba a negar, en el vocabulario de Anthony Stark no existía la palabra "responsabilidad", bueno hasta que está bebe llegó a su vida.
— Viene con una carta — Le dijo Pepper mientras el mostraba el papel.
— Dame eso — Dijo el mientras le arrebataba el papel y lo empezaba a leer.
Anthony:
Se que seguro no crees que sea tu hija, puedas hacerle una prueba de ADN y verás que no miento. De todas formas no te la dejo porque tú seas el padre, no confío en que tú cuides bien de ella, pero no tengo otra opción, no puedo mantener a una niña y menos cuando tengo que pagar mi tratamiento. Lo único que te pido es que la cuides y le des el amor que necesita, es solo una niña Tony, es tu niña.
Ella se llama Madeleine y nació el 16 de noviembre.
Por favor Tony, cuidala, por mi.
atentamente; Sarah Walter.
Una vez que leyó el nombre se dió cuenta de que era verdad, el tenía una hija de la que ahora debía hacerse cargo.
2012, New York
Madeleine se encontraba escondida en la torre Stark con miedo a que el loco que vino con ganas de gobernar la tierra no la encuentre.
La puerta de su cuarto se abrió y unos pasos fuertes se escucharon.
— Estás aquí pequeña mocosa — La voz del asgardiano resonó por el cuarto.
