definitely maybe (ls)

audición de bochornos

A la mañana siguiente, despertar no le hizo ninguna gracia.

El dolor en su cabeza, el feo sabor y boca y las ligeras náuseas no tardaron en hacerse presentes. Reconoció su propia habitación cuando abrió los ojos, agradeció que las persianas estuvieran abajo y las córneas no se le derritieran por la luz solar si es que seguía siendo de día.

En la otra cama divisó a Niall aún acostado mientras tecleaba con rapidez y concentración en el pequeño teclado de su celular. Y no pasó mucho para que se diera cuenta que ya había regresado al mundo de los vivos, otra vez.

¿Qué había pasado de todos modos?

Al menos tenía puesto su pijama.

—Al fin despiertas, bella durmiente ¿o debería decir, bella borracha?

—Buenos días a ti también...

—¿Cómo te sientes?

—Fatal... —se quejó.

—Me lo imagino.

—¿Qué pasó anoche?

—Oh, no lo sé. Tu dime Styles —hizo un intento de burla que le provocó un puchero.

—Si pudiera lo haría.

—¿En serio no lo recuerdas?

—Bueno...en partes.

—Ay, ¿En serio? —dijo burlón mientras dejaba el teléfono de nada, se paraba de la cama y le entregaba una botella de agua.

—¿Quién me trajo a casa?

—Pues yo, ¿Quién más?

—¿En qué momento? —frunció el ceño y ese primer trago de agua se sintió como la gloria en el desierto de su boca.

Había olvidado la última vez desde que se sintió enfermo debido a una resaca.

—Harry, te me pediste como por una hora y después te encontré en el baño vomitado.

—¿Qué?

—Así que como pudimos Michelle y yo te sacamos y te trajimos al dormitorio, ¿Qué mierda pasó?

—Oh...

Fue entonces que los recuerdos aparecieron como una bomba. El calor subió a sus mejillas porque lo último que recordaba antes de haber ido corriendo al baño a devolver el estómago, fue la desastrosa conversación que tuvo con el alfa en la cocina.

Recordó haber tirado su cerveza sobre su amigo, resbalado y luego quemado con su cigarrillo la mano del chico. ¿Por qué?

Seriamente, ¿Por qué?

—¿Ya lo recordaste?

—Si...

—¿Y?

—Prefiero no decirlo —enterró su cara en la almohada como si eso lo salvara de la vergüenza.

Al menos agradeció que nunca supo sus nombres ni ellos el suyo y era poco probable que se los volviera a topar. Si tenía suerte, aquellos siquiera estudiaban en la misma universidad o compartían círculos sociales.

—Harry...

—Es vergonzoso.

—¿Alguien te hizo algo?

—No, nada de eso.

—¿Seguro?

—Segurísimo.

Su voz se escuchó amortiguada por la sábana, pero no duró mucho en su escondite porque Niall le obligó a salir cuando tomó asiento en su cama.