JungKook frena sus palabras cuando la puerta de la sala de Médicos es tocada, por otra parte Jin sale del regazo del pelinegro y acomoda su bata. Hoseok le mira y suelta una risita traviesa al notar como sus facciones cambian a unas de seriedad absoluta.

—¿Quién?

Nadie responde, sin embargo la puerta de abre dejando ver como un cuerpo delgado entra a la sala. Los tres Doctores se enderezan al notar como el nuevo enfermero está frente a ellos.

— Yixing, ¿Que necesitas?— Hoseok, quién está encargado de la guardia, le pregunta con media sonrisa.

— Lamento haber interrumpido su descanso, Doctor Jung. Pero necesito de usted y del Doctor Jeon. — El pelinegro musita con total respeto. — Hay dos pacientes con golpes en la zona craneal y uno de ellos sufre arritmia cardíaca.

— Vale Yixing, ¿Vamos, JungKook?— Hoseok se levanta de su asiento y palmea el hombro de su amigo.

JungKook asiente y mira con seriedad a Yixing, quién hace lo mismo con él y no dice nada más.

Zhang Yixing, es un enfermero que comenzó a trabajar hace ocho meses. Es alguien muy simpático y risueño, pero cuando se molesta puede tener una actitud muy dura y eso es algo que JungKook ya comprobó.

¿Cómo? Ambos tuvieron varios roces en el paso de los meses, siempre sucedía cada que compartían guardia.

En realidad, a JungKook no le cayó bien desde el principio y no sabe porque, pero tiene algo que no le llena de confianza y mucho menos lo hace ser alguien totalmente agradable. Oh bueno, quizás sí lo sabía y no lo admitiría.

— Os veo después, muchachos. — Jin les saluda cuando ve como sus dos amigos salen junto a Yixing.

Hoseok le da una rápida mirada y señala como Yixing es el primero en hablarle a JungKook, quién mantiene el silencio y escucha lo que el pelinegro tiene por decirle.

Jin solo niega con media sonrisa. Puesto que todos sabían lo que sucedía entre ambos.

— Ay Jeon JungKook, lo que te espera. — El hombre murmura una vez que se queda solo en la sala.

<...>

Luhan entra a su departamento y suelta un suspiro de cansancio absoluto. Por suerte su turno había acabado y podría dormir todo lo que quisiese.

Vaya guardia.

Sacándose su abrigo, vuelve a colgarse la mochila en su hombro y camina en dirección hasta su habitación que comparte con Bae Min, quién se había mudado con él hace cinco meses.

La convivencia le gustaba y aún más cuando ambos se saben entender a la perfección.

¿Lo tiene estúpido? Muy estúpido.

—¿Bae?— Le llama al no sentirla por ningún lugar del departamento. —¿Bae?

Y nada. Su novia no aparecía y él intenta recordar si ella tomaba su turno ahora o... Joder, ni siquiera recuerda que le haya dicho de ello.

Abultando sus labios, Luhan sigue camino hasta su habitación y cuando ve una silueta tapada con las colchas, no evita en sonreír y caminar con sigilo hasta ella.

Dejando la mochila en el final de la cama, se sienta al lado de dicha silueta y la mueve con lentitud.

— Bae, cariño. Levanta. — Murmura bostezando. — Bae.

Y nada, Bae Min ni siquiera le respondía, solo podía aferrarse cada vez más a las colchas. Él bufa e intenta sacarlas, pero la fuerza de ella aumentaba.

—¡Kim Bae Min!— Chilla formando un pequeño puchero.

—¿Que sucede, Xiao?— La dulce voz de Bae Min le llama detrás suyo.

—¡Estoy tratando de levantarte y...!— Luhan responde dando vuelta su rostro para verle con una taza de café. Pero no se da cuenta de ello hasta que vuelve sus ojos a la cama. —¿Qué?

Bae Min suelta una risita traviesa y se apoya en la puerta para mirarle con una ceja levantada.

Luhan se queda sin aliento y señala las colchas, su novia asiente y el castaño traga con fuerzas al momento de comenzar a destapar a la persona que está debajo de éstas.

Sus ojos se llenan de lágrimas, un suspiro ahogado escapa de sus labios y no puede creerlo.

— Hola Luhan. — Sebin murmura con una sonrisa sincera.

— No me jodas...— El mayor de los Xiao susurra y se abalanza sobre ella para abrazarla. — Dios, no sabes cuánto te extrañe, maldita cosa fea.

Sebin ríe por su apodo y lo abraza igual de fuerte, sus lágrimas salen por si solas y no las puede contener.

Estaba de nuevo con su hermano, con su mayor ejemplo a seguir y a quien más ama en la vida.

—¿Que... Que haces aquí?— Farfulla aún abrazado a Sebin. — Se supone que volverías dentro de seis meses más.

— Volví, Luhan. — Responde a su duda. — Volví y no pienso irme. Estoy aquí de vuelta.

—¿De verdad?— Alejándose un poco de Sebin, le mira con sus ojitos brillosos productos de sus lágrimas. Una de éstas rueda por su mejilla y Senin la limpia al momento de asentir. —¿Nunca más te irás?

— Nunca más, Luhan. — Susurra. Luhan muerde su labio inferior y la abraza aún con más fuerzas.

Solo él sabe cuánto tiempo necesito a su hermana. Si bien podían hablar todos los días por vídeo llamada o mensajes, no le era lo mismo. Necesitaba de sus abrazos y ocurrencias, de sus aventuras juntos, sus tonteras.

Necesitaba a su niña, a Xiao Sebin. La loca demente que siempre le alegró la vida.

—¿Hace cuánto estás aquí?

— Llegué a la madrugada, Bae Min me fue a buscar al Aeropuerto y no la culpes por no haberte dicho nada, pero quería que fuera una sorpresa.

— Gracias preciosa, gracias. — Lejos de ello, Luhan le agradece a Bae quién corre hasta ellos y deja la taza en la mesa de luz para luego tirarse sobre Luhan. —¡Oye!

—¡Mis tetas, coño!— Sebin chilla cuando siente otro peso más sobre su cuerpo.

Luhan y Bae Min ríen por ello y aún así, la chica no baja de arriba de su novio y como puede los abraza a ambos hermanos.

— Bienvenida, Sebin. — Luhan susurra y vuelve a abrazarla también.

Sebin suelta un quejido y ríe ofuscada. Moriría asfixiada. Pero no importa, está con quiénes deseó estar hace tiempo.

Había vuelto. 

Hey, Doctor Jeon! [Finalizada]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora