Lucas sonríe.

–Lindo nombre. Yo también vivo solo con mi madre, mis papás se divorciaron hace poco, y cada uno tomó su rumbo, estoy pensando independizarme, pero siento que necesito más responsabilidad para ello.

Río.
Y obvio que la necesita.

–¿Lo dices por las mil quinientas fiestas que has hecho cuando tus padres viajaban?

Lucas ríe y asiente.

–No puedo hacer eso al vivir solo, bueno, no todo el tiempo.

–¿Cómo tomaste lo del divorcio de tus padres?

–Bueno, pues... fue tranquilo. Vamos, también fue porque ya tengo 24, no sería así si hubiese sido más pequeño. Los dos no tenían una buena relación y lo mejor fue que se dejaran ir, siguen en contacto, pero solo por mí, ya sabes.

Asiento.

–Mis papás también se divorciaron pero cuando tenía 13 años.

Lucas me observa.
Fijamente a los ojos.
Como si tratara de leer mi sentir a través de ellos.

–¿Pero sigues en contacto con tu padre?

–No- respondo. Estoy por seguir contándole más acerca de ello, pero no lo hago ya que viene la mesera con las bebidas.

Nos la deja en la mesa con una sonrisa y le agradecemos después de este acto.

–Nos abandonó- continuó– Luego de que se divorciaran.

Lucas hace una mueca.

–Que horrenda persona- asiento– Lo siento mucho, no merecías eso.

Ladeo la cabeza.
Y yo lo sé.
Es lo que todos dicen.
Hasta a veces lo dice mamá.

Y digo "a veces" porque la mayoría del tiempo ella no está en casa, ni tampoco nos llevamos muy bien.

Ella trata de volver a casarse nuevamente y a veces siento que me deja en un segundo plano.
De igual forma, a estas alturas ya no me importa, tengo otras cosas que hacer que me benefician más que pensar en cómo mejorar mis problemas con mamá.

Sí, sé lo que están pensando.
También sé que está mal.

–No importa- le respondo– Dolió pero ya no más.

Lucas sonríe.

–Eres una chica fuerte.

Sonrío.
Recordando la misma frase, solo que dicha por mis abuelos.

–Gracias Lu.

–Por favor no me digas Lu- me corrige, serio, pero divertido.

Me río al ver su gesto.

–¿Qué?

–Me siento toda una chica.

Carcajeo.

–Tienes masculinidad frágil.

–¡Claro que no! Solo que... no lo sé, nunca me habían llamado así.

–Pues acostúmbrate- sonrío– Porque será tu nuevo apodo.

–¡Me sentiré todo un chico chismoso cuando me lo digas!- exclama– ¡Por favooor, hablemos del cabello del horrible de Vanessa Salt, que se cree influencer!

Dice como si fuese toda una adolescente chismosa.
Carcajeo aún más.

–¿También lo viste? Kali y yo creemos que su pigmentación es rojiza, pero debería teñírselo de nuevo a negro.

–¡Por Dios, sí!- exclama– Además, ahora mira feo a todos los que opinan lo mismo porque creyó que su cabello iba a ser tendencia en la universidad.

–Ayer pasó algo.

Lucas se pone serio.

–¿Qué? ¿Cómo que algo?

Asiento.
Misteriosa.
Recordando el incómodo incidente del maestro Lynch.

–Pues cuéntame.

–Vi al maestro Lynch discutiendo con su novia... o bueno, ex novia.

–¿Al nuevo?- asiento– Llevo una clase con él, los viernes a las 3pm, pero aún no lo conozco... de igual forma todos hablen de él y de que es el maestro más codiciado de este ciclo, ¿cómo así los viste?

–Estaba en mi auto- omito la parte en la que estaba llorando y apunto de tener un ataque de ansiedad por pensar en Ryder– Y de la nada lo veo a él, frente a mi auto con una chica de cabello marrón, discutiendo de una manera muy fuerte.

–¿La gritó?- dijo sorprendido.

Niego de inmediato.

–No, pero se veía cansado, y luego, cuando ella se fue, se veía bastante afectado... fácil duraron un buen tiempo, por lo que decían, al parecer le fue infiel.

Lucas se extraña.

–¿Cómo le pueden ser infiel a un hombre como él?

Carcajeo.

–¡Pienso lo mismo!

–¿Te parece atractivo?

Ladeo la cabeza.
Lucas me mira, obvio.

–Bueno, sí- respondo– Además es muy joven comparando a todos los demás maestros, tiene 30.

–Interesante- susurra– De ahora en adelante, lo reconoceré por ser el maestro peleonero.

Abro los ojos en grande.
Y le tomo una de sus manos.

–Lucas, ni se te ocurra decir algo de esto- le advierto– Me enojaré muy feo contigo de ser así, solo estaba yo viendo todo eso.

–¿El te vió?

Su mirada se dirige hacia nuestras manos pero lo ignoro.

–Sí- trago saliva– Al último.

Aún no se como podré verle la cara mañana en clases. Menos mal, no se dio cuenta que estaba por tomarle una foto.

–¿Te dijo algo?

Hago una mueca.

–Creo que estaba a punto de acercarse a mí, pero luego vino otra maestra, y se lo llevó jalándolo del brazo a la universidad, lejos del parking.

Maestro Lynch | Fanfic.Where stories live. Discover now