Twenty

400 46 50
                                    

Al abrir la puerta, el olor a hogareño tan indescriptible los hizo sonreír. Wonbin estaba algo nervioso, era la primera vez que se sentía con total libertad de abrazar a su novio sin temor a ser visto por tanta gente. La sensación era de adrenalina y ganas de besar a Anton.

—Tus ojos se ven más redondos de lo normal.

—¿En serio? Creo que estoy emocionado —Dio saltos cortos.

Anton soltó una risa suave y fue directo al sofá.

—¿Vemos algo?

—Pon lo que quieras, bebé.

Se sentó a su lado y ni bien lo hizo, sus brazos ya envolvían la cintura del menor, mientras que su nariz se encargó de oler el perfume de su cuello.

—Hyung, tranquilo —Se removió, pero sin incomodarse.

—¿Puedo mantenerme abrazado a ti?

—Sí...

La respuesta fue delicada, como si entendiera que Wonbin estaba buscando su afecto.

El mayor movía la cabeza como si fuera un gato restregándose en su dueño.

—Me das cosquillas.

—¿Me alejo?

—No, me gusta.

Wonbin asintió y afirmó su agarre, queriendo tener así de cerca a Anton por un largo rato.

—¿No pondrás alguna película?

—Cierto —Se rio por haberse distraído.

Pero no se podía culpar, Wonbin estaba siendo más tierno de lo normal.

—Pondré alguna de Marvel.

—Mejor de DC.

—¿Siquiera la verás?

—Si mantengo mis ojos en ti, puede que no.

La risa suave del mayor encantó por completo a Anton y fue lo decisivo para que desista de colocar algún film y se dedique a apreciar a su novio.

Para qué mentir, besarlo era mejor que cualquier otra actividad.

Debido a que Wonbin estaba sentado de una forma más relajada, se creó una diferencia de altura, donde Anton se inclinaba para llegar a sus labios. Cada caricia era música creada, los sonidos únicos del movimiento cuando besas a alguien.

Para volverlo más íntimo, el mayor envolvió el cuello, juntando sus pechos y llevando un ritmo placentero. Sin darse cuenta, su cuerpo se movía conforme sus labios.

Anton no quería quedarse atrás y una mano fue a acariciar la firme cintura, creando círculos irregulares con su pulgar.

—¿Puedo sentarme? —Preguntó en un susurro, con la boca pegada a la contraria.

El menor le respondió acomodándole las piernas en su regazo, había dejado una distancia (por un poco de timidez y caballerosidad), pero Wonbin ignoró ello y cerró todo espacio.

Los ojos de Anton se abrieron por un instante, volviéndolos a cerrar para no arruinar el momento, aunque era algo nuevo. Intentó mantener el beso mientras pensaba en cosas extrañas para mantenerse calmado por allá en el sur. Sin embargo, su cuerpo no obedecía a su cerebro y pasó lo inevitable, empeorando con los movimientos de un coqueto Wonbin.

—Disculpa, yo no- —Su voz era un hilo fino, realmente avergonzado.

Wonbin sabía a lo que se refería, pero no le importaba si Anton se había emocionado de más, en parte fue su culpa.

𝐒𝐢𝐝𝐞 𝐄𝐲𝐞 ⌇· 𝐖𝐨𝐧𝐭𝐨𝐧 ₊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora