3 junio 2022 (tercera parte)

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Chat con Violeta:
12.51
hola chiara!

ya pensaba que no me ibas a escribir

y  por su puesto que sí, me debes una revancha

tengo todo el día libre hasta que empiece la segunda noche del festi para ti, tú pones la hora y el lugar que allí estaré

hasta luego guapa, prepárate para perder :)

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Hay dos pares de ojos fijos en la pantalla del móvil. Ruslana lo aprieta contra su pecho y suelta un grito agudo que hace enrojecer las mejillas de Chiara. La vergüenza la abraza posesivamente y no puede evitar esconderse tras un cojín para que su amiga no repare demasiado en la curvatura que dibujan las comisuras de sus labios. Bastantes burlas me estoy llevando ya como para darle más motivos.

       -     De nada, Oliver.

       -     ¿Exactamente qué debería estar agradeciéndote?

Ruslana abre los ojos dándole a entender la obviedad de la situación. La pelirroja lleva el último churro que queda en el plato, ya criminalmente frío, a su boca y tras masticar ruidosamente para hacer rabiar a la menorquina, saca la lengua y le pasa un brazo por los hombros, estrechándola. Parece casi más emocionada que la propia Chiara. Casi.

- Yo solo pido que el día de la boda recuerdes que el primer mensaje lo mandé yo.

- Qué obsesión con que me case. Pero supongo que gracias por ser una bocazas.

Ruslana ignora el comentario y se levanta corriendo del sofá al escuchar el tintineo de las llaves en la puerta. Sin esperar a que la persona al otro lado del marco consiga introducirlas en la ranura, la ucraniana agarra el pomo y abre con entusiasmo. Martin va a flipar.

       -   Joder, Rus. Que puto susto, tía.

La pelirroja hace callar a Martin y le agarra de la mano, conduciéndolo sin miramientos hasta el sofá y empujando su cuerpo contra el respaldo. El chico alza las cejas y mira interrogativamente a Chiara. No puedo dejarlas solas.

- Reunión Marruski. Tenemos una emergencia.

Chiara golpea con el cojín que aún sujeta entre sus manos el lateral de la cabeza de Ruslana, que protesta y le revuelve el pelo como respuesta a su ataque, para posteriormente esconderse entre los brazos de Martin, que sigue sin entender nada de la situación.

- ¿Podría alguna explicarme que está pasando?

Es entonces cuando, con la ilusión de una niña que gana una partida de polis y cacos y con el recuerdo ácido de la lima en sus dientes mezclado con el ron pulsando en su estómago, la menorquina deja salir a la luz por segunda vez los minutos compartidos con la granadina, haciéndoles sentir a sus acompañantes que ellos también habían sido partícipes de aquellas risas compartidas.

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Martin observa el techo blanco del piso, resiguiendo con la mirada la finísima grieta que asoma de una esquina, intentando en vano procesar la información que ahora baila en su cabeza. Es que no asimilo.

Es Ruslana quien, tras observar como el silencio empieza a absorber los segundos, rompe el hechizo y habla.

       -   Alucinante, eh.

      -    Sigo en shock. ¿Me estás diciendo que te has reencontrado con la chavala que te dejó suspirando semanas, que había cero posibilidades de que sucediera, que te reconoció y que aún guarda tu sudadera, que te dio su número y ahora habéis quedado para jugar al Uno?

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