Capítulo 2

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Observé como los finos chorros de agua invadieron las canaletas que albergaban pequeñas semillas de múltiples verduras en el jardín. Sentí mis manos resecas y con los dedos agrietados por manipular la tierra, mis dedos de los pies jugueteaban con el frondoso césped debajo. Sentía como toda la energía negativa que pudiese albergar se drenaba a través de la planta de mis pies como si el suelo hiciera reiki conmigo, aunque la verdad es que hace un largo tiempo no sentía ninguna energía negativa en mi cuerpo o mente, estaba en paz.
A pesar de haber sido un largo día de trabajo en el hospital y se supone que mis pies dolieran horrorosamente por estar horas parada en el quirófano, las medias de compresión habían hecho su trabajo al mantener mis pies acolchonados y cómodos. Y si bien últimamente han habido cambios en mi jornada de trabajo y estudio ya que mi examen final que corrobora que he aprendido todo lo necesario y ganado la experiencia mínima en mi primer año de residencia está a la vuelta de la esquina, no siento nada de estrés. Ésto es justo lo que quería y no puedo quejarme, no me nace. Además, toda mínima preocupación que pudiera surgir es disipada como una nube empujada por un ventarrón cada vez que veo a Harry.
Un golpe volátil contra mi espalda me saca de mi momento de serenidad sin previo aviso. Chillé y por reflejo me di la vuelta, advirtiendo que el impacto había sido un montón de tierra húmeda y el lanzador estrella era ese hombre que prácticamente me doblaba en tamaño y yacía congelado sosteniendo una pesada pala en sus manos. Vi en su rostro una gran sorpresa mezclada con ganas de reír, mi mandíbula cayó con indignación y no dudé en patear un montoncito de tierra hacia él en forma de venganza mientras reía y me quejaba de su audacia.
-¡No, no! ¡Ha sido sin querer, la tierra voló como si fuera una palanca, lo siento! -Harry suplicó piedad mientras sus bermudas impecablemente blancas eran violentadas con la húmeda tierra. Yo hice caso omiso y ésta vez tomé un puñado más y se lo lancé al pecho, teniendo cuidado de no darle en el rostro. Tal vez haya sido infantil de mi parte, pero en mi defensa su palazo de tierra me había cubierto por completo y con solo ensuciar sus pantalones no estábamos a mano.
Él, ante mi clara declaración de guerra me miró impactado y procedió a defenderse sin rechistar mientras yo tomaba la manguera de riego y lo empapaba, armando un montón de lodo sobre su ropa. Lo vi tiritar un poco antes de quitarse la remera sucia y lanzarla a mi cabeza, embadurnando mi rostro y cabello mientras escuchaba una carcajada viniendo se su sitio. Yo me quité la tela cuidadosamente, mi rostro estaba rojo y mi estómago dolía por la risa. Jamás habría pensado que Harry pelearía conmigo usando tierra de cultivo.
-Jamás volveré a darte una mano con tus zanahorias si me tratas así de nuevo.- Bromeé cuando sentí mi derrota, ambos estábamos cubiertos de lodo, sucios y mojados.
-Que fue sin querer.- Harry repitió pasándose la mano por el cabello gris, despeinándose un poco.- No te enojes, cocinaré algo para comer juntos.
Estar con Harry era lo mejor del mundo en ese momento de mi vida. Él siempre fue una persona muy solitaria, al igual que yo en cierto punto. Cuando estás mucho tiempo solo aprendes a conocerte, serte fiel, entretenerte solo, arreglar tus propios problemas y sin querer te vuelves muy autosuficiente hasta el punto en que acostumbrarse a estar acompañado todo el tiempo se vuelve tedioso porque le tomas cariño a tu propia compañía. Pero eso no concordaba con la comodidad que sentía con Harry, era como si estuviera sola pero acompañada, casi como si fuera un amigo imaginario, como si él fuera parte de mí. Y aunque él jamás me lo dijo, yo siento que a él le pasó lo mismo ya que cuando tienes un sentimiento muy fuerte y específico hacia alguien, lo más probable es que sea recíproco. Teníamos silencios cómodos, charlas interminables, actividades compartidas y a la vez en solitario, como cuando yo llegaba agotada del trabajo y él tocaba el piano mientras yo pintaba en la misma habitación para relajarme, eran actividades para hacer en solitario pero en cierto modo eran compartidas de una manera heterogénea, es decir, se notaba la diferencia entre lo que él hacía y lo que yo, pero íbamos de la mano.
Harry era muy gracioso o quizá no. Para mí lo era ya que soy una persona muy risueña y cada cosa que él hacía me generaba un pico de serotonina. O quizá no sea cierto, quizá era el hecho de que él me gustaba mucho y por eso mi risa era fácil.
Mientras me llevé un bocado a la boca, miré hacia su pecera llena de algas de adorno y castillitos miniatura, donde flotaba vivazmente el lindo compañero de casa de Harry y Terry.
-¡No puedo comer comida de mar frente a él, somos unos monstruos! -Exclamé dramáticamente mientras intentaba darle la espalda a Poseidón para que no me viera. Me sentía cruel, como cuando en mi adolescencia rescaté un pichón herido y mi mamá intentó darle pollo para comer, que maldad.
-A Poseidón le da completamente igual tu existencia y lo que comes, no digas tonterías.
-No es por él, mi moral juega en contra, yo soy consciente de que me estoy comiendo un compañero suyo frente a él, sabiendo ésto no puedo continuar. No hay más malo que el malo que sabe que es malo y no deja de ser malo.
Harry empujó su tenedor con un bocado grande de pescado en mi boca, obligandome a callar mientras hacía una mueca de diversión.
-A veces eres como una caricatura- Yo alcé una ceja divertida, animandolo a seguir hablando pero él cambio de tema.- ¿Te gustó el salmón?
Yo asentí y me obligue a masticar más rápido para tragar, tomé un sorbo de agua para asegurarme de tener los dientes limpios y respondí.
-Excelente, estás aprobado por mi fino paladar, aunque yo le habría añadido más limón cuando lo cocinaba en el horno, deberías postularte a Master Chef.
Él bufó mientras rodaba los ojos, era divertido molestarlo con eso ya que él odiaba tener cualquier tipo de relación con los medios a ésta altura. Pero mis halagos no eran bromas, él realmente tenía grandes habilidades con la cocina y su comida era tan deliciosa...
En ese momento escuchamos el sonido de unas llaves destrabando la puerta principal. Mis ojos se abrieron inesperadamente y miré la pantalla de mi teléfono, dándome cuenta de que era la hora de llegada de Terry y que nos olvidamos por completo de chequear el reloj antes. Me apresuré en colgar mi mochila al hombro con Harry siguiéndome cuando me dirigí hacia la puerta de atrás para no cruzarme a la doctora Cheon. Una vez fuera, Harry cerró la puerta detrás suyo y me miró algo apenado desde arriba, cubriéndose de nuevo el torso con su remera sucia. El me despidió con un corto abrazo y una palmada en la espalda que se sintió algo forzada antes de que yo me subiera al auto del chofer apresuradamente. No arrancó el auto de inmediato ya que bajé el vidrio para hablar con Harry antes de irme.
-¿Qué le digo a la doctora Cheon si me pregunta por tí?- Harry me miró perplejo, como recalculando mis palabras.- Llevo más de una semana diciéndole que no me has contado nada interesante, ya me está presionando.
Asintió con la cabeza, comprendiendo a qué me refería. Pues el día en que nos encontramos en el bar de Tain no me guardé nada de lo que su esposa me había pedido, previamente ella le había contado todo a excepción de que quería que yo le de información para poder manipularlo para que no se divorcie.
-Sinceramente no lo se, soy un mal mentiroso. Solo inventa lo que te plazca.
Me encogí de hombros y el imitó mi gesto, elevando las comisuras de sus labios mientras el vehículo arrancó para dejar atrás su casa.
Evité cerrar la ventana del coche, pues el aire fresco que me daba en la cara era un alivio inmenso por la humedad que había esa tarde en la ciudad, sentía que podrían salirme branquias en cualquier momento. Me llevé los dedos a la boca, mordisqueando mis uñas solo un poco ya que no era de las que se cortan las uñas con los dientes pero me gustaba amenazar con hacerlo, se supone que es un comportamiento que hacen las personas nerviosas, pero yo creo que también las pensativas; Harry y yo llevábamos un par de meses viéndonos esporádicamente y con períodos donde pasamos todas las tardes o momentos libres juntos, podíamos vernos tanto en su casa con los empleados como ir a pasear a solas ya que la realidad es que no hubo ningún tipo de interacción romántica entre ambos desde que nos vimos en el bar. No han habido roces de rodillas cuando charlamos sentados, miradas que te incitan a dar un segundo paso, ni siquiera besos. Fue bastante decepcionante ya que de cierto modo esperaba que pase algo más entre los dos cuando él me dijo que nos viéramos un tiempo como había pedido Terry para que mi trabajo no se viera afectado, pero por otro lado me sentí bastante mal por esperar eso de un hombre casado... aunque no, quizá no. Ella es la que me maltrató desde el inicio por su falta de seguridad en su relación ¿o no...? O quizá si debo sentirme mal ya que al afirmar que me siento demasiado atraída por él estoy dándole verdaderas razones para que se sienta insegura... ¡pero ella no lo sabe y yo tampoco lo he demostrado, en todo caso sus celos están en su cabeza! Además es ella quien busca manipular a su esposo, y me escogió a mí para estar con él porque era preferible tener a alguien que le pueda brindar información antes de que él decida estar con alguna mujer cuya especialización no depende de ella y no pueda darle ningún beneficio para arreglar sus problemas matrimoniales.
Fruncí el ceño y apoyé furiosamente mi barbilla en mi mano mientras reflexionaba entre mi moral y la situación en la que me había metido. Quizá yo no estaba tan mal, quiero decir, Harry y yo no hemos hecho ni demostrado nada fuera de lo que es una buena amistad a pesar de que tenemos total consentimiento de su esposa a cambio de mentirle a él e intentar manipularlo; también sé que está enrabiada porque no le gusta la idea de que su marido esté con otra mujer, ella insistió en que no quiere saber ningún detalle de nosotros, no quiere saber ni si quiera en qué momento estamos juntos, es por esa razón que huí de su casa antes de que ella me viera. Es un poco frustrante porque a pesar de que ambos odiamos saber que ella intenta controlarnos, seguimos haciendo lo que ella pide, o al menos lo aparentamos, ¿será que somos nosotros los que la manipulamos?
Saqué mi teléfono del bolso cuando me llegó una notificación, era un mensaje de Harry.
-Creo que empezamos a necesitar otro espacio para estar a solas.
-¿Como dónde?
-Como tu casa, quizás.
Yo tragué saliva y tipeé un par de respuestas que borraba a medida que las iba leyendo, tuve que detenerme y volver a leer su mensaje. No, mi casa es muy solitaria, no hay ningún empleado custodiando ni escuchando, estaríamos muy a solas.
-Yo me siento algo incómoda a solas con un hombre en mi casa.
No entiendo por qué envié eso. Harry es un tipo bastante pudoroso cuando se trata de acalorar una relación, al menos para expresar sus pensamientos de hombre, así era conmigo.
-Lo siento.
Me aclaré la garganta viéndolo en línea y él empezó a tipear de nuevo.
-Podríamos irnos de viaje después de que rindas tu examen.

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⏰ Última actualización: Jan 28 ⏰

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Esposa [Harry Choi] [Español] [The Ssum]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora