7: Disfrutar, reír y sobrevivir.

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Ahora, con treinta, sí parece que se ve al espejo antes de salir de casa. Los frenos hicieron un gran trabajo, y gracias a que eligió el camino de afeitarse y de cuidar la piel de su rostro, este es mucho más agraciado. También tomó el gusto por los piercings, que le decoran una ceja, la fosa izquierda de la nariz, y que se multiplicaron en ambas orejas sin lucir exagerados. Todo eso, junto a una melena de rulos bien cuidados, me hace pensar que tal vez lo que tenían esas amigas en el pasado era visión.

No, no es un modelo, solo supo sacarle provecho a lo que tenía. Aun así, no ha conseguido interesarse lo suficiente en una mujer como para dejar de trabajar como loco. Le he conocido una que otra novia, y nada más

—¿Te has sentido bien? En el trabajo, digo —pregunta—. Me has dicho que sí, pero ahora que tenemos tiempo quiero saber más.

—Ha sido... —varios momentos se vienen a mi cabeza mientras pienso en mi respuesta y revuelvo la pajilla dentro de mi frapucchino de chocolate—, diría que interesante.

Interesante, curioso, extraño, nuevo, nostálgico, doloroso —por todo lo de Kai, y eso—, ¿qué otros adjetivos deberían incluirse en la lista?

—Según Phillip, has sido de gran ayuda, y yo pienso que es verdad. Ya no tengo que estar pendiente de ellos y me deja mucho tiempo libre —se ríe—. Amo a esos idiotas, pero entre Christopher y Connor haciendo escándalo, y Kai escapándose a robar comida del comedor cada que podía, me estaban colmando la paciencia.

—Tofy y Connor siguen igual, aunque al menos ya no fuera del sótano, les dije que era grosero hacer tanto ruido en un entorno de trabajo y Kai... él sigue escapándose —y honestamente preferiría que dejara de hacer esas tonterías, porque me hace tener que estar vigilando que esté haciendo lo que le corresponde y prefiero no tener que andar detrás de él para sermonearlo.

—¿Tofy? Qué cercanos.

—Cuando fuimos a la playa el martes me dijo que le dijera así.

—Supe de eso. Tú yendo a la playa y yo trabajado con Lucas para hacer canciones para el álbum de Todd, y ninguna le gustó —chasquea la lengua—. Tiene tanto talento como terquedad ese tipo.

—No entiendo cómo es que puede terminar canciones para otros y no para su propio grupo —suspiro—. O sea, sí lo entiendo, ya hablamos de eso, pero sigue siendo algo que me cuesta comprender.

—Cuando algo te importa, no haces lo que sea, haces lo mejor. Eso quiere hacer él —le justifica—. Tiene ese don natural para hacer que las palabras queden bien, pero también es muy inseguro cuando se trata de sus chicos. Quiere que, cuando debuten como grupo, las cosas salgan bien; siento que si el inicio es difícil eso le va a afectar demasiado. Casi ruego que de milagro se hagan virales.

—Pongan a Eric en la miniatura de su primer video y les aseguro que así será —río.

Iván levanta la ceja y niega con la cabeza.

—Me gustaría saber por qué cada vez que te veo a ti en el mismo lugar que a ese niño bonito parece que está tratando de enamorarte —frunce el ceño.

—Solo es un juego, es mucho menor que yo, y solo somos amigos —aseguro.

—Más te vale no andar enamorándote de alguno de ellos.

—Claro que no. Trabajo para ellos, podrían echarme —tomo un sorbo de mi frapucchino, evitando que cualquier rostro de un chico con el que comparto una peculiar tensión se aparezca por mi cabeza.

En mi mente, tomo dicho rostro y lo rompo como papel un par de cientos de veces antes de tirarlo a la basura, aunque de alguna forma siempre termina volviendo.

Esas canciones que nunca te mostréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora