Los ojos de Namjoon se agrandaron.

― Por eso te escapaste. Pensaste que te traje aquí para ser mi concubina.

No había duda en la voz de Namjoon. Había descubierto la verdad y lo dijo.

Ahora Jimin apartó la mirada, pero sólo brevemente, antes de volver sus ojos hacia el Alfa.

― ¿Qué se supone que iba a pensar? Viniste a mi casa, me sacaste de mi trabajo, y me diste cinco minutos para empacar mis cosas. Luego me llevaron a tu cuarto.

― ¿Pero realmente pensaste que te iba a convertir en una concubina? ¿Pensabas que te arruinaría de esa forma?

La cara de Jimin ya no estaba caliente llameante. Estaba ardiendo como un infierno, como si su sangre se hubiera convertido en un río de lava debajo de su piel.

― La última vez que te vi fue hace trece años. Mi familia fue expulsada de aquí porque supuestamente te había insultado de alguna manera. No te conozco.

Namjoon se estremeció ante eso, pero no había nada que Jimin pudiera hacer para aliviar el dolor del hombre, porque era cierto.

Sólo decir esas palabras en voz alta dolía. Era una locura, pero le dolía decirlo, a pesar de que fuera verdad.

Jimin no conocía a Namjoon. Este Namjoon era un Alfa fuerte y un líder, no el adolescente que pescaba con Jimin cuando los otros cachorros querían ignorarlo, o se puso de pie por él en el tiempo en que esos mismos cachorros le habían arrojado piedras delante de los adultos, que no hicieron nada.

Namjoon siempre le había parecido tan grande y fuerte, incluso entonces, especialmente cuando puso vendas en las contusiones de Jimin, o le ayudó a sacar la cubierta espinosa de su cola que sus hermanos una vez le habían arrojado al pelaje.

Luego fue el momento en que Namjoon le había salvado la vida.

Jimin había sido tomado, engañado por algunos de los cachorros que ahora eran adultos que caminaban alrededor de esta manada sin ninguna preocupación en el mundo, aunque Jimin no reconocería a la mayoría de ellos aun cuando los viera. Jun y su hermano sin duda habían estado en ese pequeño grupo, sin embargo. Jimin recordó eso.

Le habían pedido jugar, manteniendo su personalidad siempre optimista sobre lo que los dibujos animados habían asegurado le ganaría algunos amigos.

Había estado súper encantado cuando algunos de los chicos en el grupo lo habían acogido en sus filas, y se habían ofrecido a compartir con él un lugar especial donde les gustaba ir a practicar su desplazamiento. Dos de los chicos en el grupo, incluso ya sabían cómo cambiar a la edad de nueve y diez, y se les veía como Alfas miniatura entre los cachorros. Fueron ellos los que le dieron la bienvenida a Jimin en sus filas, pusieron sus brazos sobre los hombros de Jimin y compartieron chistes.

Su escondite secreto era magnífico, y Jimin todavía podía recordar la maravilla que había sentido cuando lo vio. Los cachorros incluso habían construido una casa en un árbol ellos mismos con un columpio que se balanceaba por encima del arroyo.

Jimin había jugado en la casa del árbol y en el columpio, pero fue cuando todos los chicos empezaron a entrar en el agua que se había negado. Él no sabía nadar.

Jimin no recordaba mucho de esos días, teniendo en cuenta que había sido hace mucho tiempo, pero aún recordaba las palabras exactas del pequeño cambiaformas de diez años.

― ¡Ven aquí! ¡El agua está a poca profundidad, alcanzarás aquí de todos modos!

El muchacho había señalado el lugar donde el agua era supuestamente menos profunda, y parecía lo suficientemente seguro, teniendo en cuenta que, cuando el niño estaba de pie, el agua sólo le llegaba a las rodillas.

Defectuoso- MiniMoni Where stories live. Discover now