Capítulo 12

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Fui a ver a Bianca con la no sola intención de darle lo que le compré; un estuche para limpiar pinceles, con el respectivo líquido que elimina toda clase de pintura.

Otra vez está en su habitación, concentrada en su trabajo. Cada vez la veo más delgada, necesita comer y, si no lo hace...

Tomé un poco con el tender y lo acerqué a su cara, a lo que la chica me miró extrañada.

—Come —ordené. A regañadientes, aceptó el bocado, pero prefirió tomar el tenedor y comer por su cuenta.

Fui a sentarme en su cama.

—¿Por qué me trajiste el estuche? ¿Qué quieres? —preguntó convencida de que algo le voy a pedir.

—Ya te dije. Les dije a ti a Enzo.

—¿El festival?

—¡Sí!

—Pero dijiste que lleváramos a esa niña —recordó con desdén.

—Vamos, no puedo llevarla yo sola y te necesito ahí. No puedo ir con ella y Enzo.

—... —revolvió la comida en su plato y se concentró en ello.

—¡Por favor! —grité.

—Cállate —dijo con molestia.

—¿Sí? —me levanté de la cama y me acerqué, a recargarme en su mesa de trabajo, cerca de ella y le di un golpecito con la cadera, en el hombro—. ¿Sí? —insistí.

—... —siguió con la atención en su comida.

—Vamos —le acaricié el cabello e hizo la cabeza a un lado. Me incliné para anivelar mi cara con la suya, entonces me miró por el rabillo del ojo y le sonreí.

—Bien...

—¡Sí! —grité de emoción. Recogí mi cabello detrás de mis orejas—. Ahora me falta convencer a Enzo.

—Si él no va, yo tampoco —advirtió.

—Tú no te preocupes, nada más encárgate de buscar un taxi y te veo antes de la avenida.

Asintió sin ganas y entonces me fui, a buscar a Enzo.

Sabía que su madre estaba en casa, así que por eso me atreví a ir a visitarlo, solo le envíe un mensaje de que iba para allá y me estaba esperando afuera.

—Hola... —lo saludé y no pude evitar que me diera un beso.

—Pasa —dijo y se dispuso a entrar.

—No —lo detuve tomándolo del brazo—. Nada más vine a recordarte lo del festival.

—Ah... —hizo una mueca.

—Dijiste que iríamos.

—Sí, antes de que invitaras a esa niña.

Me fastidia que, tanto Enzo como Bianca, se refieran a Jane como «esa niña». Su nombre es Jane, ya se los dije.

—Por favor —le pedí.

—... —tensó la mandíbula—. ¿Qué me vas a dar a cambio?

—Oh —de mi bolso saqué el llavero que le conseguí, de un anime que una vez me dijo que le gustaba.

Enzo sonrió aceptándolo.

—De acuerdo —suspiró.

Ahora me falta decírselo a la principal invitada.

Los días siguientes, creo que Jane parecía tolerarme cada vez menos. Ya ni siquiera me mira, ni hablar de dirigirse a mí. Así no iba a tener oportunidad de invitarla al festival.

[4.1] CCC_Sui géneris | TERMINADA | ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant